_
_
_
_
_

“¡Mamá, les he pedido a los Reyes Magos un perro!”

La decisión de regalar un animal debe ser gestionada desde la responsabilidad y el compromiso con su cuidado

Un perro debe ser un regalo responsable.
Un perro debe ser un regalo responsable. GETTY

"Queridos Reyes Magos, quiero tener un perro". Este puede ser el encabezamiento de unas cuantas cartas de los niños esta Navidad a la hora de elegir sus regalos. Los progenitores deben tener en cuenta que no se trata de una petición cualquiera, sino de un compañero muy especial y un nuevo miembro de la familia, que dejará un recuerdo inolvidable al niño, si la petición se gestiona desde la responsabilidad y el compromiso con el cuidado del animal.

Los niños aprovechan la parafernalia que rodea la Navidad, adornada con la magia de que los Reyes Magos y Papá Noel cumplen sus deseos, para hacer realidad sus ilusiones y una de ellas puede ser tener un compañero peludo en casa. Pero, existe el riesgo de decir que sí de manera precipitada sin pensar en que un perro o un gato no es un simple regalo, sino un miembro más de la familia que puede vivir en el hogar hasta 20 años. Las protectoras de animales conocen bien las consecuencias de regalar a los niños animales en Navidad sin responsabilidad y conciencia; animales que a los tres meses de ser adoptados, son devueltos como si se tratara de unos zapatos de talla equivocada.

Según las últimas estadísticas de la Fundación Affinity sobre abandono de perros y gatos en España, en el año 2018 se abandonaron en albergues 104.688 perros y 33.719 gatos. Por ello, desde la asociación Manos y Patas Unidas (MyPu) recomiendan plantearse varias preguntas, que el niño no va a hacerse, antes de decidir tener un animal en casa. ¿Hay tiempo de atender al animal? Paseos, juegos, educación o cuidados ¿Dispuestos a asumir los gastos que implica tener un animal en casa? Vacunas, alimento, tratamientos sanitarios o accesorios. ¿Hay otros animales en casa? De ser así, puede haber roces en la convivencia con el nuevo miembro de cuatro patas, que impliquen paciencia y dedicación para normalizar la situación en casa.

Más información
Cómo educar a tu hijo sin recurrir a los castigos
La Asociación de Pediatría creará una guía de trastornos del sueño basada en la ciencia

Otra cuestión que conviene plantearse antes de acceder a que el niño reciba un compañero peludo como regalo en Navidad es, ¿hay acuerdo en la familia sobre la entrada de un animal en casa? Conviene que todas las personas del hogar asuman el compromiso de cuidarlo para lo bueno y lo malo. ¿Concienciados de que la convivencia con un perro o un gato puede ser de hasta 20 años? ¿Preparados para asumir destrozos en casa? No siempre es así, pero sobre todo en el caso de los cachorros, es probable que haya desperfectos en casa. A los gatos les gusta mantener sus garras en forma y no distinguen entre un sofá y unas cortinas de seda; eligen lo que más les gusta y a los cachorros de perro, les encanta destrozar zapatillas.

El ejemplo de los progenitores es fundamental para inculcar a sus hijos amor y respeto por los animales

Los padres tienen la última decisión sobre si entrará un perro, un gato, una cobaya, un conejo o un hámster en casa. Conviene recordar que los niños “tienden a delegar en los adultos el cuidado de los animales cuando ya ha pasado la novedad del momento y que un animal en casa resulta un gran aliado para inculcarles la responsabilidad que implica cuidar un ser vivo y asumir los compromisos con todas las consecuencias hasta el final”, explica José Alberto Muñoz, presidente de la asociación de rescate animal Manos y Patas Unidas. Una vez que se ha tomado la decisión de regalar al niño un animal en Navidad, conviene consensuar que en la carta de los Reyes Magos, elija el compañero peludo que se ha determinado con los adultos, según el tiempo y circunstancias que se tenga para atender al animal. Como en el caso de estar muchas horas fuera de casa, en que no se pueda atender a un perro, sino a un gato o escoger un animal adulto y no un cachorro porque los animales a partir de tres años “suelen ser más tranquilos, no provocan destrozos en casa, saben hacer sus necesidades fuera, son muy cariñosos y se enamoran rápido de una familia que los cuide y quiera”, comenta, María González Pardo, portavoz de Patitas Unidas Los Alcázares.

La regla de oro: Adoptar siempre

Miles los animales esperan en albergues a ser adoptados, alrededor de 138.000, según datos de la Fundación Affinity, dedicada a la concienciación social sobre el cuidado y el respeto de perros y gatos. Por ello, todas las protectoras de animales solicitan encarecidamente que se adopte. “No conviene dejarse llevar por el capricho de determinadas razas y acudir a comprar un animal de manera compulsiva e irreflexiva, con todos los que están esperando un hogar. Pedimos que esta Navidad se adopte de manera responsable los perros, gatos o cualquier otro animal que se vaya a regalar a los niños”, recomienda Mati Cubillo, presidenta de la asociación Justicia Animal.

La decisión del niño de elegir un animal en Navidad como regalo supone una oportunidad de oro para educar a los pequeños en valores sobre el cuidado, amor y respeto por todos los seres vivos. “Lo más importante a la hora de tener tu mascota es tratarla con mucho amor, desde que la conoces por primera vez, hasta el final de sus días. Por eso recomendamos siempre adoptar. Evitar la compra de animales consigue que cientos de ellos dejen de sufrir por la explotación indiscriminada, como la cría compulsiva y descontrolada. Los animales adoptados son los más agradecidos y si son adultos ya es la bomba, además sabes qué carácter tienen. Todo son ventajas con ellos”, afirma, Conchi Pedreño León, portavoz de la asociación de protección animal, Dejando Huella TP.

Cada animal tiene sus particularidades y necesidades y conviene informarse a fondo sobre ello antes de elegirlo como compañero de la familia para evitar sorpresas que dificulten la convivencia con el animal o deriven en su devolución al albergue donde se adoptó. “Los perros son animales sociales que necesitan mucho contacto e interacción con su grupo humano, además de tres paseos al día. Los gatos no precisan salir a la calle, pero sí trepar por el mobiliario de la casa o afilan sus uñas. Las cobayas tienen un olor peculiar e intenso al igual que los conejos. Los hámsters son nocturnos, así que los niños deberían respetar sus horas de sueño diurnas y todos ellos sueltan pelo en la casa. Estos son algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de que el niño elija el animal que será su compañero durante años, porque el sí al hijo que pide un perro o un gato por Navidad debe darse desde el conocimiento, la responsabilidad, el compromiso y el amor”, concluye, José Alberto Muñoz, presidente de la asociación de rescate animal Manos y Patas Unidas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_