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En primera persona
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Día de la Música: Al Mad Cool en familia, incluida la bebé

Si te gusta la música, no lo dudes. Unos buenos auriculares y el carro son suficientes para que tu peque disfrute de un festival

Carolina García
Bebé con cascos en el festival Mad Cool de Madrid.
Bebé con cascos en el festival Mad Cool de Madrid.

Edad, 11 meses. Festivales, dos. Este es el resumen de eventos musicales masivos a los que ha asistido mi hija Carlota en su corta vida. Cuando me quedé embarazada me entraron los típicos miedos que se les pasa por la cabeza a cualquier madre primeriza: ¿Podré seguir haciendo lo antes? ¿Mi vida cambiará y dará un giro de 180 grados? ¿Volveré a hacer lo que me gusta? Y la respuesta es sencilla: Tu vida cambia, sí, pero no tu esencia.

He de reconocer que muchas veces el cansancio te hace desear quedarte en casa y acostarte a las diez de la noche. Pero hay citas que uno no se puede perder. Y este es el caso del recién acabado y estrenado festival que tuvo lugar el pasado fin de semana en Madrid: El Mad Cool, cita que acogió a más de 100.000 personas en tres días y por cuyos escenarios pasaron más de 60 artistas.

El padre de la criatura, fanático empedernido de la música, y yo, la madre, que cualquier concierto al aire libre me roba el corazón, decidimos que Carlota debía acudir a tan deseada cita. Creo sinceramente que ha habido un cambio de tendencia, por lo menos en mi entorno, en el que ya no somos los padres los que nos adaptamos siempre a los ritmos de los niños, sino al revés. Una tendencia que, obviamente, ha sabido captar y potenciar el mercado.

El primer festival de la niña -tenía poco más de tres meses de vida- fue al DCODE, asentado en la capital, se celebró el pasado mes de septiembre. Si soy sincera, fuimos poco preparados, sin auriculares. Era el primer año que la cita madrileña abría sus puertas en horario matinal. Aunque mi hija era todavía demasiado pequeña para disfrutar de las actividades programadas, muchos padres festivaleros aprovecharon, como nosotros, para iniciar a sus pequeños en este rito. En nuestro caso, nos tuvimos que poner bastante alejados de los escenarios para que el ruido no molestara a la nena, mientras, de fondo, sonaba Wolf Alice, que no hace precisamente canciones de cuna, aunque Carlota no pareció inmutarse.

Acudir con todo listo...

En esta ocasión, queríamos ir preparados. Os cuento lo que hicimos...

En primer lugar, el pequeño debe contar con unos auriculares adecuados. Los nuestros nos los regaló su tía Verónica, que los compró por internet. Muy importante, que estén homologados, y los nuestros lo estaban. Y también son los más roqueros, aunque en amarillo chillón para que el peque no se pierda entre la muchedumbre, y ajustables para que sean lo más cómodos posible. Una forma segura para que cualquier padre, como nosotros, pueda disfrutar de lo que más le gusta, sin destrozar los oídos de su niña. A la peque, le costó adaptarse a los auriculares, pero al rato, ya iba súper contenta con ellos puestos.

El atuendo: si puede ser, a juego con los colores del evento. Nosotros lo hicimos. Le pusimos una camiseta mini, ideadas por unas grandes amigas, con la imagen del festival, algo muy in para que cualquier padre o asistente se acerque a hacer una cucamona a la niña. Estaba encantada.

¿Carro o mochila? Nosotros nos decidimos por las ruedas. La Caja Mágica es un complejo bastante grande, y el recinto, cubierto entero de césped artificial facilitó la caminata.

Durante el evento, nos encontramos con otra pareja que tenía un bebé de 14 meses que dejaron aparcado durmiendo, mientras ellos disfrutaban del concierto. “No tenemos con quién dejarla. Creemos que es muy positivo para nosotros y para ella compartir momentos así. Ahí tienes el chiquipark si quieres echar también a tu hija a dormir”, decía con humor esta pareja. “En Europa están más acostumbrados a que los pequeños vayan a este tipo de eventos, aquí está empezando a suceder poco a poco”, añadieron.

El único problema que nos encontramos fue en los escenarios cerrados. La niña no pudo bajar a la pista para escuchar el concierto de L. A. porque no nos facilitaron el acceso a los ascensores. Aún así, Carlota sentada en la grada sobre las rodillas de su padre, daba palmas y movía los pies. Estaba alucinada y fue un placer verla.

Los beneficios de la música para los bebés.

Una vez protegido nuestro bebé de los decibelios, la música es muy beneficiosa para él. En abril comentaba en un artículo un estudio que aseguraba que la música mejora el desarrollo cerebral de los bebés. Fue elaborado por el Instituto de Aprendizaje y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EE UU) y publicado en National Academy of Sciences. “Exactamente ciertas melodías mejoran el procesamiento cerebral de pequeños de nueve meses, tanto en lo que se refiere a la música como a nuevos sonidos del habla”, según se explicaba. “Nuestro estudio”, continuaban los autores, “sugiere que experimentar patrones rítmicos musicales mejora la habilidad de detectar y predecir patrones rítmicos del habla. Esto significa que escuchar música en edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades cognitivas de los bebés”, aseguró la autora principal, Christina Zhao.

Soy de la firme creencia que la música es un elemento fundamental que ayuda a que los niños empiecen a expresarse de otra manera y sean capaces de integrarse activamente en la sociedad. Lo vi, Carlota no extrañaba, dejó que la cogiera mucha gente y sonreía mucho. Creo que el niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con otros. Por ello, Carlota volverá al DCODE el próximo septiembre. Eso sí, esta vez más preparada.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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