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Pautas para que los niños retomen la vuelta al cole con facilidad y sin estrés

Volver a la rutina es lo que más les cuesta a los menores cuando regresan a clase tras el verano. Levantarse con tiempo, dejar las cosas preparadas la noche anterior o motivarles sobre lo que les espera en el nuevo curso les puede ayudar en el proceso

Primer día de clase en CEiP Dionisio Ridruejo, en Madrid.
Primer día de clase en CEiP Dionisio Ridruejo, en Madrid.Mario Bermudo

La vuelta al colegio precisa de una readaptación de toda la familia a los horarios y rutinas que quedaron aparcados con las vacaciones estivales. Retomar el calendario y el reloj no es fácil y puede haber reticencia por parte de algunos menores a volver a la dinámica escolar: “Nos encontramos con casos de niños que no quieren regresar a las aulas, pero la mayoría se adapta bien tras un par de días, aunque lo que más les cuesta es dejar atrás la flexibilidad de los horarios del verano”, explica la psicóloga Gema José Moreno. “Además, la adaptación se puede complicar con miedos, tristeza, dolor de tripa o de cabeza y dificultades para dormir. En estos casos es mejor consultar a un profesional”, prosigue.

Para conseguir que sobrelleven el inicio del curso escolar de la mejor manera hay varias pautas que les pueden ayudar. Para Moreno, lo ideal es que se haga de manera progresiva unos días antes de empezar las clases para que no sea tan drástico: “Por ejemplo, se puede ir adelantando la hora de levantarse y de acostarse”.

La psicóloga destaca que es muy importante reajustar el uso de pantallas y dispositivos móviles, ya que este aumenta durante las vacaciones: “Hay que priorizar que el niño o niña se levante y desayune tranquilo, así como disponer de tiempo para el aseo, preparar la vestimenta y dejar las cosas preparadas, si se puede, por la noche”. La motivación es fundamental para retomar el colegio con ganas. “Expresarles y animarles sobre todo lo que van a aprender, las cosas nuevas que van a saber y la cantidad de amigos que van a hacer”, continúa Moreno.

Cada niño tiene su propio ritmo y particularidades a la hora de aclimatarse a la vuelta al cole en septiembre. “Unos se adaptan con facilidad y otros pueden necesitar más apoyo y tiempo, y ahí están los padres para ofrecer su soporte emocional y escuchar sus inquietudes”, explica María de la Parte, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Villalba, en Madrid. Una de las maneras efectivas para relajarse y calmar ese estrés, asegura De la Parte, es el ejercicio físico: “Es esencial durante el curso escolar, con al menos una hora diaria de práctica. Algunos de los deportes más recomendados son nadar, correr, ir en bicicleta, los patines o la danza. Y cuando los niños son más mayores, resultan recomendables los deportes en equipo para favorecer la socialización y el trabajo grupal”.

Las actividades extraescolares tras las vacaciones

Un clásico de la vida escolar de los niños son las actividades extraescolares. En este sentido, conviene que tanto al inicio del curso como durante el resto del año no resten el tiempo libre para jugar. “Conviene que estén orientadas a moverse, interactuar con otros menores y a aprender sin enfocarse en los resultados ni en la competición”, continúa De la Parte. Para esta experta, estas actividades deben ser apropiadas a la edad del menor, elegidas por él y que no supongan una sobrecarga en su agenda escolar: “El objetivo es que cuando llegue a casa tenga tiempo para descansar e incluso para no hacer nada o aburrirse. Lo bueno del aburrimiento es que genera creatividad al dejar espacio para que el menor piense y ejecute sus propias ideas mediante el juego, por ejemplo”.

El regreso a la escuela por edades

La edad del niño determina el planteamiento por parte de los progenitores para que la vuelta a la escuela les resulte más sencilla. Entre los tres y los seis años lo que más suele inquietar a los padres es que sus hijos lloren cuando les dejan en el centro. “Es recomendable decir adiós con una sonrisa y una frase de apoyo, como: ‘Aquí te van a cuidar bien’. Además de procurar que la despedida sea breve para evitar que se convierta en una rabieta”, retoma Moreno. Con respecto a la horquilla entre los 6 y los 11 años, esta psicóloga recomienda que si los niños no quieren regresar a clase lo mejor es explicarles aspectos positivos al respecto como: “Hay muchos amigos que quieren verte o que te van a contar todos los planes que han hecho en verano”. Otras estrategias que ayudan, según Moreno, es preparar la vuelta al cole en familia, por ejemplo yendo todos juntos a comprar el material escolar y los libros.

En el caso de la etapa de Educación Secundaria, cuando el niño tiene 12 años o más, es aconsejable que, si el preadolescente o adolescente se muestra reticente a la vuelta a la rutina escolar, los padres planteen la situación desde la perspectiva de que las responsabilidades han crecido debido a su edad. “También conviene decirles que dispondrán de tiempo libre los fines de semana para que puedan ver a sus amigos y facilitarles el desarrollo de su vida social”. Con estos jóvenes conviene también fomentar su autonomía durante el año escolar. Para De la Parte, lo más adecuado sería animarles a tomar decisiones sobre el curso, sobre las actividades extraescolares que prefieren realizar y mantener una comunicación honesta y abierta con ellos para que cuenten a sus padres cualquier inquietud que les preocupe.

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