_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pegasus, una trama capilar

La libertad individual y el Estado de derecho no resistirían al impacto de este sistema de espionaje que es, por su propia naturaleza, totalitario

Eva Borreguero
Programa Pegasus
Pegasus es el producto estrella de la israelí NSO Group.JOEL SAGET (AFP)
Más información
Una filtración revela el espionaje de Gobiernos a periodistas y opositores con el programa Pegasus

La revolución tecnológica en los sistemas de comunicación parecía augurar un futuro de creciente libertad y posibilidades ilimitadas. Incluso la naturaleza humana se transformaría, de acuerdo con las ensoñaciones del utopista Fourier. La realidad ha sido bien distinta. El avance de la inteligencia artificial, el teléfono móvil y sus aplicaciones se han convertido en un arma de doble filo al desarrollar técnicas que hacen posible un control de alcance ilimitado sobre la vida de las personas. Tiene lugar una extensión digital de nuestras vidas que difumina la frontera entre lo público y lo privado. Ese control puede actuar como instrumento panóptico al servicio de las dictaduras para protegerse de sus ciudadanos, tal que China o, en el caso de las democracias, para protegerlos frente la amenaza del crimen y terrorismo. Ahora, con las revelaciones del Proyecto Pegasus, vemos aparecer una herramienta de espionaje de funcionamiento capilar, no solo contra periodistas, defensores de los derechos humanos y abogados, sino contra los centros de decisión en las democracias.

Según una investigación publicada por Le Monde y The Guardian, el software de espionaje Pegasus, desarrollado por la compañía israelí NSO Group, ha sido utilizado para hackear los teléfonos de críticos y disidentes desde los Gobiernos iliberales de Hungría, India, Ruanda y Azerbaiyán, entre otros. El software, altamente intrusivo, activa furtivamente los micrófonos y cámaras de los móviles. Con él, Marruecos podría acceder a los teléfonos del presidente francés, Macron y gran número de activistas argelinos en África, Estados Unidos y España. La libertad individual y la democracia están en juego.

La información revelada supone una transformación radical del concepto de poder en la comunicación, un vuelco de desenlace desconocido. Hasta ahora, regía un sistema, jerárquico y monolítico, centrado en potencias como Estados Unidos, China o Rusia, las cuales, en virtud de su superioridad económica y tecnológica, controlaban, de arriba abajo, a los actores periféricos (o intentaban controlarse entre sí)

Con la utilización abusiva del programa Pegasus, se añade otro riesgo, la aparición de un Gran Hermano difuso que invierte las relaciones en el orden mundial. Marruecos pasaría a controlar a su principal socio comercial y colaborador en la lucha contra el terrorismo, Francia. Nos encontramos ante un libre mercado de eliminación de la libertad, donde un enjambre de autocracias, con intenciones diversas, adquieren la capacidad de interferir en terceros países. La responsabilidad del Israel de Netanyahu es evidente, ya que es el Estado israelí quien autoriza y avala la exportación a NSO. Dada la eficacia de los servicios de inteligencia israelíes, es inconcebible que no tuviesen conocimiento de su uso. Surge la pregunta ¿con qué finalidad?

De momento, aun en el país más afectado, Francia, se ha limitado a un cambio de tarjetas de móviles en el Gobierno. Las relaciones bilaterales pesan en su respuesta. Lo que está en juego es, no obstante, grave. La libertad individual y el Estado de derecho no resistirían al impacto de este sistema de espionaje, por su propia naturaleza totalitario.

@evabor3

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Eva Borreguero
Es profesora de Ciencia Política en la UCM, especializada en Asia Meridional. Ha sido Fulbright Scholar en la Universidad de Georgetown y Directora de Programas Educativos en Casa Asia (2007-2011). Autora de 'Hindú. Nacionalismo religioso y política en la India contemporánea'. Colabora y escribe artículos de opinión en EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_