Merz escenifica en Bruselas el cambio de rumbo de Alemania
El futuro canciller alemán aprovecha la cumbre extraordinaria de la UE para reafirmar, entre bastidores, sus futuras políticas a líderes como Von der Leyen, Costa, Kallas o Rutte


Friedrich Merz no es, aún, canciller de Alemania. Pero en Bruselas, el trato que ha recibido en los márgenes de la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebrada este jueves ha dejado claro que no solo se le considera ya casi uno de los suyos, sino que hay prisa en que lo sea de una vez y, sobre todo, que Berlín tenga, de nuevo, una voz fuerte en la Unión. Merz se ha visto estos días con líderes comunitarios como Ursula von der Leyen, António Costa y Kaja Kallas, y con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
Europa está en un momento decisivo de su historia, no solo pasando una página, sino prácticamente abriendo un nuevo libro, con un cambio fundamental en sus principios y valores en materia de defensa, seguridad y alianzas transatlánticas. Berlín es fundamental en esta nueva narrativa y el cristianodemócrata ha dejado ya claro que está dispuesto a escribir un capítulo nuevo de Alemania, rompiendo tabúes tanto geoestratégicos —sobre todo en materia de su histórica alianza con Washington— como económicos, con la promesa de gastar más, mucho más, en defensa. Y una Europa que sabe que ya no puede esperar más y que lucha por no quedarse atrás en las estratégicas negociaciones sobre la guerra de Ucrania, aguarda impaciente el nuevo curso germano.
Aunque el socialdemócrata Olaf Scholz todavía participa como jefe de Gobierno en las cumbres europeas, ha sido Merz el que se ha robado buena parte de la atención, y eso que ni siquiera ha realizado declaraciones a la prensa. Pero el recibimiento que se le ha dado en menos de 24 horas, arropado tanto por los líderes del Partido Popular Europeo (PPE) como por los principales responsables comunitarios, ha sido contundente. Había ganas de que Alemania estuviera de vuelta, comentaba una fuente presente en algunas de las intensas reuniones de Merz en la capital belga, adonde llegó el miércoles. Las constantes tensiones en el seno de la coalición tripartita de Scholz con liberales y verdes que desembocaron en las elecciones anticipadas de hace menos de dos semanas hicieron que Berlín no tomara posición en debates clave europeos y acabaron desembocando en una especie de parálisis de Berlín en los últimos meses. Y Bruselas no se puede permitir un parón en el país más poblado y rico del continente en estos momentos de cambio de época. “Siempre se ha dicho que Alemania tenía que hacer más y hay alegría ante las promesas de que hará más”, comentaba la fuente bajo condición de anonimato.

Desde su victoria el pasado 23 de febrero, Merz no ha dudado en marcar distancias con sus predecesores en la cancillería y con la propia historia contemporánea de Alemania. “Mi prioridad absoluta es reforzar Europa tan rápido como sea posible para que, paso a paso, alcancemos la independencia de Estados Unidos”, dijo nada más confirmarse su victoria. El previsiblemente futuro canciller llegó a Bruselas no solo con palabras y buenas intenciones. En vísperas de su viaje al corazón de Europa, su coalición conservadora, CDU/CSU y los socialdemócratas con los que quiere formar el futuro gobierno adelantaron ya su intención de reformar juntas el denominado freno de la deuda para que los gastos de defensa necesarios que superen una cantidad equivalente al uno por ciento del PIB queden exentos de las restricciones fijadas en la Constitución. También han pactado ya crear un fondo especial de 500.000 millones de euros para inversiones en infraestructuras durante un periodo de diez años.
El alivio por la perspectiva de una próxima reactivación política en Alemania —aunque las negociaciones en sí para formar coalición con los socialdemócratas no hayan empezado aún— es patente en la capital europea. Se lo han dicho abiertamente los líderes conservadores europeos a puerta cerrada en su encuentro matutino, donde Merz fue recibido con fuertes aplausos, y se lo han dado a entender, también, los principales responsables europeos.
Papel crucial
“Alemania tiene un papel crucial en la Unión Europea”, subrayó el presidente del Consejo Europeo, António Costa, que recibió este jueves a Merz a puerta cerrada poco antes del inicio de la cumbre extraordinaria. En un mensaje en las redes sociales, el portugués indicó que mantuvo con el todavía líder de la oposición alemana una “discusión importante sobre los desafíos que afronta Europa”.
“Alemania tiene un papel clave”, coincidió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que también recibió, la noche del jueves, a su compatriota y compañero de partido, a quien volvió a ver horas después en la cumbre del tradicional encuentro del PPE previo a las cumbres, donde Merz habló también con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. “Queremos trabajar juntos por una Europa más fuerte y competitiva, que defienda sus fronteras y sus intereses”, dijo la alemana, quien pese a su histórico distanciamiento con Merz (Von der Leyen fue parte del Gobierno de Angela Merkel criticado duramente por el futuro canciller), celebró tener ahora a su lado a un “europeo convencido”. Por su parte, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, valoró tras su encuentro, también el miércoles, el anuncio de Merz de que aumentará el gasto en defensa de Alemania como una manera de “liderar el camino” que debe seguir toda Europa.
“Todos tenemos que estar a la altura del desafío”, recalcó la estonia. Al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que también lo ha recibido, el encuentro, informal por ahora ya que Merz todavía no es canciller, le supo visiblemente a poco. “Es vital que invirtamos más en defensa, aumentemos la producción de defensa y sigamos apoyando a Ucrania. Su liderazgo será crucial. Espero con ganas recibirle en una visita oficial en el futuro”, le escribió en X el holandés. La esperanza de unos y otros en la capital europea y más allá es que ese futuro no sea demasiado lejano.
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