Mi casa
No hay proyecto vital, no hay posibilidad de desarrollo personal que no necesite un techo. Digno
Hay una canción de La Polla Records de mitad de los años ochenta titulada Demócrata y cristiano que dice “Hiciste nuestras casas al lado de tus fábricas”. Ni entonces había libertad para elegir donde vivir, ni ahora. Con la diferencia de que ahora, en ausencia de fábricas, muchos residentes de grandes ciudades elegirían sin dudar estar cerca del lugar de trabajo, cerca del colegio de los hijos si los tienen, al lado de los espacios para el ocio y la cultura, todo a una distancia hecha a la medida del ser humano. Una casa concebida para vivir y no solo para el tránsito. La pandemia, que ha actuado como un rotulador fluorescente subrayando nuestras debilidades, ha dejado más que nunca en evidencia las viviendas construidas para ir a cenar y dormir.
No hay proyecto vital, no hay posibilidad de desarrollo personal que no necesite un techo. Digno. Y no es un problema general en un país de propietarios como el nuestro. Es un problema que afecta a las grandes ciudades y a las localidades, de todos los tamaños, donde hay muchas viviendas turísticas. Y es un problema que afecta fundamentalmente a los vulnerables, a los trabajadores temporales y a los jóvenes que además tienen sueldos precarios y quieren independizarse o tener hijos. Muchos heredarán algún día la vivienda que es el único ahorro de su familia, pero no parece razonable que esperen una defunción para empezar a hacer planes como adultos. En definitiva, es un problema que se puede acotar.
El Gobierno de coalición no acaba de ponerse de acuerdo sobre cómo atajar esta realidad. El PSOE presenta una propuesta de desgravaciones fiscales que recuerda a los confinamientos perimetrales por zonas básicas de salud de Madrid. Microcirugía inentendible que deja al inquilino en manos de la buena voluntad del casero. Unidas Podemos ha convertido el tope a los alquileres en el bálsamo de Fierabrás que todo lo cura pese a las dudas sobre su funcionamiento en España de los expertos independientes. Todos coinciden en que hay que construir más vivienda social. Pero ¿y mientras tanto?
Ahora nos cuentan que será difícil que el acuerdo llegue antes de las elecciones madrileñas del 4 de mayo. Ya se sabe, la lógica electoral y todo eso. Vale, los que necesitan una casa que no asfixie su economía y su vida, seguirán esperando.
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