El triple fiasco del ‘conseller’ Giró
En menos de un año, el exjefe de prensa de La Caixa experto en amenazar a periodistas ha cosechado ‘resonantes’ logros
El muy subvencionado club de palmeros nacionalistas aplaudió la designación de Jaume Giró como conseller de Finanzas de la Generalitat de Cataluña, hace ahora casi un año. Con razón, de la contante y sonante. Y es que como responsable de la Fundación La Caixa los había engrasado con el atento mimo de su mano izquierda. Mientras, con la derecha traicionaba a su patrón, Isidre Fainé, quien pugnaba por salvar a su entidad de la quiebra que le habría causado el procés de haber triunfado.
Les mimaba, igual que a Jordi Sànchez, ese antisistema que como líder pospujolista le encaramó a la consejería en acto de gratitud por haber amamantado a la Fundació Bofill, que dirigía y que con eficacia extrema logró degradar hacia la nada. De bien nacidos es ser agradecidos, reza el dicho siciliano.
En un lúcido santiamén, Sánchez se ha fugado del empeño, harto de la pinza neoconvergente entre Waterloo; el has been Jordi Turull, que nunca llegó a serlo, y la presunta corrupta Laura Borràs. Pero los palmeros siguen a lo suyo, no en vano el veleidoso Giró —experto en cambiar de alianzas, como bien conocen Fainé y su hermanastro Antoni Brufau— ejerce ahora de patrón de las subvenciones a la prensa de la Generalitat.
Por eso el registro de los continuados fiascos del oscuro consejero no abundan en la prensa adicta, por supuesto. Ni siquiera en la más afamada como prudente, navegadora entrambasaguas. Y, sin embargo, constituyen recua.
En efecto, en menos de un año, el exjefe de prensa de La Caixa experto en amenazar periodistas ha cosechado resonantes logros. El principal, por su incapacidad de lograr su prioridad, que la CUP aprobase su Presupuesto y se convirtiese así en el de todos los indepes. Tuvo que puentearlo el president, Pere Aragonès, para alcanzar un salvavidas con los comunes de Ada Colau. Claro que los palmeros le aplauden como si él lo hubiese propiciado.
Otro es el fracaso en conseguir del Banco de España ficha bancaria para el Institut Català de Finances, una suerte de ICO, pero habitual de las trapacerías nepotistas pujolistas. Como su intento de forzar que el ICF avalase fianzas a líderes del procés. A lo que se negaron sus directivos honestos, evidenciando la falta de la necesaria independencia (de la de verdad) ante la autoridad bancaria.
Y como Giró no ha logrado que su agenda de oro (¡ay!) fructificase en los avales bancarios privados que prometía (todas las entidades, todas, le plantaron), ahora tiene que garantizar esa deuda su propia consejería. Con el aplauso subvencionado de siempre. Grandioso. Fulgurante.
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