Las elecciones del 4-M en Madrid baten récord de interés
Un 64% de madrileños dice estar bastante o muy interesados en las autonómicas del 4 de mayo, el porcentaje más elevado desde los ochenta
Las elecciones autonómicas suelen ocupar un escalón inferior en la gran competición política. O al menos así suelen ser vistas por los votantes. Pero los comicios de Madrid el 4 de mayo en los que la presidenta Isabel Díaz Ayuso se juega su continuidad han despertado un interés extraordinario: un 64% de madrileños dice estar bastante o muy interesado, según el macrosondeo preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicado esta semana. Es con diferencia el nivel más alto de seguimiento desde que el CIS preguntó a los madrileños por primera vez en los años ochenta por el seguimiento de las noticias y temas relacionados con unas próximas autonómicas. (Aquí la encuesta completa).
El elevado interés se debe principalmente a la extremada polarización, a que estas elecciones son percibidas en clave nacional y a que no coinciden con otros comicios, según expertos consultados.
La oportunidad de evaluar la gestión de la pandemia de coronavirus tendrá mucho peso según la encuesta del CIS (74,5% dice que influirá en su voto mucho o bastante), pero la alta abstención en las autonómicas catalanas de febrero hace pensar que no es un factor tan decisivo a la hora de motivar a los votantes.
En esta ocasión, la participación en Madrid podría batir el récord de 1995, cuando votó el 70,3% de los censados. El 4-M irían a votar un 75,2% de los encuestados, según el CIS preelectoral de esta semana. Pero hace falta matizar ese dato porque históricamente esa respuesta suele superar a la participación real en los comicios. Algunos encuestados prometen que irán a votar pero luego no cumplen, quizás por cierto sesgo de deseabilidad social, es decir, un deseo de responder el comportamiento más favorable que en este caso es el deber de votar.
Narciso Michavila, encuestador de GAD3, dice que en los trackings de su firma también están detectando un interés altísimo. Normalmente una participación alta suele favorecer a la izquierda, pero él cree que en esta ocasión la favorecida será la presidenta porque los votantes más motivados son los de la derecha. “Yo sostengo que si la participación supera el 74% Ayuso llegará a la mayoría absoluta”, dice Michavila.
Los encuestadores también han notado que el alto interés ha mejorado el conocimiento de los madrileños sobre el proceso electoral. Por ejemplo, el 60% de encuestados por Electomanía dice conocer un tema técnico como el umbral del 5% que necesitan superar los partidos para obtener escaños en la Asamblea. “La gente solía ir a votar a ciegas y este mejor conocimiento influye muchísimo en la decisión de voto porque los votantes van a tener un comportamiento más estratégico”, estima José Salvador, responsable de datos de Electomanía.
La participación será alta a pesar de que existen factores que en principio podrían hacer que muchos opten por abstenerse, como el hecho de que se celebre en un día laborable o el miedo al contagio del virus. Como observa Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III, los motivos que despiertan el ánimo de votar pueden contrarrestar ese efecto detractor. Uno de ellos es la oportunidad de tener una elección autonómica en Madrid por separado, algo que solo ocurrió una vez en octubre de 2003 (meses después del caso de transfuguismo conocido como Tamayazo). Solo Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia suelen celebrar elecciones autonómicas con independencia de las municipales, gracias a que sus Estatutos de Autonomía les facultan para ello.
La ocasión de ir a votar a unas autonómicas sin la concurrencia de otras elecciones, como es lo habitual, evitará la dinámica de contaminación entre arenas electorales. “Cuantos más comicios coinciden en el tiempo más se desdibuja el interés de uno de ellos en favor del considerado como más importante”, señala Simón.
Otro factor que espoleará el voto es la polarización, que a Simón le recuerda al contexto de las presidenciales estadounidenses de 2020: Se celebraron en mitad de la pandemia, era día laborable y los votantes de uno y otro campo estaban extremadamente divididos.
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