Reciclar poco y mal

España continúa suspendiendo en las políticas de reciclaje, cruciales para el equilibrio ecológico. Más de la mitad de las basuras urbanas que genera (52% en 2022) todavía van a parar a los vertederos, cuando la media europea es del 23%. Lo más grave es que hace años que estamos estancados y, con los actuales parámetros, es prácticamente imposible alcanzar el objetivo comunitario de que en 2035 solo un 10% de los residuos urbanos acabe en un vertedero. Hace tiempo que esos residuos han dejado de considerarse simplemente basura, sobre todo en sociedades opulentas y consumistas como la española: convenientemente tratados, una parte importante puede reutilizarse como materia prima para la fabricación de nuevos productos. El objetivo de la UE es generalizar un proceso de economía circular que evite la acumulación de desechos en el ambiente y reduzca la extracción de materias naturales para la fabricación de nuevos productos.

La clave del retraso en este capítulo está en las deficiencias que presentan los circuitos de recogida y las infraestructuras necesarias para aumentar la tasa de reciclaje, que es anormalmente baja relación con el potencial económico de España. La producción de desechos municipales alcanza los 22 millones de toneladas anuales y aunque la tasa por habitante (455 kilos anuales) es algo inferior a la media europea (521 kilos), el problema radica en que apenas somos capaces de reutilizar o reciclar el 36,4% de los residuos, cuando la media europea está de nuevo muy lejos, cerca del 50%. No alcanzamos en 2020 el objetivo de reciclar ese mismo porcentaje y Bruselas ya ha advertido de que sin un esfuerzo adicional tampoco alcanzaremos el 55% establecido para 2025.

Además de campañas de educación y concienciación para reducir la cantidad de desechos que producimos, es necesario un esfuerzo político para invertir la inercia hacia peor de los últimos años. En 2008 alcanzamos una tasa de reutilización y reciclaje del 40% y desde entonces se ha mantenido por debajo, hasta alcanzar cuatro puntos porcentuales menos en 2020. Es preciso un cambio de rumbo para aplicar con contundencia las medidas que recoge la ley de residuos aprobada en 2022, que prevé aumentar las tasas impositivas por el uso de vertederos y mejorar la recogida y el reciclaje. Y es ese circuito de recogida separada de papel, metales, plástico y vidrio el que hay que mejorar de forma sustancial (y añadir el de la ropa a partir de 2024).

El único ámbito en que España cumple los objetivos comunitarios es el de reciclaje de envases, pero en este punto las organizaciones ecologistas albergan dudas sobre la veracidad de las cifras que la industria proporciona. Es importante despejarlas y realizar las inversiones necesarias en infraestructuras para cumplir con objetivos que constituyen parte de las exigencias de ciudadanía entre los más jóvenes y ha de serlo también de quienes ya no lo son.