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Columna
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¿'Quo vadis', Casado?

Al negarse a renovar la cúpula judicial, como corresponde, el jefe de la oposición logra mantener el tercer poder bajo su control por medios espurios y anticonstitucionales

Enrique Gil Calvo
Pablo Casado entrevistado este lunes en la cadena Cope.
Pablo Casado entrevistado este lunes en la cadena Cope.DAVID MUDARRA (PP) (Europa Press)

¿Qué pasa con los partidos conservadores, que se han convertido en saboteadores? Antes buscaban conservar la estabilidad institucional, hoy se dedican a romper las reglas de juego para obtener ventaja sobre sus rivales. Y lo único que intentan conservar es su poder, violando en letra y espíritu el imperio de la ley. El ultraconservador más rupturista es por supuesto Trump, pero últimamente le han salido demasiados imitadores. Como el secesionismo catalán, tan conservador como infractor de la legalidad. El más reciente ejemplo de sabotaje legal es el del líder tory Boris Johnson, que se dispone a violar el Tratado de Retirada de la UE que firmó con Bruselas. Pero también Pablo Casado se niega a cumplir el precepto constitucional de renovar la cúpula del Poder Judicial, que ya está fuera de mandato.

¿Por qué lo hace? Se diría que para salvar la cara ante la admonición censora de Cayetana Álvarez, pues un líder que se precie no puede tolerar que su portavoz (¡encima, mujer!) le lea la cartilla en público, afeándole haber cedido ante Sánchez. Lo que el acusado niega contra toda evidencia, pues ahora sostiene Casado que él rompió su acuerdo con La Moncloa días antes de que Álvarez de Toledo se lo reprochase, en protesta contra Pablo Iglesias por haber osado cuestionar la monarquía y criticar la parcialidad de la justicia, que se dispone a investigar a Podemos por financiación ilegal (materia delictiva de la que es consumado experto el partido que preside Casado).

Pero no hay por qué creerle. El anuncio de Casado negándose a honrar el preacuerdo alcanzado sólo se produjo tras el portazo de Álvarez de Toledo. De lo que se deduce que la exportavoz venció después de morir al estilo Cid Campeador, ya que logró impedir el acuerdo para renovar el poder judicial tras ser destituida. ¿Se atrevería Cayetana a encabezar la moción de censura que prepara Vox?

Pero hay otra razón más cínica para explicar el bloqueo de Casado. Y es que, al negarse a renovar la cúpula judicial, como corresponde, el jefe de la oposición logra mantener el tercer poder bajo su control por medios espurios y anticonstitucionales. Es decir, conserva su poder violando la letra y el espíritu de la ley, como aplicado aprendiz de Boris Johnson o Trump. ¿Cómo remediar semejante desacato que degrada nuestra democracia todavía más? El presidente Sánchez ha propuesto reunir una mayoría alternativa para aprobar la renovación, hazaña aritmética muy difícil de lograr. Más factible sería aprobar una PNL para reprobar al líder de la oposición, lo que tampoco serviría de mucho. Pero aún queda otra opción, y es la de denunciarle ante los altos tribunales acusado de obstrucción a la justicia y desobediencia a la Constitución. Si se hace con Torra, otro conservador adicto al sabotaje, ¿por qué no intentarlo con Casado? Es posible que la denuncia no prosperase, pero el oprobio público no se lo quitaría nadie.

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