¿Hacia una nueva conferencia de paz de Madrid?
Se espera que sean países como España los que lleven a cabo las acciones necesarias para remediar lo que se ha consagrado como una de las fallas más aberrantes del sistema internacional: la negación sistemática de la libertad de Palestina
Las relaciones históricas entre España y Palestina van más allá de la coyuntura política. El hecho de que la primera misión diplomática española en Palestina abriese en 1853 y que el Rey de España también lleve el título de “Rey de Jerusalén” son parte de una historia marcada inicialmente por el rol español en el denominado statu quo de los lugares santos, pero que se ha diversificado con el tiempo llegando a jugar un papel determinante, algo reflejado particularmente en la Conferencia de Paz de Madrid, cuya celebración cumplirá 30 años en 2021.
Yo fui parte de la delegación palestina que participó a la Conferencia de Madrid, la que se llevó a cabo en el contexto de la primera Intifada de Palestina por la libertad y contra la ocupación israelí. En realidad fuimos parte de una delegación “palestino-jordana” debido a que Israel puso una serie de precondiciones para sentarse a la mesa, en un contexto de lucha activa del Gobierno israelí contra el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino. Tres décadas después, la posición israelí no ha cambiado mucho. De hecho, el entonces portavoz de la delegación israelí era un joven llamado Benjamín Netanyahu.
Lo que sí ha cambiado es la realidad sobre el terreno. Mientras muchos celebraban el inicio del proceso de paz, Israel empezó a utilizar las negociaciones como una cortina de humo para tapar la rápida expansión de sus colonias ilegales, triplicando el número de colonos en los últimos 30 años. La Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, intentó dar su bendición a lo que denominaron “nuevas realidades” e impulsar la anexión del territorio palestino disfrazándolo de “plan de paz”. Aquello fue rechazado por gran parte de la comunidad internacional y España fue una de las voces más coherentes en cuanto a la necesidad de lograr una paz duradera basada en el derecho internacional.
La visita relámpago de la ministra Arancha González Laya a Israel y Palestina representa una oportunidad para que Madrid empiece a traducir su clara posición en favor de una solución política para Oriente Próximo en medidas concretas que faciliten su realización. Por ejemplo, es importante señalar que la ocupación israelí, incluyendo sus colonias, sigue siendo el principal obstáculo para el ejercicio de los derechos inalienables del pueblo palestino, y por ende para lograr un acuerdo. Por lo tanto España, así como el resto de los países de la UE, debe tomar medidas para que la ocupación no continúe siendo un negocio lucrativo. Eso incluye a empresas y organizaciones españolas involucradas en la ocupación, que contribuyen a perpetuar una situación de violación sistemática de los derechos humanos y nacionales del pueblo palestino.
Es casi imposible para nosotros explicar en virtud de la historia por qué España no ha reconocido al Estado de Palestina. Reconocer a Palestina podría provocar un efecto muy positivo dentro de los países europeos, y permitiría a España tomar el liderazgo. La celebración de los 30 años de la Conferencia de Madrid pone además a España en una posición privilegiada para avanzar hacia el anhelado fin de la ocupación israelí. El contexto internacional también ha cambiado, y es muy probable que la Administración del presidente Joe Biden intente revertir la postura monopolística y contraria a las más básicas normas de convivencia internacional de la Administración Trump. Eso incluye a Oriente Próximo, donde el papel de los países europeos resulta clave para cualquier avance.
¿Presenciaremos una nueva conferencia de Paz de Madrid para promover los objetivos de libertad para Palestina, así como la paz y la seguridad para toda la región? Eso está por ver. Lo cierto es que España tiene el conocimiento, la confianza y la relevancia histórica necesaria para tomar un rol de liderazgo en la búsqueda de la paz.
La base de cualquier acuerdo de paz exitoso no es la tolerancia hacía los crímenes del más poderoso, sino el respeto por los derechos de todos. En un momento donde populismos derechistas intentan socavar el multilateralismo y el concepto mismo de derechos humanos, se espera que sean países como España quienes lleven a cabo las acciones necesarias para remediar lo que se ha consagrado como una de las fallas más aberrantes del sistema internacional: la negación sistemática de la libertad de Palestina.
Dr. Ghassan Khatib fue miembro de la delegación negociadora jordano-palestina en la Conferencia de Paz de Madrid. Posteriormente fue ministro y portavoz del Gobierno palestino. Actualmente da clases de Relaciones Internacionales y Ciencia Política en la Universidad de Bir Zeit, Palestina.
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