Por los jóvenes
Los lectores opinan sobre la juventud actual, la prepotencia, las residencias de mayores y sobre la necesidad de inculcar en los niños los principios de la libertad
Sigo con interés la actualidad de nuestro país y percibo cierta desazón hacia los jóvenes, en especial tras casos como el del brote en Mallorca. Y opino que, si bien hay irresponsabilidad en algunos casos, parte del problema proviene de nosotros, los adultos. Si el virus corre entre los jóvenes, ¿es porque son irresponsables o porque no hemos esperado a vacunarlos para volver a la normalidad? Si los jóvenes no se emancipan hasta la treintena, ¿es porque son vagos o porque no somos capaces de ofrecerles un empleo digno que les permita volar solos? Hay un gran número de interrogantes que deberíamos plantearnos y analizar poniéndonos en la piel de todos nosotros: desde nuestros recién nacidos hasta el mayor de nuestros mayores. Sin perder nunca de vista que una sociedad no puede ser feliz si una de sus partes no lo es.
Miguel Pérez Lasala. Mataró (Barcelona)
Humildad, divino tesoro
Atrapados en un mundo digital, donde la inmediatez y la reacción predominan frente a la pausa y la reflexión, parece que todo el mundo sabe de todo. Sea cual sea el tema del que se trate cada cual es libre de opinar lo que crea conveniente, pero el problema surge cuando las opiniones van cargadas de afirmaciones categóricas, desprecios carentes de argumentos, y sentencias dogmáticas sobre asuntos cuya información es limitada y el conocimiento escaso e incierto. Escuchar o leer algún “no lo sé” o “me he equivocado” se antoja casi un imposible, aunque no se trata solo de palabras. Tal vez se trate más de cambiar una cultura de la soberbia, la altanería y la prepotencia por otra más humana, más discreta y más respetuosa. Aunque, a ciencia cierta, no lo sé.
Ramón Puchades R. de Arellano. Valencia
Las residencias, fuera del negocio
El magnífico trabajo periodístico del reportaje de investigación sobre las residencias de mayores evidencia por enésima vez que hay ámbitos, como el sanitario y el asistencial, que deberían quedar fuera del mercado de negocios. Una lógica implacable y elemental hace que la búsqueda de beneficios empresariales y la calidad de la asistencia a enfermos y ancianos se den de bruces. Esta realidad debería ser asumida por todo el espectro político, y no encubrir con vacuas soflamas y grandilocuentes brindis al sol la carencia de inversión pública. El problema no es de ahora.
Juan Fernández Sánchez. Madrid
Educad en libertad
Esta carta es un homenaje a alguien que está en un hospital con 10 años por intento autolítico por gustarle alguien de su mismo sexo. No lo entendía, pero en una barbacoa, con gente de todo tipo, oí comentarios con los que comprendí todo. Allí escuché a un cura decir: “Esta encontrará un buen hombre”, refiriéndose a una niña de ocho años. Yo dije: “O una buena mujer”. Ya le estaba cortando su decisión a los ocho años, sin que la niña ni opinara. Luego tuve que oír que mi hermano, policía, llevaría fatal que alguno de sus hijos “le saliera gay”. Me dio miedo pensar que esas personas que nos defienden piensan así. Por favor, educad a vuestra gente en libertad.
Ana Belén Huguet Obispo. Madrid
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