La regla de los cuatro juguetes y otras estrategias para elegir regalos de Navidad con los niños
Durante la elaboración de las cartas a Papá Noel o los Reyes Magos es aconsejable que los padres acompañen a sus hijos para elegir el juguete que mejor se adapta a ellos y ayudarles a tomar conciencia de que la lista de peticiones debe ser limitada
¿Quién recibirá este año más cartas con peticiones de regalos, Papá Noel o los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar? Los nervios, en pequeños y no tanto, ya están a flor de piel. Son muchos los niños que, desde que comenzaron a publicitarse juguetes en la televisión, en las marquesinas de las paradas de autobuses o recibieron en el buzón de sus hogares folletos con una gran variedad de propuestas, tienen prácticamente definida la lista de todas esas cosas que desean recibir para una de las dos noches más mágicas del año, si no para las dos. Y, en algunos casos, es interminable…
Los juguetes formarán parte de una carta, extensa o telegráfica, que irá aderezada con todas esas cosas que hicieron bien a lo largo de este año, y que incluirá también alguna que otra travesura. Para dar algunas pistas a los padres y madres de cuáles son las preferencias de los más pequeños de la casa, Deloitte, en su Estudio de Consumo Navideño de 2022, apunta el orden de prioridades: juguetes y aficiones, ropa y calzado, dinero, dispositivos electrónicos (que se incrementan en un punto respecto a 2019) y se incorpora el entretenimiento online.
La carta en blanco se presenta ante los niños como un profundo baúl que solo espera a ser llenado. Sin embargo, ante una situación que puede escaparse de las manos los expertos aconsejan a los padres invertir tiempo y acompañar a sus hijos durante la elaboración de sus mensajes para elegir el juguete que mejor se adapta a ellos y ayudarles a tomar conciencia de que la lista debe ser limitada.
“Los adultos cometemos el error de pensar que cuantos más juguetes regalemos, mejor, porque si cuentan con todo lo que han pedido en su carta serán más felices”, explica Cristina Revilla, de la Comisión de Proyectos de la Asociación Pro-colegio Oficial de Pedagogía y Psicopedagogía de la Comunidad de Madrid (Procolped). Sin embargo, esto solo provoca que los niños tengan un bajo nivel de frustración, prosigue, y que piensen que siempre pueden lograr todos sus objetivos de forma fácil, además de provocar un exceso de juguetes, que dificulta su elección y motivación hacia el propio juego.
Por su parte, Eufrasio Pérez Navío, director del departamento de Pedagogía de la Universidad de Jaén, considera que regalar a los hijos todo lo que piden puede generar, en un futuro no lejano, personas consentidas a las que sus padres les otorgan todo, merecido o sin merecer. Y aconseja sondear a los niños sobre lo que quieren para ayudarles a valorar si pueden esperar a otras navidades, cumpleaños o fechas señaladas próximas.
Una de las estrategias que funcionan es la regla de los cuatro juguetes. Este método consiste en seleccionar solo cuatro regalos, desechando los demás, siempre de mutuo acuerdo y dando protagonismo al niño. “Entre ellos, es recomendable contar con un juguete educativo (por ejemplo, libros); un juguete útil, como una mochila, unas gafas o similar; algo que necesiten (un abrigo, ropa, zapatos...); y un juguete que realmente deseen”, sostiene Revilla. Por otro lado, a la hora de elegir qué juguete seleccionar, afirma que es aconsejable que los progenitores se decanten por juegos educativos que incentiven la imaginación y la creatividad: “Además, en la medida de lo posible, debemos evitar seleccionar juegos que conlleven estar sentados frente a una pantalla, sobre todo antes de los ocho años, dado que este tipo de regalos fomentan el sedentarismo y, en algunos casos, el aislamiento social”.
Rosa Tena Tobajas, neuropsicóloga infantil de la Unidad de Pediatría del Hospital Ruber Internacional, en Madrid, también considera importante que los juguetes se adapten a la edad de quien los va a recibir: “Siempre debemos de tener en cuenta su nivel de desarrollo (en diferentes ámbitos: cognitivo, motor y emocional) y que el niño pueda disfrutar del juguete. Es recomendable encontrar juegos con los que compartir tiempo con nuestros hijos, así fomentaremos el vínculo y su desarrollo emocional”.
Esta supervisión no significa, según Revilla, que los niños no puedan elegir qué pedir: “Ellos son los protagonistas y, por ello, deben tener el papel más importante, pero con la guía de un adulto”. Para esta experta, el adulto debe guiar al niño en la elección de los juegos que crea más apropiados para su edad y su desarrollo, de tal forma que estemos seguros de que luego van a poder utilizarlos en casa: “Es importante que la elección sea consensuada con la familia, dado que de nada sirve regalar un juguete que el niño no va a poder utilizar, bien sea porque no es acorde con su edad o nivel de desarrollo, bien porque no le vayamos a dejar o no pueda utilizarlo. Por ejemplo, regalar un tipi indio infantil si no tenemos espacio para ponerlo”.
¿Y si el niño es contrario a cambiar el juguete escogido por otro? En esta situación, Revilla aconseja hacer entender al menor por qué no lo puede incluir en su carta de regalos navideños: “Pero no se debe quedar en esta simple explicación, sino que debemos dar alternativas de elección, de tal forma que el niño comprenda que no es una decisión tomada de forma arbitraria, sino que tiene una causa, pero que no significa que no se pueda pedir otro juguete parecido, adaptado a sus características”.
Por su parte, Tena Tobajas indica que la búsqueda en familia del juguete más adecuado para los más pequeños puede ser la excusa perfecta para incrementar su concienciación social: “La plasticidad cerebral en la infancia hace que educar y enseñar a los niños desde bien pequeños sea mucho más importante, porque definirá su desarrollo y conducta posterior”. Por lo que para esta neuropsicóloga infantil habría que elegir juegos que fomenten la empatía, ayuden a la identificación de emociones y a aprender a gestionarlas.
Las cartas que dirigen los menores a Papá Noel o los Reyes Magos están cargadas de inocencia, ilusión y fantasía, por lo que es aconsejable mantener la magia, no acudiendo con ellos a comprar los regalos y respetar el grado de desarrollo de cada niño. “Hasta los siete u ocho años aún se combina el pensamiento mágico típicamente preoperacional con los primeros atisbos de lógica más abstracta, más relacionada con la etapa operacional descrita por el psicólogo Jean Piaget, marcada por la disminución del egocentrismo”, explica Revilla. Por ello, resulta esencial respetar la ilusión e implicar a hermanos y familiares en esta tarea para evitar decepciones prematuras: “La preparación de estas fiestas debe realizarse evitando su presencia para no estropear el factor sorpresa”.
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