Viri Ríos: “México es un juego de Monopoly disfrazado de capitalismo”
La investigadora y analista explora en ‘No es normal’ las reglas del juego que perpetúan la brecha entre ultrarricos y clases medias y busca alentar un debate sobre un cambio de paradigma
“No es normal”. El enunciado siempre ilustra un conflicto entre la realidad y su potencial. Y para Viri Ríos, investigadora y experta en políticas públicas, es también la premisa necesaria para intentar cambiar las cosas. Un primer paso. Así se titula su libro, No es normal (Random House), un trabajo que bucea en las reglas del juego que en México han perpetuado la brecha entre los ultrarricos y las clases medias, entre una élite empresarial que ha hecho negocios en un mercado sin competencia y unos pequeños empresarios que se desviven por mantenerse a flote. No es normal, para empezar, porque los mexicanos deberían vivir mejor de lo que viven. Y no es normal porque hay muchas condiciones para que eso suceda. Sin embargo, primero hay que “romper el espejismo” que está en el origen de la desigualdad y cambiar el paradigma.
“Hemos normalizado las injusticias y cualquier revolución requiere primero de desnormalizar las injusticias”, razona Ríos. El punto de partida del libro, que combina géneros, del ensayo o el reportaje al análisis de datos, es que “un país como México no debería tener una clase media tan escueta como la que hay”. “Cerca del 12% de la población es clase media. Hay distintas formas de medirlas, pero la que a mí me gusta habla no solamente de cuánto dinero se gana, sino de tu posibilidad de mantenerte en la clase media, incluso si pierdes tu trabajo”, afirma. La autora se refiere en esencia a los pequeños empresarios que afrontan un enorme obstáculo estructural que frena el crecimiento y que, por ejemplo, impide que la clase media pueda abarcar a sectores de la población más amplios, hasta casi el 60%.
“La teoría principal que existe entre los intelectuales mexicanos es que no vivimos bien porque no tenemos un Estado de derecho y porque hay mucha corrupción. Mi libro avanza a una teoría completamente distinta. Incluso si no hubiera corrupción, incluso si la ley se aplicara de manera perfecta y tal cual está en la Constitución el gran problema es que muchas de las leyes, regulaciones, procesos y reglas del juego están hechas para favorecer a los que tienen más en detrimento del resto”, reflexiona Ríos. Existen varias traducciones de estas estridencias. Una es la fiscal, señala. “La clase media paga proporcionalmente más impuestos que los ricos. Pero lo observamos también en materia gubernamental, porque la corrupción se enfoca principalmente en programas sociales, en salud y en educación, no en otro tipo de acciones públicas y lo vemos también en cómo hacemos negocios. Este país es un juego de Monopoly disfrazado de capitalismo. Y tenemos un montón de capitalistas no capitalistas que no saben competir porque nunca lo han hecho”, continúa.
Ríos, columnista de EL PAÍS, creció en un vecindario de clase trabajadora de la Ciudad de México. Estudió con la ayuda de becas, obtuvo una licenciatura en Ciencias Políticas y después un doctorado en Harvard, donde hoy imparte clases durante los veranos. Cuenta que este libro es fruto de 15 años de trabajo y nace precisamente de viajar “de Ecatepec a Polanco, del norte de Mérida, en Paseo Montejo, al sur de Mérida, en Emiliano Zapata”. “Nació de ver cómo viven en San Pedro Garza García y la diferencia de ese norte con el norte de los vecindarios de paracaidistas de Tijuana”, afirma.
La desigualdad que describe la investigadora va más allá de la fotografía de realidades encontradas y ayuda entender las oportunidades que el país está dejando por el camino. “Las desigualdades que observamos en México, si bien existen en otros países de Latinoamérica, no deberían observarse con tantas ventajas comparativas. México es el principal socio comercial de Estados Unidos,. Es la décimo quinta economía más grande del mundo. México tiene un potencial no no explotado. Y la razón es que muy pocos han monopolizado la economía en detrimento del resto”, insiste. La tesis de Ríos no solo supera el diagnóstico de la corrupción, que es uno de los ejes del discurso del presidente, Andrés Manuel López Obrador, sino que defiende una propuesta alternativa para combatir la pobreza.
“Nuestro capitalismo es enormemente inmóvil. Cuando ves el listado de las 500 empresas más importantes del mundo en Fortune, te das cuenta de que no son las que estaban hace 20 años. No estaba Amazon, no estaba Facebook... En México casi el 100% de las empresas que estaban en el ranking hace 20 años están hoy y el 50% de las que estaban en 1975 están hoy. Ese es el gran problema”, lamenta. “Este país debería estar generando muchísimo más crecimiento, muchísimas más empresas. La pobreza no se va a acabar en este país a partir de programas sociales. Se va a acabar con programas sociales, pero también y sobre todo con la generación de más y mejores empresas y más y mejores trabajos”.
Estos argumentos no solo difieren de los que habitualmente defiende el Gobierno -a los que se suman además las críticas del presidente a las clases medias aspiracionales- sino que tampoco se escuchan en la oposición que sentó las bases del modelo vigente. Pero Viri Ríos busca, en definitiva. alentar “una urgente discusión pública sobre cómo cambiar la forma de hacer negocios, trabajar, pagar impuestos, gobernar y convivir en México”. Una petición que interpela a los gobernantes y, al mismo, tiempo a los más ricos, para que acepten un modelo distinto de contribución al bien común.
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