Despertador
Señalar los males del capitalismo es justo y útil; considerarlo como el puro mal resulta imbécil


Cuando me preguntan qué libros cambiaron mi forma de pensar, evito mencionar los grandes clásicos —Spinoza, Schopenhauer, Nietzsche...— sin los cuales no pensaría. Recurro a El conocimiento inútil, de Jean-François Revel, gran intelectual del siglo pasado que me despertó del estupor izquierdista (es más difícil dejar de pensar mal que empezar a pensar). El libro trata de cómo lo que ya podemos saber es bloqueado por lo que queremos opinar (“la ideología es una mezcla de emociones fuertes e ideas simples”). Se publicó en 1988, cuando no existía internet, ni móviles, ni redes sociales. Aparece ahora (en Página Indómita) y sorprende que aún sea tan actual. Sus capítulos sobre la mentira, los periodistas o los profesores valen casi más para hoy que para ayer. Se lo recomiendo a los que fueron educados por la bruja Avería en la execración del capitalismo y la ceguera ante sus alternativas. Señalar los males del capitalismo es justo y útil: considerarlo como el puro mal es imbécil (al respecto también conviene leer el excelente Defensa del capitalismo, de Carlos M. Gorriarán, editorial Espasa). Me gustaría conocer la crítica que haría hoy Revel a la ideología de género, el animalismo, la ecolatría o el desmadre de los trolls en la Red, entre otras sociopatías actuales...
El conocimiento inútil, admirablemente escrito y a ratos dolorosamente divertido, se asombra ante los ciudadanos que en las naciones más ilustradas y benignas las consideran especialmente insufribles, además de culpables del resto de las desdichas humanas. ¿Por qué odian la mayoría de los intelectuales las sociedades liberales en que viven? Porque en estas se les impide apoderarse enteramente de la dirección del prójimo. Si en su día no lo hicieron, lean ahora este libro. Les hará menos bobos: ¡a mí me sirvió!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Más información
Archivado En
Últimas noticias
El Consejo Feminista del PSOE de Madrid propone a Ferraz revisar el anonimato en el protocolo antiacoso
Guardiola evita riesgos en la recta final de la campaña y deja la silla vacía en el debate electoral
Pensar en un PSOE sin Pedro Sánchez
Sarah Mardini, la socorrista juzgada en Grecia por rescatar a refugiadas como ella
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”





























































