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Columna
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Momento Minsky

La coalición de Gobierno parecía atravesar, al menos hasta el viernes pasado, un periodo de gran estabilidad, tanto en la forma de operar como en las prioridades de la agenda

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, el pasado 19 de octubre, en Madrid, (España).
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, el pasado 19 de octubre, en Madrid, (España).Jesus Hellin 2021 (Europa Press)
Mariola Urrea Corres

Hyman Minsky fue un economista de Berkeley cuyos trabajos nunca le otorgaron demasiado reconocimiento en vida, hasta que la crisis económica de 2008 lo sacó de la irrelevancia al confirmar su teoría. El momento Minsky trata precisamente de explicar cómo los sistemas financieros comienzan a deteriorarse en el momento que adquieren mayor estabilidad. La confianza provoca un relajamiento de la valoración de riesgos, lo que produce un sobreendeudamiento que anticipa, aunque no se perciba, un colapso repentino del sistema. El final ya lo conocen. Solo si se cuenta con instrumentos de intervención adecuados se logra amortiguar las consecuencias y devolver la estabilidad al sistema. Pues bien, observando los últimos acontecimientos vividos en el Gobierno de España, ¿podríamos describir lo que está ocurriendo políticamente con esta teoría? Veamos.

La coalición de Gobierno parecía atravesar, al menos hasta el viernes pasado, un momento de gran estabilidad, tanto en la forma de operar de sus integrantes dentro del Gobierno como en las prioridades de la agenda política a desarrollar. De hecho, en lo que se refiere a la estabilidad interna, resulta evidente cómo la experiencia de casi dos años de Gobierno ha ido limando la desconfianza que sus integrantes se profesaban en origen. También la retirada de Pablo Iglesias contribuyó a rebajar la tensión al ser otro el estilo político que utiliza Yolanda Díaz. Y, por lo que se refiere a la agenda política de la coalición, aunque no han faltado roces en múltiples temas, la presentación reciente de los presupuestos hacía pensar que los grandes obstáculos habían sido superados. El viernes, sin embargo, todo cambió de manera radical.

Los hechos que han desatado la última crisis son múltiples y, aunque no están relacionados entre sí, la casualidad ha querido que concurran de manera simultánea. Así, al duro enfrentamiento entre Yolanda Díaz y Nadia Calviño por determinar quién debe liderar y bajo que parámetros el compromiso de ¿derogar/modificar? la reforma laboral, se ha juntado la querella por prevaricación que Unidas Podemos anunció contra la presidenta socialista del Congreso de los Diputados por acatar una sentencia del Tribunal Supremo. Se trata, sin duda, de un acto de hostilidad entre socios que no tiene precedentes, incluso si la querella se formula a título personal por quien ha perdido el acta de diputado.

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En este contexto, Unidas Podemos ha solicitado la convocatoria de la comisión creada en el acuerdo de Gobierno para reconducir los posibles desencuentros de la coalición en un movimiento que subraya la gravedad de la crisis y plantea algunas dudas sobre su desenlace futuro. ¿Podrán las partes encauzar la tensión? Cuando Pablo Iglesias actuaba como vicepresidente casi todas las discrepancias se resolvían a su favor en relación bilateral con Pedro Sánchez. El viernes, el presidente del Gobierno rompió esa dinámica al reforzar con sus palabras la posición política de la vicepresidenta primera y ministra de Economía. ¿Significa todo esto que el Gobierno ha entrado en un momento Minsky? Faltan elementos para confirmarlo, pero si los mecanismos de solución de controversias no funcionan, hay riesgo de que ocurra siquiera por accidente.

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Sobre la firma

Mariola Urrea Corres
Doctora en Derecho, PDD en Economía y Finanzas Sostenibles. Profesora de Derecho Internacional y de la Unión Europea en la Universidad de La Rioja, con experiencia en gestión universitaria. Ha recibido el Premio García Goyena y el Premio Landaburu por trabajos de investigación. Es analista en Hoy por hoy (Cadena SER) y columnista en EL PAÍS.

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