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tribuna
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Crear un futuro mejor para 8.000 millones de personas

El porvenir de nuestro planeta y de la humanidad se determinará en las ciudades. Ya es hora de que prestemos más atención a la planificación y gestión de nuestras urbes

Población mundial
Damián, nacido este martes en Santo Domingo (República Dominicana) que simbólicamente representa la aportación de su país al registro mundial de 8.000 millones de personas.Orlando Barría (EFE)

La población mundial ha alcanzado los 8.000 millones de habitantes. Es otro hito en el desarrollo humano. Para nosotros, también es el momento de hacer una pausa y replantearnos cómo hacer sostenible nuestro hogar, nuestro planeta. Si no cuidamos el entorno natural y el construido, corremos el riesgo de arruinar nuestro hogar y desplazar a miles de millones de personas.

El mundo tardó 125 años en pasar de 1.000 a 2.000 millones, pero sólo 12 años en pasar de 7.000 a 8.000 millones. Cada vez somos más en el mundo. Tenemos diversidad, infinitas oportunidades y múltiples posibilidades. Sin embargo, nuestros retos y problemas no sólo se multiplican, sino que se intensifican.

Las zonas urbanas absorben casi todo el crecimiento demográfico actual y futuro. Hoy, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y pueblos. En 2050, esta cifra alcanzará el 70%. El futuro de la humanidad es sin duda urbano. Seguiremos urbanizando rápidamente, especialmente en algunos países de Asia y África. Pero nuestro futuro urbano no es uniforme en todas las regiones y plantea diferentes escenarios.

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En los países del norte global, donde la urbanización se está estabilizando y ralentizando, las prioridades clave para el futuro de las ciudades incluyen la gestión de la diversidad cultural, la mejora y modernización de las infraestructuras envejecidas, la resolución del problema de las ciudades en declive y la atención a las necesidades de la población envejecida. Al mismo tiempo, las ciudades y los asentamientos humanos del sur global luchan con diferentes desafíos: aumento de la pobreza, asentamientos informales, altos niveles de desempleo juvenil y falta de servicios básicos.

En la actualidad, 1.000 millones de personas viven en barrios marginales y asentamientos informales. Y esta cifra va en aumento. Su prevalencia es mayor en tres regiones, que albergan alrededor del 85% de los residentes de barrios marginales en todo el mundo: centro y sur de Asia (359 millones), este y sudeste de Asia (306 millones) y África subsahariana (230 millones), según los datos del Informe mundial sobre las ciudades 2022 publicado por ONU-Habitat.

La reciente crisis de la cuádruple c —covid, clima, conflicto y capital— ha creado aún más desafíos y ha ejercido más presión sobre las zonas urbanas tanto en el Norte como en el Sur del mundo. La falta de viviendas asequibles y adecuadas, los desastres naturales causados por las temperaturas extremas, los conflictos en curso y el aumento del coste de la vida afectan a todos. Como reveló el Informe mundial sobre las ciudades 2022 de ONU-Habitat, la pandemia de covid-19 originó casi 163 millones de nuevos pobres en 2021. Los nuevos pobres son aquellos que han caído en la pobreza debido a la pandemia o aquellos que podrían haber salido de la pobreza, pero siguen siendo pobres.

Los datos de ONU-Habitat revelan que, en las próximas cinco décadas, la mayor parte de la expansión y el crecimiento urbano se producirá en los países de bajos ingresos, donde se producirá un crecimiento del 141%. Los países de renta media baja y alta sólo experimentarán un crecimiento del 44% y del 34%, respectivamente.

Los estudios demuestran que normalmente la expansión del suelo urbano se produce a un ritmo ligeramente superior al del crecimiento de la población. Esto significa que la planificación urbana y territorial, la asignación de recursos y las habilidades técnicas a nivel de ciudad son extremadamente importantes para el futuro de nuestras ciudades y de nuestro planeta. Las ciudades pequeñas serán fundamentales para garantizar que avancemos hacia la sostenibilidad.

Las densidades de las ciudades deben planificarse de manera que no ejerzan presión sobre los terrenos abiertos existentes. Las ciudades también deben garantizar la existencia de infraestructuras y servicios básicos adecuados. El crecimiento urbano debe planificarse y no conducir a la superpoblación o a una expansión insostenible. Para ello, las ciudades pequeñas y medianas necesitan recursos y formación para formar especialistas. Por ejemplo, en Asia y África sólo hay un planificador urbano por cada 77.000 y 100.000 personas, respectivamente.

También debemos considerar la adopción de un nuevo contrato social universal que estipule ingresos básicos, cobertura sanitaria y vivienda. La pandemia de la covid-19 nos ha demostrado lo importante que es la vivienda. Una vivienda correcta y adecuada era la mejor vacuna contra el virus. Sin embargo, cuando la gente tuvo que refugiarse en sus espacios, mil millones de personas no pudieron hacerlo simplemente porque no tenían un lugar adecuado al cual llamar hogar. Los programas de vivienda asequible son esenciales para alojar a la creciente población. Al mismo tiempo, la inversión en vivienda puede crear oportunidades económicas y más puestos de trabajo en el sector de la construcción.

Por último, pero no por ello menos importante, tenemos que pensar en una gobernanza eficaz a varios niveles. En la práctica, significa que todos los niveles de gobierno —ciudad, región y país— trabajen juntos y adopten estrategias y políticas de colaboración y asignen recursos suficientes para aplicar estas políticas. Las políticas urbanas nacionales deben conectarse con los planes de acción regionales y locales y traducirse en planes maestros e incluso en mapas de distrito. Y las ciudades y regiones necesitan fondos en sus arcas para aplicar estos planes. A esto nos referimos cuando hablamos de una acción local eficaz y de la localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El futuro de nuestro planeta y de la humanidad se determinará en las ciudades. Ya es hora de que prestemos más atención a la planificación y gestión de nuestras ciudades y asentamientos humanos. Es nuestra oportunidad de crear una mejor calidad de vida para 8.000 millones de personas en todo el mundo.


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