Aulas desiguales
Reducir la brecha en la escuela debida al nivel económico es una obligación y una prioridad política ineludible
El ascensor social que durante décadas supuso la educación se ha averiado en España. Y lo ha hecho cuando tres crisis encadenadas en menos de 15 años han agravado una de las lacras de la sociedad española: la desigualdad. Para combatirla, el sistema educativo es un instrumento indispensable, en la medida en que sirve para formar, impulsar e integrar a los más desfavorecidos. En este momento proliferan los síntomas de que ya no está desempeñando este papel como debería. El último estudio que incide en esta falla, publicado esta semana por EsadeEcPol, muestra que los estudiantes de mayor nivel socioeconómico rinden significativamente mejor en todas las asignaturas y en los tres niveles que han sido analizados (tercero y sexto de primaria, y cuarto de la ESO).
Los datos son inquietantes: la diferencia entre un escolar de clase socioeconómica alta y otro de clase baja —en función del nivel de estudios de los padres— supone para tercero de primaria el equivalente a casi dos años de escolarización. Aunque disminuye con el tiempo para Matemáticas, se mantiene constante en Lengua. Los datos proceden de las pruebas realizadas en los tres niveles citados en la Comunidad de Madrid para el curso 2016-2017. La situación actual puede ser aún más sombría tras la pandemia o en autonomías que tienen peores condiciones económicas.
El estudio recuerda que los jóvenes con familias de menor renta sufren en mayor medida el abandono escolar temprano, uno de los indicadores para medir el grado de fracaso escolar. Pese a la muy notable mejora registrada en este punto en los últimos tiempos (un descenso del 26,3% en 2011 al 13,3% en 2021, la cifra más baja desde que hay registros), España sigue teniendo la segunda tasa más alta de la UE (3,6 puntos por encima del conjunto de los Veintisiete). Y la media estatal oculta enormes diferencias entre comunidades (la ratio andaluza es más de tres veces mayor que la vasca). El informe del Centro de Política Económica de Esade incide en que se ha demostrado que los jóvenes que abandonan los estudios de forma prematura experimentan mayores tasas de paro y están más expuestos a altos niveles de pobreza que sus compañeros con mayor nivel de educación. España es también uno de los países de la UE donde las diferencias en abandono temprano según el origen familiar son mayores.
Buscar una solución a este problema es una necesidad acuciante que no admite demoras. La próxima elaboración de los Presupuestos y la disposición de fondos europeos son palancas que tienen que servir para intentar corregir las disparidades existentes con políticas de equidad, no tratando a todos por igual, sino incidiendo en las necesidades de los más desfavorecidos para reducir esa brecha. La desigualdad educativa se traduce en una falta de horizontes para los jóvenes que es hoy un problema crucial no solo para quienes lo sufren, sino para el conjunto de la sociedad.
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