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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Buen escenario económico

Múltiples indicadores dibujan un cuadro prometedor para España

El País
Oficina de empleo en Alcorcón, Madrid.
Oficina de empleo en Alcorcón, Madrid.Angel Navarrete (Bloomberg)
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La economía española creció un 2,8% en el segundo trimestre espoleada por la desescalada

La última semana ha estado plagada de datos económicos. Y todas las señales confirman que la recuperación es cada vez más sólida. Esta crisis, a diferencia de otras recesiones anteriores, la provocó un factor exógeno, la covid-19, y a medida que el proceso de vacunación gana terreno se está produciendo un rápido reflejo en la actividad.

España creció un 2,8% trimestral entre abril y junio de 2021. En comparación con un año antes, la economía se dispara un 19,8%, el mayor avance interanual jamás registrado en España y la primera vez que la evolución del PIB entra en terreno positivo en términos anuales desde el estallido de la pandemia. En un solo año, gracias a la gradual vuelta a la normalidad, ya se han recobrado dos tercios de lo que se había perdido con la pandemia. La previsión es que a finales de 2022 se haya recuperado por completo.

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La mejoría también ha llegado al mercado laboral. En el segundo trimestre del año se crearon 464.900 empleos, según los datos de la encuesta de población activa. Tras un mal inicio de año, la economía nacional ya ha recuperado 9 de cada 10 puestos de trabajo perdidos por el estallido de la pandemia. La tasa de paro bajó al 15,26%, aunque todavía sigue siendo más elevada que en otros países comparables, con un altísimo desempleo entre la población más joven. La principal incógnita por despejar es saber qué pasará con las 450.000 personas que aún están protegidas por los ERTE cuando estos finalicen.

Desde el punto de vista microeconómico también hay buenas noticias. Las compañías españolas cotizadas han dejado atrás los números rojos. Los beneficios empresariales ascendieron a 30.304 millones de euros entre enero y junio frente a las pérdidas agregadas de 14.144 millones en el mismo periodo del año anterior. Las cuentas corporativas han mostrado solidez, ya que el despegue de las ganancias ha venido acompañado de una clara mejoría de las ventas y del resultado de explotación. El negocio doméstico se ha recuperado a buen ritmo, compensando el menor pulso de los mercados exteriores.

Los directivos de las compañías se muestran confiados en que la mejora continúe en los próximos trimestres. El Barómetro de Empresas, que desde 1999 publica este periódico y que es un buen termómetro de lo que piensan los principales empresarios del país, nunca ha reflejado un estado de ánimo tan positivo como en el primer semestre del actual ejercicio. El 82% de los encuestados cree que la economía repuntará aún más en lo que queda de año y que 2022 será incluso mejor. Este escenario lleva al 65% de los participantes en este sondeo a pronosticar una mejora de sus resultados y de su balance a corto y medio plazo.

La llegada de los fondos europeos debería contribuir a dar continuidad a la recuperación. Además, el apoyo monetario parece garantizado, ya que el Banco Central Europeo se ha comprometido, siempre que la inflación no se desboque, a prolongar sus estímulos en forma de tipos de interés ultrabajos y compra de bonos. Estos vientos de cola, unidos a la cada vez más cercana inmunidad de grupo, suponen un respiro, pero no justifican en ningún caso la autocomplacencia. El virus sigue ahí y ha dado pruebas más que sobradas de su capacidad para gripar la economía. Además, España acumula desequilibrios por resolver en forma de una elevada deuda pública, un mercado laboral a diferentes velocidades o un modelo productivo muy escorado hacia los servicios. Vienen tiempos mejores, pero conviene no bajar la guardia. La recuperación es consistente —también porque la caída pandémica fue más acentuada que en países del entorno— pero más que el rebote importa la capacidad de encarrilar el país en una senda de crecimiento sostenible y modernizadora. Ello requiere perseverar en una actitud reformista dialogante.

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