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Nereida Carrillo, periodista: “Es igual de importante aprender educación mediática que aprender a sumar y a restar”

La también doctora en Comunicación e impulsora de la plataforma Learn to check publica ‘Fake Over’, un libro práctico que invita a los menores a partir de 12 años a reflexionar sobre el fenómeno de las ‘fake news’

Nereida Carrillo Fake Over
Nereida Carrillo, doctora en Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona e impulsora de la plataforma Learn to check.Flamboyant

Cuando era pequeña, a Nereida Carrillo (Monóvar, Alicante, 1982), doctora en Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona e impulsora de la plataforma Learn to check —proyecto educativo y divulgativo que busca acercar la verificación digital y la educación mediática a la sociedad—, le gustaba montar puzles con su padre y con su hermana. El recuerdo de esas tardes intentando cuadrar piezas se esconde tras la metáfora con la que empieza Fake Over (editorial Flamboyant), un libro “práctico y empoderador”, en palabras de la propia Carrillo. Es un manual visualmente muy atractivo, con ilustraciones de Alberto Mont, y que invita a la acción destinado a menores a partir de 12 años. Con él, la periodista pretende hacer reflexionar sobre el fenómeno de las fake news y sobre la necesidad de que las nuevas generaciones aprendan a contrastar la información que les llega a través de las redes sociales y de los chats de aplicaciones de mensajería instantánea.

PREGUNTA. Escribe: “Informarse es como montar un puzle y las piezas que no encajan son las fake news”.

RESPUESTA. El problema es que cada vez hay más piezas que no encajan y el puzle se va haciendo más grande y complicado. Cuando era pequeña y hacía puzles con mi padre, lo primero que hacíamos era clasificar las piezas por colores, las que tenían borde, etcétera. Ahora esas piezas cada vez tienen más matices en los tonos y en las formas, así que necesitamos más habilidades y más conocimientos para poder encajarlas.

P. ¿Cuánto han complicado las redes sociales el puzle?

R. La desinformación ha existido siempre, lo que pasa es que con la tecnología y las redes sociales esta desinformación se ha vuelto más sofisticada y llega a mucha más gente de forma inmediata. El problema es que desinformación no solo es información falsa, sino que también es odio, causa daños públicos, impacta en las democracias, en la salud, etcétera. Al final, es un peligro para nuestras sociedades.

P. La periodista Isabel Meira, en un libro reciente, explicaba cómo los algoritmos de las redes han sido utilizados para difundir rumores y desinformar, y ponía los ejemplos de las elecciones ganadas por Donald Trump o Jair Bolsonaro, del Brexit e incluso del genocidio de los rohingyas —la minoría musulmana que huyó en masa de Myanmar en 2017—.

R. Es innegable que los partidos de ultraderecha están intentando influenciar a los jóvenes a través de las redes sociales y de una noción errónea del pensamiento crítico. A veces entendemos por pensamiento crítico como todo lo que es contrario a las instituciones. Y nada más lejos de la realidad. Es pensar por ti mismo aplicando tus conocimientos y razonamientos. Pero el problema va más allá. Lo vimos durante la pandemia, con todo el movimiento negacionista y antivacunas, pero también con otros temas de dietas, discursos de que las drogas no son tan malas, de alimentos milagrosos, influencers que te recomiendan productos sin evidencia... Hay estudios incluso que también han visto el impacto de la desinformación en la adherencia a los tratamientos o en cómo minan la confianza de la población en los profesionales de la salud. Los jóvenes son una población vulnerable ante todo esto, pero tienen recursos y podemos educarles mediáticamente para que puedan gestionar esta desinformación.

P. ¿Hay un déficit de educación mediática en España?

R. Según la encuesta sobre Equipamiento y uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en los hogares del INE de 2021, el 58,7% de los internautas encontró información sospechosa en los últimos tres meses. De ese porcentaje, un 48% no comprobó su veracidad. Y una parte de los que no lo hicieron fue por falta de habilidades y conocimientos. Según el Digital News Report, España es uno de los países donde más preocupa esta desinformación, así que es urgente enseñar y aprender, tanto a los jóvenes como a los adultos. En los cursos de formación mediática que imparto observo que los chavales no tienen una formación mediática. Ni desde las familias, ni desde las escuelas. En muchos de estos talleres nos hemos encontrado con que nos decían que les había encantado, pero que sentían que, si querían profundizar, ni sus familias ni sus profesores iban a poder ayudarles. Los adultos también tenemos que aprender para poder educar a nuestros jóvenes. Tenemos que ser un modelo.

P. La LOMLOE, en las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria, ya cita la “educación mediática” entre las competencias digitales.

R. Es que esta educación debe integrarse en el currículo académico. Hasta ahora algunos docentes lo han ido haciendo por su cuenta, pero es algo que debería generalizarse. Al final, lo queramos o no, nuestros chavales viven en una sociedad mediática y que sean analfabetos mediáticos nos afecta a todas y a todos. Es necesario saber contextualizar la información, saber contrastarla, saber qué sesgos tienen los algoritmos, saber cómo podemos velar por la seguridad de nuestros datos, etcétera. Es igual de importante aprender educación mediática que aprender a sumar y a restar.

P. ¿Los padres y madres pueden acompañar esa educación mediática desde casa?

R. Pueden y deben. Muchas veces pregunto a los chavales que cómo se informan y la mayoría lo hacen por las redes sociales, por el móvil. ¿Pero quién tiene un periódico impreso en casa? ¿Qué informaciones les pasan los familiares por los chats de WhatsApp? ¿Qué modelos les estamos ofreciendo? Tenemos que ser un modelo de referencia para ellos, pero también interesarnos por los youtubers, los influencers y los contenidos que ellos están consumiendo y conversar con ellos al respecto. No podemos dejarles solos ante la desinformación. Antes veíamos las noticias en la televisión en familia. Ahora, sin embargo, el consumo de información es muy solitario, así que debemos encontrar la forma de reunir a la familia alrededor de las nuevas pantallas.

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