_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La apuesta plebiscitaria

La gestión de Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en el modelo alternativo al que han asumido el Gobierno y la mayoría de comunidades autónomas

Josep Ramoneda
Elecciones Madrid
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante un desayuno informativo.Eduardo Parra (Europa Press)
Más información
Ayuso se presenta como víctima del Gobierno

Isabel Díaz Ayuso ha convocado las elecciones como un plebiscito sobre su peculiar manera de manejar la pandemia. Y así será. Su gestión se ha convertido en el modelo alternativo al que han asumido el Gobierno y la mayoría de comunidades autónomas. Estamos en un momento fronterizo: todos sentimos el peso de la pandemia sobre nuestras espaldas condicionando la vida cotidiana, pero al mismo tiempo, y a pesar de las frustraciones generadas por unos gobernantes ansiosos de poder anunciar la buena nueva, las vacunaciones, aunque más lentas de lo deseable, contribuyen a recuperar el ánimo y a liberarse lentamente del fatalismo de hace unos meses.

Ayuso llegó a Madrid por caprichosa decisión de Pablo Casado. Quizás algún día el actual presidente del PP se arrepienta de este arrebato dirigido contra la vieja guardia. Desconocida para la ciudadanía, con su desparpajo como argumento principal, se dispuso a construir el personaje que ahora somete a plebiscito, con un guion en el que no es difícil ver la mano de Miguel Ángel Rodríguez, que ya contribuyó en el pasado a la configuración del liderazgo desacomplejado de José María Aznar. La hoja de ruta ha sido simple: omnipresencia mediática con una sola idea, diferenciarse de todos. Su apuesta es el desmarque permanente. Llevar siempre la contraria: al Gobierno, a la izquierda, pero también a los suyos (que Casado no se meta en sus cosas). La pandemia le dio la gran ocasión: frente al miedo, Madrid y la felicidad. Pero para arropar su singularidad ha apostado desde el primer momento por el carácter diferencial de la Comunidad. Como si no fuera suficiente ser la sede de la capital del Estado, Ayuso, quién sabe si en reacción consciente o inconsciente ante el proceso catalán, ha optado por la insistente construcción de una identidad sobre el desafío a las demás comunidades convertidas en competidoras que hay que dejar atrás.

Y así llega la hora del plebiscito, que convierte inevitablemente el voto de los madrileños en un referéndum a su persona a través de un modelo de gestión a la pandemia que se decantó por primar la economía ante el estado de excepción sanitario. El problema de los plebiscitos es que se juegan a blanco y negro. O Ayuso o la izquierda, dejando en la nada a los partidos minoritarios de la derecha. Vox —que tiene el consuelo de que Ayuso está de su lado— y Ciudadanos están fuera de juego. Y si no logran unos mínimos, el plebiscito puede acabar en fracaso por falta de socios. Pedro Sánchez ha entrado al trapo, “Madrid se merece un gobierno que se tome en serio la emergencia sanitaria”, quizás porque es consciente de que Ciudadanos ha llegado a final de camino. Y quizás también porque sabe que si la apuesta plebiscitaria sale ganadora se puede encontrar pronto a Ayuso cara a cara en unas elecciones generales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_