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¿Son los niños capaces de entender el sarcasmo?

Los expertos aseguran que se trata de un proceso natural del desarrollo del lenguaje hasta los siente años, por lo que hay que tener cuidado con esta forma de comunicación con un niño

Un niño mira con extrañeza.
Un niño mira con extrañeza.Marcos P

El sarcasmo esconde una forma de burla o humillación soterrada, adornada con comentarios o palabras graciosas y aparentemente inocentes. Algunas expresiones sarcásticas pueden llegar, incluso, a ser muy desafortunadas y hasta hirientes, ya que, al fin y al cabo, en la mayoría de los casos, ese es su propósito.

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Los adultos conocemos bien y entendemos los comentarios que contienen este tipo de ironía, pero ¿y los niños? ¿Son ellos capaces de comprender las palabras de alguien, quien pretende hacer ver algo negativo a un niño sobre su conducta o su personalidad? Una investigación llevada a cabo por expertos en psicología y publicada en la American Psycological Assotiation (APA) ha llegado a algunas conclusiones sobre esto, con el fin de ayudar a los niños en su desarrollo infantil, y darles algunas pautas para que entiendan este tipo de lenguaje.

Por un lado, este estudio explica cómo los niños de uno a cinco años de edad, directamente no entienden el sarcasmo. “No solo no lo comprenden, sino que la dificultad que los lleva a intentar entenderlo puede ejercer en ellos consecuencias negativas. Si, por ejemplo, alguien le responde a un niño a algo como ¡genial!, cuando en realidad le parece lo contrario, el niño se lo va a tomar al pie de la letra, y pensará de verdad que está genial”, explica la profesora de psicología de la Universidad de Calgary, Penny Pexman, y una de las autoras del estudio.

Curiosamente, hay más estudios en los que se corrobora cómo el uso del sarcasmo en los niños puede llevarlos a confundirles mucho, a someterles a malentendidos constantes y a dejar, que por ello se alejen de las personas, y que lleguen, incluso, a excluirse socialmente. Para Penny Pexman, el sarcástico normalmente expresa algo diferente de lo que, en realidad, quiere decir. “Dicen algo que suena positivo, pero en realidad, el fin del comentario es negativo. Decir, por ejemplo: ¡Sí, eso te queda muy bien!, cuando en realidad piensan lo contrario y, además, pretenden sacar algún beneficio de ello”, comenta.

Lo nocivo de todo es que, este tipo de sarcasmo se puede utilizar para criticar al niño a través del humor, con el fin de que esa consideración parezca menos dura. “Los sarcásticos pueden usar los comentarios para juzgar al niño, o bien, para fortalecer ciertos lazos sociales”. La realidad es que los niños comienzan a escuchar comentarios de este tipo desde muy pequeños, y tal y como se explica en primer estudio mencionado, los menores de cinco años tienden a interpretar los comentarios sarcásticos de manera literal.

El sarcasmo y su íntima relación en el desarrollo del lenguaje

No es hasta los siete años de edad, o incluso, los 10, cuando los niños comienzan a entender el lenguaje sarcástico. Un progreso que está muy relacionado con los cambios en el desarrollo del lenguaje, de su pensamiento y de las habilidades relacionadas con el procesamiento, la comprensión y la comunicación sobre sus propias emociones.

Y así lo confirma todo esto otro informe sobre el desarrollo de la comprensión de la broma y la ironía en niños de tres a seis años de edad (The development of joke and irony understanding: A study with 3- to 6-year-old children), y publicado en la American Psycologial Assotiation (APA), el cual asegura que la comprensión del sarcasmo en los niños es una habilidad del desarrollo tardío, y que la mayoría de los pequeños no son capaces de tener en mente dos ideas contrapuestas hasta los siete años de edad. Esta investigación explica que, incluso, cuando los niños tienen muy buenas habilidades en el desarrollo del lenguaje y de pensamiento, aun así, no son capaces de detectar el habla sarcástica, por lo que las habilidades de desarrollo son importantes para entender el sarcasmo, pero no son suficientes ¿Cómo podrían hacerlo?

En este último estudio, evidencian, además, cómo solo a través de las experiencias sociales, de conocer diferentes ambientes donde pueda estar presente este tipo de lenguaje es cuando la capacidad de los niños se ve aumentada para detectar el sarcasmo. Pero, al final, la única posibilidad de que los niños aprendan es a través de la experiencia. “Los niños necesitan construir conocimiento sobre qué es el sarcasmo y por qué las personas lo utilizan, para poder reconocer cuando lo están usando con ellos mismos”, dice Penny Pexman. “Hacerles entender el sarcasmo a los niños es algo que se puede entrenar, para que no se confundan y no lo pasen mal”, concluye.

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