Cosas a tener cuenta para disfrutar del verano con un bebé: recordar que necesita rutinas o planificar el máximo posible
La psicóloga infantil Carmen Romero señala las recomendaciones fundamentales para que toda la familia pueda descansar en verano. Entre los pilares están: saber elegir el destino y no abarcar demasiados planes
Quien tiene hijos pequeños sabe que las vacaciones con ellos no se parecen en nada a las que se disfrutan cuando no hay descendencia. Muchas veces viajar con niños implica renuncias, grandes dosis de paciencia y, fundamentalmente, una buenísima planificación. La psicóloga infantil Carmen Romero (Barcelona, 50 años) señala los aspectos fundamentales para poder tener unas vacaciones lo más tranquilas posible. “Las vacaciones de verano en el momento que somos padres pasan a ser de otro tipo”, afirma. “Debemos tener en cuenta que también se puede disfrutar, pero es importante organizarse y planificar la salida”.
Cualquier momento es bueno para empezar a viajar con un bebé, asegura. “Sin embargo, los dos o tres primeros meses son tiempos de grandes adaptaciones para el bebé y para los padres, por eso es recomendable no hacer planes extremadamente variados que puedan interferir en los hábitos y las rutinas del recién nacido”, matiza la psicóloga.
“Las vacaciones con un bebé pueden limitar algunos planes, pero incluso siendo pequeñitos podemos llegar a disfrutar enormemente del periodo vacacional y conseguir que el verano sea algo maravilloso”. Para ello, Carmen Romero recomienda algunas pautas que harán que la armonía reine en la familia y en el descanso estival:
- Planificar y pensar un destino que sea agradable y beneficioso para todos. Si se aplica el sentido común, reconoceremos destinos que no van a ser los más adecuados, sin embargo, hay que tener paciencia y ver que a medio o largo plazo podremos visitarlos.
- Recordar que el bebé necesita rutinas, horarios y son los padres los que se deben adaptar al bebé y no al revés, con lo cual las vacaciones deben estar siempre enfocadas en función a la edad del niño y no al contrario.
- Aceptar que la vida ha cambiado. Si no se hace esto es fácil que los padres y madres se estresen y se angustien, y eso no conviene ni al bebé ni a ellos. Así que, a la hora de elegir las vacaciones, hay que pensar mucho en la situación familiar. Hay que tener en cuenta el medio de transporte; no es lo mismo viajar en coche que en tren o en avión. Dependiendo de la edad del pequeño habrá que ver cuál de ellos es el que se adapta mejor.
- En cualquiera de los casos es importante siempre llevar recursos para distraer, para calmar y para hacer que el camino no se haga tan pesado. Es buena idea informarse de los juegos y actividades que puedan distraer al niño, o simplemente acceder a cancioneros que hagan el viaje mucho más llevadero. Aprovecha la época de verano para acercarte a playas, piscinas y espacios donde puedas jugar con el agua y tu bebé.
- Si ya se ha empezado con la alimentación complementaria, se deben tener en cuenta algunas cosas para que la hora de comer no se convierta en un drama, como asegurarse de que el sitio elegido tenga acceso a alimentos sencillos y frescos que faciliten la alimentación de tu hijo. En cualquier caso, los tuppers son una buenísima opción cuando hay que salir de vacaciones.
- Otra de las cosas más relevantes a tener en cuenta es la del equipaje. Es cierto que los niños requieren de muchísimas cosas, así que no hay que olvidarse de llevar todos aquellos objetos que les hagan sentirse cómodos y que a los padres también les faciliten la vida (como su peluche favorito). Aunque pueda parecer que se carga con muchas cosas, si te vas a instalar en algún sitio en concreto lo agradecerás. En cualquier caso, hay que priorizar, pensar bien lo que sí va a ser útil y lo que quizá solo lo sea puntualmente.
- Los paseos a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, cuando el sol no es tan intenso, son muy beneficiosos tanto para los niños como para los adultos. Hay que aprovechar también estas fechas para adaptarse a las rutinas de tu pequeño y así recuperar el sueño. La siesta de verano es una maravilla para toda la familia.
La cuestión para disfrutar bien de las vacaciones, resume Carmen Romero, es saber reconocer la situación familiar en la que uno se encuentra y, en función de eso, buscar la mejor opción para que todos puedan descansar y desconectar. Además, la psicóloga recomienda evitar pensar que mientras se tienen hijos se puede llegar a todos los planes porque eso al final acaba agotando y se hace dura la vuelta al trabajo en una situación mucho más precaria que la que se había salido: “Es importante no fantasear con las vacaciones y saber que la vida es día a día. En familia y con niños, si no nos organizamos, puede ser muy cansado, sin embargo, una vez está planificada y decidida nos puede dar una experiencia maravillosa”.
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