_
_
_
_
Ofensiva de Rusia en Ucrania
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La batalla decisiva

El choque que se prepara tiene todas las características de un duelo clásico. Y solo tendrá un desenlace claro si una de las dos partes es capaz de arrollar, liquidar o rendir a la otra

Un hombre camina junto a una escuela destruida por los bombardeos en Kramatorsk (Ucrania).
Un hombre camina junto a una escuela destruida por los bombardeos en Kramatorsk (Ucrania).FADEL SENNA (AFP)
Lluís Bassets

No lo fue la primera, la de Kiev, que terminó con la derrota de Putin. Ahora ha empezado la segunda, distinta en todo: geografía, disposición y estado de las fuerzas, profundidad territorial... El objetivo del Kremlin es controlar la cuenca de Donbás —las dos provincias enteras de Donetsk y Lugansk, declaradas independientes de Ucrania pero solo parcialmente en manos de los secesionistas prorusos— y, una vez tomada la ciudad portuaria de Mariupol, conectarla con la Crimea ya anexionada a Rusia en 2014.

La ofensiva fue precedida por intensos bombardeos, que afectan a toda la geografía ucrania, incluyendo la lejana Lviv. Queda claro que la anexión pretendida por Putin no significa desechar la estrategia de liquidación del Estado ucranio independiente. Simplemente, queda pospuesta.

El choque que se prepara tiene todas las características de un duelo clásico, al estilo de las grandes batallas de blindados del siglo XX. Y solo tendrá un desenlace claro si una de las dos partes es capaz de arrollar, liquidar o rendir a la otra, una circunstancia que difícilmente se producirá. Rusia ha reorganizado y acumulado todas sus unidades en el frente de Donbás y podrá recibir tantos suministros e incluso soldados como necesite del territorio ruso adyacente. Ucrania sigue con la ventaja de la defensa, “la forma más fuerte de hacer la guerra”, según el clásico Carl von Claussewitz. “Preservar es más fácil que ganar”, escribió el militar prusiano en Sobre la guerra. “El defensor cosecha donde no ha sembrado”, sentenció.

Ambos ejércitos llegan al enfrentamiento debilitados después de la sangrienta batalla en gran parte urbana alrededor de Kiev. Tendrá un papel determinante el suministro de armamento y munición, sobre todo si el choque deriva hacia una prolongada batalla de desgaste. De ahí la importancia para Ucrania tanto de las sanciones económicas que pueden hacer mella en la industria de guerra rusa como de las armas que pueda recibir de sus aliados. El Kremlin tiene prisa para anotarse esta segunda batalla, a la que se añade la necesidad de exhibirla en el desfile conmemorativo de la victoria sobre Hitler, el próximo 9 de mayo en la Plaza Roja. Pero no esconde su propósito de persistir, incluso si el éxito que busca se le escapa de nuevo, embarrado en una larga guerra de posiciones.

Los preparativos son de una batalla decisiva, pero el resultado puede que no lo sea. Putin siempre tiene a mano una solución, al menos para salvar el desfile: le basta con invertir el significado de las palabras y proclamarse vencedor después de hacer tablas o cosechar otra derrota. Solo será la batalla decisiva si conduce a la negociación y al alto el fuego, pero esto se sabrá cuando se llegue al punto culminante del enfrentamiento entre los dos ejércitos, justo el momento en que el ataque pierde impulso y corresponde buscar la paz. Juzgar y aprovechar este punto para que callen las armas, según el clásico, es lo que define el talento de un comandante.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_