Averiada
La democracia no está secuestrada por un error humano, pero corre peligro si miramos el gesto de victoria anticipada, con el puño apretado —cuidadín— de Iván Espinosa de los Monteros
Les ha castigado Dios. Cuando creían que lo tenían todo atado, Dios les castiga. Deben de estar llevando su perversidad hasta el límite porque hasta Dios que los acompañaba en manifestaciones patrióticas e inauguraciones de colegios religiosos, va y los abandona. No solo Dios los abandona porque no saben lo que hacen y, si lo saben, es como para tomar medidas contra cada mentira y tergiversación, es que los ha abandonado hasta la Bruja Avería y su “Viva el mal, viva capital”. Responsables del voto telemático en el Parlamento afirman que no ha habido error informático. No les falla solo Dios y la tecnología: les está fallando hasta la comprensión lectora. Se lee deprisa —o mal— y luego se comprueba cinco veces si se ha votado bien. Ahora, sin Dios, sin apocalipsis informático, sin estrategias de lectocomprensión, se apela a la posibilidad de cambiar el voto no presencial cuando después se va a producir voto presencial, desvirtuando el axioma democrático de que el acto de votación es solo uno: desde casa o desde el escaño. Uno.
La democracia no está secuestrada por un error humano, pero corre peligro si miramos el gesto de victoria anticipada, con el puño apretado —cuidadín— de Iván Espinosa de los Monteros. La democracia se secuestra cuando los desilusionados rostros populares y la piel del oso vendida antes de cazarlo quizá respondan a la legitimación y el conocimiento previo de prácticas transfuguistas, esas pillerías, que se van al garete no por pucherazo, sino porque un señor lee mal. Además, imaginen que se acepta la rectificación del voto de Casero, entonces diputados y diputadas de ERC, Bildu, BNG, PNV, que hayan votado telemáticamente, pueden reparar en su error y pedir también una rectificación. La reforma laboral sería aprobada por una mayoría abrumadora, y la habilidad del cálculo también habría abandonado a la ejecutiva del PP. Aunque eso resulta muchísimo más improbable.
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