_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ejemplar

Juan Carlos sólo pudo hacer negocios y cobrar comisiones porque era Rey de España, un Rey en absoluto ejemplar, pero un Rey

Almudena Grandes
Juan Carlos I
El Rey Juan Carlos en una imagen de archivo.Andrea Comas (AP)

Es un adjetivo tan poderoso que conviene pesarlo, medirlo, pensarlo muy bien antes de usarlo. Juan Carlos de Borbón también fue ejemplar, más que nadie, antes incluso que campechano, durante la mayor parte de su reinado. Quienes afirman que en las dos últimas décadas del siglo XX era una persona y en los primeros años del XXI se convirtió en otra distinta, difícilmente convencerán a alguien. Cuando Felipe VI aprovechó el aniversario del 23-F para hacerle un homenaje, por encima de las voces que reclaman la desclasificación de documentos esenciales para que los españoles comprendan perfectamente lo que sucedió entonces, me pareció una jugada arriesgada. Que Juan Carlos apenas esperara tres días para presentar una segunda regularización fiscal al menos dudosa representa, más allá de la certeza del delito y las sombras que arroja sobre la Fiscalía y la Agencia Tributaria, la deslealtad quizás suprema de un hombre que ya fue desleal con el general Franco y con su propio padre. Disociar su conducta de la institución que encarnó también es complicado. Juan Carlos sólo pudo hacer negocios y cobrar comisiones porque era Rey de España, un Rey en absoluto ejemplar, pero un Rey. No parece verosímil que Felipe VI estuviera al tanto de sus intenciones cuando pronunció su discurso, porque ha sido el principal damnificado de esta maniobra. Pero precisamente por eso, no debería conformarse con la preconcebida etiqueta de ejemplaridad que le cuelgan unos y otros, aproximadamente los mismos que adornaron la figura de su padre con tantas virtudes imaginarias. Debería demostrar que es ejemplar publicando el patrimonio de toda su familia y sometiendo sus gastos a la inspección del Tribunal de Cuentas. Eso, como mínimo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_