Tragedia y pantomima
Cuando tanto nos jugamos, se agradecería algo más de transparencia y parece que empezamos mal
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha sentenciado que el Real Madrid, el Barcelona, el Athletic de Bilbao y el Osasuna recibieron ayuda estatal ilegal. En 1990 no se reconvirtieron en sociedades anónimas deportivas, sino que se declararon entidades sin ánimo de lucro, lo que les permitió pagar un tipo inferior hasta 2016. Tendrán que devolver varios millones de euros.
En las últimas semanas hemos tenido un debate sobre los impuestos. Se discutía sobre si el patriotismo son los impuestos o si es necesaria una comunidad previa; se hablaba de la irresponsabilidad de los youtubers que se mudan a Andorra. Lo que ocurre a menudo es que la gente no gana lo bastante para pagar menos. Indigna con razón que el rey emérito recurra a amigos para que le hagan un crowdfunding fiscal, pero solo produce resignación melancólica ver cómo el Estado puede alterar las reglas para proteger a los poderosos. Eso es lo que busca el nacionalismo, tanto en el modo anaeróbico como en su versión supuestamente moderada. En el caso de los deportistas, no es que sean los héroes de nuestro tiempo, sino que funciona un Robin Hood al revés: robamos a los pobres para dárselo a los ricos. (Naturalmente, muchos de los pobres aplauden si al menos nos entretienen: ya decía Camus que todo lo que sabía de moral lo aprendió en el fútbol).
Ha sido la Comisión Europea la que exigió corregir una mala práctica, y es otro de los argumentos que nos ayudan a recordar la fortuna que es pertenecer a la UE para proteger el Estado de derecho, la competencia y contener los instintos peronistas. Hemos conocido esta semana las advertencias del Consejo de Estado, retenidas por el Gobierno, sobre el decreto de los fondos europeos: los 140.000 millones para rescatar España que también pueden servir para crear un sistema clientelar y provocar una redistribución de poder hacia los afines. Vivimos una tragedia y estamos rodeados de pantomima: un Gobierno que ha recibido el apoyo de Bildu celebra la derrota del terrorismo con un número a medio camino entre una performance de Marina Abramovic y un sketch de los Monty Python; la ultraderecha denuncia por injurias a una asociación de víctimas del terrorismo. Es difícil competir con el entretenimiento. Pero en esto, donde tanto nos jugamos, se agradecería algo más de transparencia, y parece que empezamos mal. @gascondaniel
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