Dos padres o dos madres: familias diversas, familias reales

No existe un único modelo de familia válido, ni correcto ni adecuado. Es por eso que explicar a nuestras criaturas que las familias son diversas es simplemente acercándoles a la realidad. No se trata de un tema opinable o sujeto a nuestro sistema de creencias, es un hecho irrefutable, ya que existen multitud de formas de establecer vínculos emocionales y familiares y que, afortunadamente, todas ellas responden a nuestra actual realidad social.

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La Doctora en Psicológica y coeducadora, Sandra Molines Borrás, afirma que es importante contar a los niños y niñas qué es el amor, y “no solo entre hombres y mujeres, sino el amor entre las personas; independientemente del sexo, de la edad, del origen, del color de piel o de la diversidad”.

Afirma que “el cuidado, el respeto, el buen trato hacia los seres vivos, es un valor imprescindible para trabajar a nivel educativo”. El amor nos permite vivir mejor, desarrollar la empatía y fomentar relaciones óptimas para el desarrollo infantil. La orientadora y psicóloga Natalia Redondo nos cuenta que la diversidad en la sociedad cada vez se refleja más en los patios de vecinos, en los parques o en las aulas, y que “los adultos solo tenemos que procurar que los niños y las niñas eviten sentir prejuicios y estereotipos que no contribuyen a lo realmente importante: que la familia (propia o ajena) sea el lugar en el que sentirse querido y protegido”.

“La diversidad la podemos explicar con palabras, canciones, con imágenes, y por supuesto, con la demostración verdadera del amor. Desde la infancia una de las principales herramientas de aprendizaje es la imitación, de ahí que tanto las familias como el profesorado, practique muestras de afecto y cariño”, afirma Sandra Molines. Estefanía del Pozo es maestra de Educación Infantil y psicopedagoga, en su cuenta de Instagram, Mi Pizarra educativa, comparte cantidad de recursos para acompañar, jugar y enseñar. Nos cuenta: “Sin duda alguna, la herramienta que puede ayudar a los niños y niñas a entender este tema, a ver la diversidad de familias y sobre todo, a respetarlas, es la literatura infantil”. Alguno de los títulos que recomienda Del Pozo son: “Familias de Oh! Mami Blue, donde podemos ver cómo a través de un texto rimado tenemos tantas familias como formas de amar. También apuesta por Ahora lo entiendo de Carmen Mateo, que nos habla de la adopción como tema principal, y para los más pequeños, FedericoFFederico y sus familias de Mili Hernández, donde el protagonista Federico, quiere a todas familias por igual”.

La psicóloga Redondo considera que la mejor forma de explicar algo es con el ejemplo. “Si queremos que los niños y niñas vean de una forma natural la relación de amor entre hombres o entre mujeres, necesitan ver que los adultos lo normalizamos y no lo sentimos como un tabú. Hay que poner el foco en lo realmente importante, en que el amor se construye y se basa en el cuidado de uno mismo y del otro independientemente del género o la orientación sexual de los progenitores”. Natalia Redondo cree que los niños entienden todo lo que les contemos y hay que normalizar las situaciones que se dan. Asegura: “En ocasiones, nos encontramos que son las propias familias las que rechazan los modelos diversos de familia, por eso es importante que en las escuelas y en el resto de las esferas sociales puedan tener modelos diversos que representen e incluyan todas las realidades posibles”.

Sobre el acoso en el colegio por tener una familia considerada antiguamente “diferente”, Sandra Molines afirma que es trascendental que nuestras niñas y niños entiendan que el maltrato es inaceptable, que, si vemos acoso y no lo denunciamos, somos cómplices de esa injusticia. “Ante una situación de bullying, el público mayoritario (grupo de iguales) es consciente de esas conductas y normalmente no hace nada por remediarlas. Nuestro objetivo tiene que ser no permitir ese rol de observador pasivo frente a la situación violenta que supone el acoso”.

Las tres expertas cree que hay que tratar los temas de la diversidad, ponerlos de relieve en las aulas, no permitir desequilibrios de poder entre el alumnado ni estatus ni privilegios. “Todas las personas somos iguales porque todas somos diferentes, ninguna vale más que otra. Los insultos, desprecios y muestras de agresión como sociedad nos empobrecen y nos denigran. En la infancia no tienen que ser una posibilidad y menos por una mala gestión de la diversidad”, dice Molines. Y Concluye: “Cabe revisar nuestros arquetipos y la imagen estereotipada y rígida que tenemos del concepto familias, revisar nuestro lenguaje, las imágenes de los libros de texto y de las películas. Y ofrecer alternativas para que nuestras niñas y niños puedan soñar, (porque habrán visualizado previamente en muchas ocasiones), un mundo lleno de personas diferentes felices queriéndose y disfrutándose de mil formas distintas”.

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