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ANATOMÍA DE TWITTER
Columna
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País de puritanos, cotillas y empáticos

El actor Santi Millán sigue siendo tendencia en Twitter por la filtración de un vídeo sexual privado y la respuesta de su esposa a los comentarios

Ferran Bono
Video de Santi Millan
Santi Millan y Rosa Olucha, en una imagen de 2019 en Barcelona.@XaviTorrent (WireImage)

El actor Santi Millán está siendo trending topic (tema de tendencia del momento) en Twitter desde el pasado domingo, muy a su pesar. Entonces se filtró un vídeo privado del también presentador de Got Talent en el que mantenía relaciones sexuales con una mujer que no es su pareja. La grabación íntima corrió como la pólvora en las redes sociales, aunque su difusión y propagación es un delito, como han apuntado el afectado y su esposa. Se han vertido y se vierten miles de comentarios, muchos de ellos rijosos, machistas, puritanos, moralistas, insultantes. Nada nuevo bajo el sol. Pero también hay numerosos mensajes de otra índole: solidarios, reivindicativos, empáticos, reflexivos, que plantean si España es un país de cotillas irredentos que se saltan la ley cuando no le concierne a uno, de hipócritas que se indignan pero reconocen haber visto el vídeo.

El tuit que envió el lunes la actriz Ana Milán, con 750.000 seguidores en Twitter, se viralizó al poco (por cierto, advierte en su cuenta que escribe guion con tilde): “Si sólo nos pusiéramos en su piel un segundo. Si viéramos nuestra intimidad expuesta, comentada, burlada… Luego hablaremos de salud mental y desgracias, de elegancia, y de lo bueno y cruel que es el guión de Intimidad. En fin…”. Intimidad es una serie que se ha estrenado recientemente y aborda cómo las vidas de una política y de una operaria de una fábrica se ven amenazadas cuando se viola su intimidad en las redes sociales. Algunos comentarios trazan un paralelismo entre esta producción española de Netflix con lo que está viviendo el actor catalán, si bien los casos remiten a otros precedentes, también muy reales: la exconcejala Olvido Hormigos y la trabajadora de Iveco que se suicidó en 2019 tras viralizarse un vídeo sexual en su empresa.

El alud de respuestas a Ana Milán aún no ha terminado. Esta es una breve selección: “Transcurrirán mil años y el ser humano, por avanzada que esté la tecnología, seguirá pensando y actuando como en el Medievo, señalando con el dedo y haciendo escarnio público por el placer de aumentar la humillación de otra persona.”; “Sí. Ana, vivimos en un país tan de puritanos que nos creemos con derecho a opinar sobre la vida de los demás, aun cuando la nuestra seguro es peor. En fin!”; “La intimidad desapareció cuando apareció internet; o “Mi madre decía… si tienes algún problema cuéntamelo a mí porque a nadie le duele lo ajeno. Y es triste pero es así… parece que a nadie le duele lo ajeno”.

Casi 2.000 me gustas ha recibido este tuit de Milán, que fue enviado antes de que Rosa Olucha, la esposa de Santi Millán, diese una lección ese mismo lunes desde su Instagram a los que la compadecían como la víctima engañada del vídeo: “Bien. Yo estoy bien. Deberíais preguntaros cómo está él. Él es quien ha sufrido un ataque a su intimidad que, por cierto, es delito” y añadía: “Para los que no lo sepan (y ya lo siento) hay muchos tipos de familia”; “Me da mucha pena ver que a estas alturas el sexo consentido y privado siga causando escándalos. Sí, señores, ¡la gente folla! Dentro y fuera de la pareja. Y me da casi más pereza que cuando se hace público, la mayoría se apiada de las mujeres con el clásico ‘pobrecita que no se enteraba’ o ‘qué imbécil que se lo permitía’. Mierda de sociedad católica y patriarcal”. Este miércoles, el mensaje de esta profesional de la televisión seguía alimentando en Twitter el trending topic de su marido en el que los comentarios descalificativos y despectivos dirigidos hacia ambos palidecen ante los más de 25.000 me gusta que ha recibido el de Rosa Olucha.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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