España, ¿democracia iliberal?
España mejora en los tres índices mundiales de referencia sobre calidad democrática
Les voy a contar un cuento sobre este periódico, porque nadie es perfecto. EL PAÍS publicó este lunes una columna de su fundador y actual presidente honorario, Juan Luis Cebrián. Se titula: “Un invento español: lo liberal”. En ella explica que en la clase política actual hay “acusada tendencia al extremismo y a la descalificación mutua” y que los políticos, en el Gobierno y en la oposición, son “responsables de la deriva iliberal de nuestro actual sistema”.
Entre febrero y marzo se actualizaron los tres índices de referencia a nivel global sobre calidad democrática. En el de The Economist España pasa de 7,94 a 8,07 sobre 10 y entra en el club de 24 “democracias plenas”. En el índice del V-Dem Institute pasa de 0,78 a 0,79 en una escala de 1 y queda 16 a nivel global. En el de Freedom House consigue un 90 sobre 100 y forma parte del grupo de “democracias libres”.
La tesis de Cebrián se basa en que el sistema político español ha ido derivando en una partitocracia “en el que no se reconoce ninguna baza del adversario político y el culto a la personalidad del que manda o aspira a hacer, al margen de cuáles sean sus cualidades y defectos, acaba por convertir su tarea no en un acto de servicio a los ciudadanos, sino en una descarnada lucha por el poder”.
Cebrián cuenta como una obra colectiva dirigida por el magistrado emérito del Constitucional Manuel Aragón señala las debilidades, errores y miserias que amenazan la estabilidad política en nuestro país, “pero también en otros de Europa”. Los votantes tradicionales de los socialistas les habrían abandonado por sus errores, entre ellos el haber dejado la centralidad política.
La columna asegura que “la desaparición del socialismo en Francia, Italia o Grecia, su desfiguración en Alemania, su debilidad y ausencia en los países nórdicos” […] “son el resultado de errores, corrupciones y rendiciones de políticos de toda condición”.
Siendo cierto que en Francia los socialistas sólo sobreviven aliados con los Insumisos de Mélenchon, en Italia fueron la segunda fuerza el pasado septiembre y en Grecia la tercera fuerza este año doblando sus resultados de 2015. En Noruega (2021) y Dinamarca (2022) fueron la primera fuerza y en ambos países el primer ministro es socialista. En Suecia y en Finlandia también fueron la primera fuerza política y no gobiernan porque la derecha tradicional se alió a la extrema derecha. Extraña ausencia.
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