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Cartas a la Directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Lo raro es vivir

Los lectores opinan sobre la inflación, el oficio de profesor, los cierres de sucursales bancarias, y el acoso callejero que sufren las mujeres a diario

Dos personas pasan por un puesto de pescado en el Mercado Central de Valencia.
Dos personas pasan por un puesto de pescado en el Mercado Central de Valencia.Europa Press

Lo raro es vivir, el título de este libro de Carmen Martín Gaite está de actualidad. Hoy no vivimos, sobrevivimos, subsistimos entre tanta adversidad. Ir al super es salir con menos productos por el mismo gasto. Lo mismo sucede con la gasolina, la luz… todo sube; y no tenemos los ingresos necesarios para cubrir nuestras necesidades, que no han aumentado, sino que las disminuimos por esta brutal carestía del coste de la vida. Si solo sucediese en nuestro país, los expertos económicos dirían que es por desajustes de nuestra economía. Pero cuando la misma situación se produce en el resto de países, es que estamos ante una transformación de la sociedad, que desconocemos adónde nos puede llevar. Ni políticos, ni responsables económicos, tienen las soluciones para sacarnos del abatimiento y desánimo en el que nos encontramos. El tiempo y, posiblemente, algún que otro acontecimiento de impacto mundial, serán los factores que crearán una sociedad muy distinta a la actual. Vivir hoy, es hacerlo como se puede y como nos dejan.

Pedro Marín Usón. Zaragoza

Buenos profesores

Este año, la lectura de mi examen de oposición fue realmente mal. Los nervios: temblé, leí mal. Pese a todo, al final me salió un buen examen. Llevo varios años dando clase y he recibido el amor y el cariño del alumnado. Un buen profesor no es aquel que supera unos exámenes memorísticos y arcaicos, un buen profesor hace que los alumnos lo quieran y, al mismo tiempo, aprende de ellos. Tengo en la mano varias cartas de alumnos y alumnas dándome las gracias por haberles enseñado, por haberles entendido y ayudado. Al leer esas cartas, entre lágrimas, siento que aprobé una oposición imaginaria que realmente me acredita como un buen profesor.

Abel Otero Ordóñez. Santiago de Compostela

No somos tontos

En los últimos días mi banco ha cerrado sin aviso a clientes varias oficinas en el barrio de Chamberí. Ahora hay largas colas en las pocas que han dejado, gente desesperada y aguantando estoicamente las interminables esperas. Los empleados están desbordados y recibiendo el enfado de todos aguantando con paciencia porque su trabajo está en juego. Los directivos responsables de esta nueva estructura de maltrato al consumidor se merecen una llamada de atención. Manejan nuestro dinero, ajenos a todo lo que ocurre en el día a día en sus oficinas y exponen a sus empleados a situaciones caóticas que no se merecen. Me pregunto que podemos hacer para cambiar esto. “No somos tontos” solo los mayores. No somos tontos todos.

Ana Soberón. Madrid

Vergüenza humana

Son las 23 horas, salgo del Metro y me dirijo a casa. Un sonido de zapatos de tacón me precede, mis pasos son más largos y mi distancia con respecto a la mujer que los calza se acorta. Al llegar a su altura advierto que mira de reojo hacia atrás y pienso que desconfía, que tiene miedo porque presume que es un hombre quien camina detrás. Al sobrepasar su figura, me retiro un par de metros hacia la izquierda con el fin de no invadir su espacio vital. Ayer se repetía la misma escena con otra mujer. La actitud de ellas no es gratuita, es por algo y me provoca vergüenza ajena. Estamos en el siglo XXl.

Félix Jiménez Fernández. Madrid


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