_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Perdido

¿Anda todo el mundo buscando a su padre o es una impresión mía?

Juan José Millás
Personas paseando en el parque de El Retiro en Madrid.
Personas paseando en el parque de El Retiro en Madrid.Victor Sainz

Aquel tipo era, de espaldas, idéntico a mi padre. No podía ser él porque mi padre estaba muerto, pero de todos modos decidí seguirlo. Por fortuna, él no se volvía, pues verle la cara habría roto la sugestión. Caminaba adelantando la cabeza, como si embistiera a la vida, igual que la embestía mi padre. Acabará siendo él, me dije medio en broma, medio en serio. Me sonó el móvil y atendí la llamada sin dejar de perseguir al individuo. Era mi madre. Estuve a punto de decirle que acababa de ver a papá en la calle, pero habría llamado enseguida a mi hermana para informarle de que su hermano estaba loco.

Hablé con ella dos minutos de esto y de lo otro y le juré que iría a comer el domingo. Colgué y seguí andando sin perder de vista al individuo que suplantaba a mi padre y que caminaba ansioso, como si llegara tarde a su cita con la existencia. Mi padre solía contar que había nacido dos semanas después de que mi abuela saliera de cuentas y que le obsesionaba recuperar el tiempo perdido, pobre. Pensé que el mundo estaba lleno de padres y que, si no todos, muchos serían idénticos, al menos por la espalda. Entonces debió de sonarle a él también el teléfono porque lo sacó del bolsillo y se lo aplicó al oído. Me pareció asimismo en el modo de hablar una réplica de papá. La sugestión, pues, crecía de un modo incontrolable. No está muerto, me decía, aunque inmediatamente volvía en mí y sonreía ante aquel extravío pasajero.

Ya en Princesa, a la altura de la Plaza de los Cubos, alguien me tocó el hombro. Al volverme, un joven me dijo: “Perdón, lo había confundido con mi padre”. Giré la cabeza para localizar al mío, pero se había perdido entre la gente. ¿Anda todo el mundo buscando a su padre o es una impresión mía?

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_