¿Escándalo sexual o judicial?
Cada día comprobamos cómo la agresión sexual se perpetúa, pero acaso urge más analizar cómo se perpetúa la demora inexplicable de una investigación en los tribunales
Creíamos que el escándalo judicial de este país estaba en el CGPJ, bloqueado por las telarañas del combate político en Madrid, y resulta que estaba en un pueblo de Lugo. Dos hombres y una mujer acaban de ser condenados a tres años por abuso sexual a una niña en uno de esos casos que oscurecen cualquier ánimo de convencernos de que estamos en un país civilizado.
La niña fue violada desde los 7 hasta los 13 años por el marido de su propia hermana y por el hermano de este. Solo el embarazo y el parto hicieron saltar las alarmas e iniciarse la investigación. Pero han tenido que pasar ¡siete años! para que llegue una condena. A los seis años que pasó la niña bajo esa pesadilla sexual se le añadieron otros siete de entramado judicial.
Durante unos días, o unas horas, caeremos sobre el pueblo para intentar averiguar qué pudo fallar, cómo nadie se dio cuenta y qué rostros tiene este drama que nos retrotrae a un entorno que no se ha dejado permear por la educación, los valores ni la ley. ¿Pero quién reconstruirá la verdad judicial? ¿Qué cámaras y qué micrófonos buscarán a los jueces, fiscales o funcionarios en general que han tenido entre manos el asunto y que han tardado tantos años?
Fijémonos en este dato: la Fiscalía pedía 11 años al principio, pero ha tenido que conformarse con tres por la propia demora del proceso. La lentitud o la inoperancia han costado aquí su peso en cárcel. En impunidad.
Según el relato que hace El Progreso de Lugo, los tres acusados se sentaron esta semana en el banquillo de la Audiencia Provincial para enfrentarse a 11 años de cárcel cada uno. Y el acuerdo lo dejó en tres años cada uno y una indemnización de 50.000 euros. ¿Por qué? Porque la instrucción en el juzgado de A Fonsagrada ha tardado siete años hasta la apertura de juicio oral. Por el camino, la primera denuncia se archivó en el juzgado, fue recurrida por la Fiscalía hasta que la Audiencia Provincial ordenó reabrir el caso. Y así tres recursos en total. Al final se demoró tanto que entró en escena el atenuante de dilaciones y alguno más.
Conviene saber todo esto para poner en cada cesto la carga que corresponda: cuánto hay de escándalo sexual y cuánto hay de escándalo judicial. Cada día comprobamos cómo la agresión sexual se perpetúa en manadas como la de Castelldefels o escándalos como la detención este viernes de Dani Alves. Acumulamos los casos como manzanas podridas. Pero acaso urge más analizar cómo se perpetúa la demora inexplicable de una investigación judicial. Porque la justicia ha fallado a una niña de 13 años.
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