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Cuando padres e hijos se van juntos de festival: “Es una forma de disfrutar con ellos; en nada, ya no querrán venir con nosotros”

Las grandes citas musicales veraniegas están cada vez más concienciadas con la importancia de encontrar un espacio donde los menores se sientan cómodos y se lo pasen en grande

Festivales con niños
Una de las grandes iniciativas infantiles que se lleva a cabo en el circuito festivalero nacional es Resukids.Resurrection Fest
Katy Lema

“Con estas zapatillas parece que tengo ocho años”, dijo Cayetana, de seis años, nada más entrar en el Mad Cool, que tuvo lugar del 6 al 10 de julio en Madrid. Este 2022, muchos jóvenes están experimentando sus primeras veces en un festival, pero los más pequeños lo hacen con una emoción todavía más especial, la de sentirse como los mayores. Que acudas a tu primera cita musical unos meses después de haber llegado al mundo, o que puedas ver a tu grupo favorito antes de la famosa adolescencia son algunas de las nuevas realidades que se dan en muchos eventos que se celebran estos días en España. En la última edición del festival madrileño, donde se han juntado hasta 70.000 personas en una sola jornada, era fácil encontrarse con una considerable cantidad de niños, sobre todo al acercarse por la de la noria más instagrameable de la capital.

En este macrofestival, si eras menor de edad y no superabas los ocho años podías disfrutar de la experiencia totalmente gratis, pero desde los nueve y hasta los 16 los chicos ya debían comprar su propia entrada. Los niños tenían que acudir acompañados de adultos, salvo si pertenecían al exclusivo club de los de 17, en cuyo caso podían acceder solos. Los más pequeños tenían que registrarse en la entrada y eso fue lo que necesitó Cayetana, de seis, para estrenarse en una cita de estas características y poder disfrutar de sus ídolos, Imagine Dragons, así como de los de sus padres, Metallica.

Algo parecido, pero con un coste superior, vivieron Alejandro, Óscar y Javier, tres hermanos de Alicante de 10, 14 y 15 años, que disfrutaron del evento acompañados por su madre y su abuela. “Es muy grande, nos lo esperábamos más pequeño”, contaban. El mayor no ocultó sus ganas de vivir la experiencia con amigos, y confesó que ya es normal que a su edad los jóvenes vayan a festivales. Alicia, su progenitora, pensó que sería la excepción y se mostró sorprendida con la cantidad de menores que había a su alrededor: “Es una forma de disfrutar con ellos de algo así ahora, después ya no querrán venir con nosotros a festivales”.

Jose y Virginia son los padres de Mario, que a sus 10 años es el heredero universal de la pasión musical que muestra su familia. Junto a ellos estaba viviendo su primera vez en un festival y lo hacía con varios objetivos en su agenda, uno de ellos, ver a The Killers: “Se sabe todas las canciones, viene de casa con la lección aprendida”. Así de contundente se mostró su madre, festivalera habitual, que aprovechó la ocasión para exigir algún descuento en el precio de la entrada —el precio del abono de tres días para el Mad Cool, por ejemplo, es de 185 euros, mientras que una sola jornada te cuesta 75 euros, a lo que hay que añadir el IVA— para los mayores de ocho años y se mostró muy ilusionada por vivir esta experiencia con su hijo: “Queremos que disfrute y que viva la música, porque esto es una forma de vida”.

Nadie duda de que los más pequeños son la cantera que estas citas deben conquistar si quieren mantenerse vivas, unos asistentes más críticos de lo habitual para los que los promotores tendrán que aún más duro si cabe. Así lo demostró Mario, que fue claro sobre la posibilidad de repetir la experiencia: “Cuando acabe la noche ya veré si vuelvo”.

Bebé con cascos en el festival Mad Cool de Madrid.
Bebé con cascos en el festival Mad Cool de Madrid.C. G

Resukids: el festival para los niños

Alba Guijarro, de 38 años y natural de Viveiro (Lugo), es la responsable de una de las grandes iniciativas infantiles que se lleva a cabo en el circuito festivalero nacional: Resukids. A través de su empresa de ocio y tiempo libre, Eureka, y con el escaparate del Resurrection Fest, organiza cada año en su localidad un pequeño universo musical solo apto para menores: “La idea es que los niños vivan el festival a su manera y que las familias puedan compartir este tiempo de ocio con ellos, pero cada uno desde sus necesidades”. El proyecto ofrece muchas opciones a las familias para que los más pequeños disfruten de la experiencia: pueden hacerlo solo una tarde, un día entero o directamente apuntarse al campamento desde el primer al último día del festival.

Guijarro insiste en la importancia de la dinamización: “Por las tardes hacemos actividades dentro del recinto y por las mañana complementamos la oferta con clases de surf, montamos a caballo o hacemos talleres de tatuajes”. Tienen un campamento base ubicado a un kilómetro del Resu pensado 100% para los más pequeños: “Les ponemos pulseras con su número de teléfono, unas gorras para tenerlos controlados y los trasladamos al festival en un tren turístico”. Durante la experiencia son los auténticos reyes del evento: “Son los jefes, vamos montando bulla, gritamos y hacemos el signo de los cuernos con la mano. La gente reacciona muy bien cuando nos ve”.

Ya dentro del recinto y para moverse de forma segura, los monitores escoltan a los más pequeños y su ruta tiene casi más privilegios que la de sus padres: “Vamos a tomarnos algo a la zona VIP, subimos a algún escenario y visitamos el backstage”. Tienen el privilegio de ver el festival como público y también vivir la parte oculta que todos imaginan: “Todos los días alguna banda les deja subir al escenario cuando están tocando y eso les flipa. Bajan en llamas”. Justo antes de regresar en el tren de Resukids al campamento base y en una zona más apartada de la gente, siguen haciendo actividades que van variando según la jornada: desde un taller de chapas a un juego o a una cena viendo un concierto.

Este año se han apuntado hasta 60 menores de todas partes de España cada día, un público que va desde los 3 a los 12 años. Todo a cambio de un precio que va desde los 40 euros por una tarde hasta los 355 euros que cuesta el campamento de cinco días. En este último caso, muchos ya se conocen de otros años y se reencuentran cada verano. Su organizadora asegura que los padres visitan a sus hijos de vez en cuando, o incluso se los llevan a comer: “Son vacaciones y nos adaptamos. Cada uno sigue después con su festival paralelo”. Guijarro admite que muchas familias ya empiezan a demandar un campamento igual pero para adolescentes. Más allá de Resukids, los niños pueden asistir al festival hasta los 12 de forma gratuita y de 13 a 18 años pagando su entrada y con la autorización de un adulto: “Al principio los niños venían porque les gustaba a los padres, ahora ya saben de música y piden ver a bandas concretas”.

Lo mejor para acudir con un niño pequeño a un festival es llevar auriculares, sobre todo si son bebés, porque la música suele estar muy alta. Además, es aconsejable llevar agua, crema solar, gorra, una sudadera —incluso ropa de cambio—, una linterna (por la noche hay poca luz) y comida para no depender de lo que venden en el recinto. ¡Y a disfrutar!

Primavera Sound y su especio Minimúsica

Otro gran festival, el Primavera Sound de Barcelona, demostró un año más que apuesta por la conciliación familiar gracias a Minimúsica, un espacio donde los más pequeños disfrutaron de talleres artísticos, juegos y conciertos en directo dentro del recinto. En este sentido, el evento facilitó que los menores de 14 años pudiesen acceder gratuitamente al recinto acompañados de un adulto con entrada. En su última edición, esta área ubicada en el Parc del Fòrum fue un escenario para que las nuevas generaciones conociesen el festival de cerca. Desde unas clases de batería impartidas por Todd Trainer de Shellac hasta un taller de carteles de conciertos pintados con spray, pasando por actuaciones especiales de Santiago Motorizado, Ferran Palau o Chaqueta de Chándal. La iniciativa contó con actividades para todos los públicos para acercar la música a la infancia y dispuso de todo lo necesario para que a las familias estuviesen cómodas: cambiadores de bebé, protectores auditivos, cojines de lactancia, microondas, tronas y baños adaptados.

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Sobre la firma

Katy Lema
Es editora SEO y profesora de la Escuela de Periodismo de EL PAÍS. En este diario también fue responsable del blog Miss Festivales. Autora del 'Festibook', antes trabajó en medios como La Voz de Galicia, Onda Cero y RNE, y en páginas como Skyscanner o Código Nuevo. Es Licenciada en Periodismo y Magíster en Radio por la UCM.

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