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Anatomía de Twitter
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Arralde, la ‘troleada’ del verano

Twitter ha demostrado una y otra vez lo fácil que es que nos la cuelen. Vive de las ideas que se retroalimentan, y el bloqueo o el silenciador solo engorda el bucle virtual

Arralde
Una persona lee en su ordenador portátil una noticia falsa.Jesús Hellín (Europa Press)
Rebeca Carranco

Twitter está de humor estos días. Al menos para algunos, felices creadores de bulos al ver el éxito de sus mentiras. El tuit de @DonMitxel_I dice así: “El Ayuntamiento de Arralde (Bildu) nombra hijo predilecto al etarra que disparó a Miguel Ángel Blanco, con la abstención de los 3 concejales del PSOE. El único edil del PP ha abandonado el pleno en señal de protesta. RT para que se conozca esta vergüenza”. Del 8 de agosto, ya suma más de 5.000 retuits, 1.200 tuits citados, casi 8.000 me gusta y un bonito hilo del autor diciéndoles a todos los que le dieron crédito que son tontos. Arralde es un pueblo inventado de una popular serie de la televisión vasca.

La que escribe se enteró del troleo porque empezaron a llegar pantallazos a Whatsapp de insignes usuarios de la red social, algunos periodistas, dándole al RT. Ese es uno de los peligros más perversos de Twitter: se teje una red de confianza (siempre con la ayuda del maldito algoritmo) entre usuarios con un credo parecido al propio y se acaba confiando a pies juntillas en lo que difunden.

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Los que sucumbieron a la trampa tuitera (nada tiene que ver con la inocencia de El Mundo Today) alegan que podría ser perfectamente cierto y que el éxito del tuit no es más que una muestra de ello. Y para coronar la polémica, Pablo Iglesias le dedica una columna a Arralde en CTXT, bastante graciosa a juicio de esta periodista y con unas dosis elevadísimas de mala leche y ajuste de cuentas. Iglesias junta todos los tópicos, prejuicios y maledicencias contra independentistas, podemitas y demás gentota (léase la ironía).

El mismo día, en mi timeline se coló otro tuit viral sin ninguna prueba de que sea cierto, mucho más dirigido a perjudicar a una persona en concreto: el referente de la comunidad islámica en Tarragona, Mohamed Said, que ha iniciado una campaña para evitar su expulsión de España. La Policía considera que está radicalizado, le señala como un “referente del salafismo ortodoxo” en España y asegura que es una amenaza para la seguridad nacional.

El tuit, con mayúsculas y todo, dice así: “#URGENTE VOX PIDE la expulsión INMEDIATA de España al líder salafista en Cataluña Mohamed Said Badaoui por promover el código islamista RADICAL. “TODAS las mujeres occidentales tarde o temprano tendrán que llevar Velo Islámico”. Proviene de la cuenta de un blog, El Puntual 24H. Echen un vistazo a lo que escriben y juzguen ustedes mismos. La cosa es que la frase del velo atribuida a Said no consta en ningún lugar, no hay ninguna referencia en dónde pudo pronunciarla, ni mucho menos una prueba. Pero eso no evitó que corriese como la pólvora, traducida también al catalán. Said asegura que jamás ha dicho “esa locura”.

Twitter ha demostrado una y otra vez lo fácil que es que nos la cuelen. Vive de las ideas que se retroalimentan, y el bloqueo o el silenciador solo engorda el bucle virtual de nuestra propia burbuja, instalados en un mundo que creemos que se ajusta exactamente a lo que pensamos. Luego llegan las elecciones, y chascazo.

Para cualquier periodista, contrastar es la base de su trabajo. A veces es especialmente difícil, pero como un día, a raíz de una polémica denuncia falsa por homofobia, tuiteó el periodista Manuel Ansede: “No había ocho encapuchados, el padre de Nadia no estuvo en Afganistán, Paco Sanz no tenía 2.000 tumores, Inés Madrigal no era un bebé robado, la cuidadora marroquí no había okupado la casa de la abuela... El #YoSíTeCreo hay que dejarlo fuera del periodismo”. Y en ocasiones de Twitter, si no queremos ser cajas de resonancia de informaciones falsas.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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