Cómo puedes ayudar a tu hijo con diabetes
Los principales factores que inciden en la aparición de esta enfermedad son la obesidad y el sedentarismo, que están muy ligados al estilo de vida
España sigue estando a la cabeza de los países de la Unión Europea con mayor porcentaje de población infantil y juvenil con sobrepeso u obesidad. Una realidad recogida en el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), publicado por la Revista Española de Cardiología (REC), que sostiene que el 34% de la población española con edades comprendidas entre 3 y 24 años tiene sobrepeso u obesidad. La cifra alcanza el 40% en niños y niñas de entre 3 y 8 años. Unos datos que, según los distintos estudios ALADINO realizados en 2011, 2015 y 2019, se perpetúan. Porque el histórico de esos diferentes informes confirma que los números no han variado prácticamente en los últimos diez años, no presentan disminuciones significativas en la evolución de la prevalencia del sobrepeso y la obesidad y del exceso de peso (sobrepeso + obesidad) de los escolares en la franja etaria de 6 a 9 años. En Europa, las cifras no son tampoco halagüeñas: el 34% de la población entre 8 y 16 años tiene sobrepeso u obesidad.
La obesidad en edad infantojuvenil se muestra como un problema que, según algunas investigaciones, supeditará a esta población a una madurez en la que padecerán enfermedades vinculadas al desarrollo temprano de Diabetes tipo 2. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado el estudio Long-Term Complications in Youth-Onset Type 2 Diabetes, publicado en el New England Journal of Medicine. Se trata de un estudio longitudinal realizado a lo largo de 15 años, en el que participaron cientos de jóvenes con Diabetes tipo 2, que concluye que los participantes en el estudio presentaron mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves a los 20 o 30 años.
El presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), Juan Francisco Perán, asegura que “en España, la obesidad es la principal causante de la Diabetes tipo 2 en niños o adolescentes. Un factor, junto con el sedentarismo, que propicia el desarrollo de una patología que tan solo hace unos años se manifestaba únicamente en adultos a partir de los 45 o 50 años”.
Por su parte, Santiago Conde Barreiro, coordinador del grupo de trabajo de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), integrada dentro de la Asociación Española de Pediatría (AEP), explica que “no se suelen ver, en consulta, pacientes en edad infantil con este tipo de diabetes. Sin embargo, a partir de la pubertad se hace más visible”. Los principales factores que inciden en la aparición de esta enfermedad son, según este experto, “la obesidad y el sedentarismo, que están muy ligados al estilo de vida, pero también aquellos con antecedentes familiares de diabetes tipo 2, y cuyas madres han desarrollado diabetes gestacional o que padecen obesidad”. En cuanto a la prevalencia que tiene la Diabetes tipo 2 en la población infantojuvenil, el coordinador del grupo de trabajo de Diabetes de la SEEP sostiene que “algunos artículos publicados en nuestro país hablan de que el 1%-2% de los niños que se atienden en las consultas de pediatría tienen este tipo de diabetes, pero, posiblemente, esas cifras son mayores si nos dirigimos a las unidades que atienden a chicos y chicas que tienen 18 años. En ocasiones, las unidades de pediatría atienden solo hasta los 14 años, con lo cual no vemos casos de los que aparecen entre los 15 y 18 años”.
La revista de referencia de la Asociación Española de Pediatría, Anales de Pediatría, ha publicado el artículo Abordaje de factores de riesgo de diabetes tipo 2 en adolescentes: estudio PRE-STARt Euskadi, que constituye la investigación española del Estudio europeo PRE-START en relación a la intervención de adolescentes con riesgo de padecer Diabetes tipo 2 precoz. Elena Alustiza, pediatra del Centro de Salud de Egia en San Sebastián y una de las autoras del documento, apunta que “la Diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica, grave, que conduce a múltiples complicaciones. Ha pasado de ser una enfermedad de los adultos a presentarse en edades cada vez más tempranas”.
Para evitar en lo posible el desarrollo de esta enfermedad en niños o adolescentes con sobrepeso y con factores de riesgo, Elena Alustiza considera necesaria su detección precoz, “realizando una intervención intensiva, basada en cambios en el estilo de vida, reduciendo el sobrepeso, tratando tanto el componente nutricional como el conductual, con especial apoyo al estado emocional, incentivando la actividad física, evitando el sedentarismo, reduciendo el uso de pantallas y con programas grupales y en familia, impartidos por profesionales con formación específica para ello, que mejoran los resultados”. Santiago Conde Barreiro coincide en la idea de que actualmente el diagnóstico de la Diabetes tipo 2 en esta franja etaria se queda corto, “porque las estrategias en diabetes se basan en estudio de glucemia plasmática, por ejemplo, cada tres años. Sin embargo, vemos como en estos niños se deberían hacer pruebas de sobrecarga oral de glucosa, donde puedes encontrar estadios de prediabetes, resistencia a la insulina, que, haciendo un seguimiento, permiten identificar el momento en que empieza a ser ya realmente Diabetes tipo 2″.
Son fundamentales estrategias que combatan la obesidad en la población infantojuvenil y entre ellas la principal sería modificar el estilo de vida. El coordinador del grupo de trabajo de Diabetes de la SEEP apuesta por trabajar sobre todo en la nutrición y el ejercicio. “Necesitamos un equipo multidisciplinar, no solo pediatras sino también enfermeras, educadoras en diabetes, nutricionistas y psicólogos que trabajen en equipo junto a la familia y el adolescente para mejorar sus hábitos de vida y el comportamiento de esa diabetes. Después, sobre eso, si no mejora su incidencia, se pueden incluir algunos medicamentos como la metformina. También la insulina es un tratamiento habitual cuando no hay control a través de las mejoras en el estilo de vida y la metformina. Además, en los últimos años se ha incorporado la liraglutida, que también se puede prescribir en estas edades”.
Unos protocolos necesarios para evitar que los niños y adolescentes con Diabetes tipo 2 desarrollen consecuencias a largo plazo. Porque el desarrollo de esta enfermedad en etapas tempranas implica en la adultez, según explica Elena Alustiza, “una prevalencia más alta de hipertensión arterial, dislipemias y enfermedad hepática (hígado graso). Asimismo, la enfermedad produce una serie de alteraciones micro y macrovasculares que incluyen alteraciones renales, retinianas, neuropáticas y enfermedad cardiovascular aterosclerótica con envejecimiento prematuro del sistema cardiovascular, aumento de riesgo de accidentes cerebrovasculares y cardiacos y una disminución de la esperanza de vida”. La autora del estudio alerta, además, de que “los cambios que se ven en la edad adulta son más severos y precoces si el inicio de la Diabetes tipo 2 se ha producido en la adolescencia. Cuanto más precoz es el inicio, más severas son las consecuencias”.
El entorno del niño y del adolescente es clave para fomentar los hábitos de vida saludables con el objetivo de prevenir no solo la Diabetes tipo 2 o la obesidad, sino también enfermedades cardiovasculares o hipertensión. Por eso, desde la Federación Española de Diabetes reclaman la presencia en las escuelas de la Enfermería Escolar, “que contribuiría a educar a los niños y adolescentes y prevenir enfermedades, así como el fomento de la educación en alimentación y actividad física, ajustados a su edad”. En cuanto al entorno familiar, Juan Francisco Perán cree que es necesario que “no se presenten contradicciones y se mantenga una dieta adecuada y se practique deporte”.
La escuela también juega un papel importante como agente que puede ayudar en la prevención de esta enfermedad desde la etapa preescolar. Para acercar esta enfermedad al aula, la SEEP colabora en el proyecto internacional KIDS, una guía para educar sobre la diabetes en las escuelas. Santiago Conde Barreiro concluye que “hay que eliminar los estigmas relacionados con la Diabetes tipo 1 y mejorar la experiencia de estos niños en los centros escolares, pero también prevenir la Diabetes tipo 2 desde la escuela con hábitos saludables, incorporando en los comedores menús que tengan en cuenta los excesos de hidratos de carbono refinados, el aumento de fibra y, por supuesto, promoviendo la actividad física dentro y fuera de la escuela”.
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