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Mi hijo tarda en hablar: ¿qué puedo hacer?

Expertas en logopedia y pedagogía recomiendan evitar reírse de la pronunciación indebida del niño. Y explican, que, aunque esto puede parecer algo insignificante, dificulta la mejoría del pequeño

Una madre lee con su hijo.
Una madre lee con su hijo.getty

Las personas usamos el lenguaje para comunicarnos de un modo verbal (con palabras) o no verbal (con gestos, miradas...). Entre las cosas a las que más atentos están los padres en el desarrollo de sus hijos es en el habla; incluso llega a causar cierta inquietud cuando no se logra establecer entre los parámetros tildados de habituales. Irene Rial, pedagoga y profesora de Primaria, argumenta, que hay niños que pueden hacerlo con 11 meses y otros con dos años apenas pronunciar unas pocas palabras. “Como en todo en el crecimiento de los niños, no pueden compararse los ritmos de uno con el de otro. No obstante, estar atento a ciertas señales y consultar con un especialista en logopedia puede sacarnos de dudas. Si al niño con dos años le supone un problema atajar las destrezas lingüísticas y apenas alcanza a decir dos o tres palabras o con tres años casi no se expresa verbalmente y si lo hace es con frases cortas, es necesario ir a consulta”, explica la experta.

Rial, junto a otros especialistas, hacen las siguientes recomendaciones: sentarse con el pequeño en un espacio tranquilo y cómodo y leerle sus cuentos preferidos de un modo lento para que perciba la pronunciación y observe la colocación de la boca a la hora de emitir los sonidos. Del mismo modo, añade: “Resulta imprescindible hacerle partícipe del proceso, instándole a repetir alguna palabra”. El logopeda es que puede determinar si existe un problema severo o el desarrollo lingüístico del niño resulta lento. La experta asegura que en estos casos puede hablarse de episodios que requieran de un tratamiento especializado, como ocurre con:

Para que el desarrollo del lenguaje no se vea alterado, Isabel Rodríguez Martín-Nieto, logopeda, experta en Patología de la Voz y máster de Atención Temprana, sostiene: “Son necesarios unos prerrequisitos del lenguaje, como el contacto ocular, la imitación, el juego simbólico, el señalado, la atención o los turnos conversacionales (puede ser a través de las miradas). Rodríguez Martín-Nieto explica lo que ocurre en un desarrollo normativo:

Controlar y no desatender la evolución del niño

Sin dejar de lado nuestro momento social actual, nos encontramos envueltos en una situación inusual con las restricciones sociales y las mascarillas. “Estas últimas, aunque por el momento no existe suficiente evidencia, tienen un impacto negativo en el aprendizaje y desarrollo del lenguaje en los niños. Las mascarillas dificultan la correcta discriminación de los sonidos e impiden, por este motivo, el desarrollo óptimo del lenguaje. Asimismo, alejan a la población de identificar y reconocer el lenguaje no verbal, imprescindible para pacientes que comprenden y se expresan mediante lectura labial, entre otros”, constata la logopeda.

Aunque pide tranquilidad a los padres, Rodríguez Martín-Nieto les insta a no desatender o infravalorar la evolución en el terreno lingüístico de sus hijos, en: “cómo responden a su nombre, si tienen intención comunicativa o entienden palabras básicas”, ya que, inicialmente, como subraya la experta, pueden entender más de lo que expresan. Con esto, suma que no hay que creer en el “ya hablará” porque en algunas ocasiones, es tarde y “una evaluación e intervención precoz y a tiempo evita dificultades y limitaciones a largo plazo”.

La profesional ofrece tres claves ante este tema:

  1. Más juego y menos pantallas: Algunos padres acuden a consulta preocupados y sin hablar con sus hijos, optaban por ponerles una app o un juego en internet. Con el juego manual, como los coches, a las cocinas..., se logran las condiciones previas y una imitación hacia el lenguaje.
  2. A la hora de corregir a nuestro hijo, cuadra evitar ser directivos en las rectificaciones, reeducando mediante el modelado.
  3. Trabajar el vocabulario adaptado a la edad de nuestro hijo, de su contexto natural. No infantilizar el lenguaje, ni tampoco utilizar tecnicismos y expresiones complejas que puedan llevar a confusión y dificultad en la comprensión.

Puedes empezar a ayudar a tu hijo sin siquiera todavía saber los porqués a este hecho. El pequeño, si se siente seguro, confiado y feliz, aprenderá. Es importante alcanzar a conocer el contexto y el entorno inmediato del niño: hogar y las personas que más están con él/ella. Ahí se podrán hacer los ajustes necesarios para proporcionar una comunicación rica y agradable”, asevera Estela Bayarri, diplomada en Logopedia por la Universitat Autònoma de Barcelona, licenciada en Lingüística por la Universitat de Barcelona y máster en Psicopedagogía

Para la también autora del libro Ayudando a nuestros hijos a hablar de manera natural. Guía para padres de niños y niñas de 0 a 6 años, ofrecer un entorno de calidad al menor y mostrarle lo valioso que es dedicándole tiempo y compartiendo con él actividades como juegos, lectura, escritura..., favorece aquello que necesita para desarrollarse como persona y “logra un buen desarrollo del lenguaje y a nivel emocional”.

Los padres pueden reservar momentos de calidad con el niño, con verdad y presencia, disfrutando de la interacción. “Escúchale, obsérvale, respóndele, ponte a su nivel, jugad, revisad cuentos… Adapta tu lenguaje a él, haz más pausas, enfatiza tu lenguaje no verbal, tu entonación y tus gestos. Con esto, calma y si no fuesen necesarios otro tipo de tratamientos especializados, surgirá la magia”, finaliza Bayarri.

Los expertos en lenguaje recomiendan evitar reírse de una pronunciación indebida de los niños. Y explican, que, aunque puede parecer algo insignificante, dificulta la mejoría para pronunciar letras o sílabas y el problema no desaparece, sino que se hace crónico.

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