Podemos, en capilla: Asalto en la cuna para tratar de relanzar el partido
Iglesias, Monedero, Urbán, Villarejo y Serra analizan las posibilidades y el recorrido de la marca política que nació en unas europeas
Finales de 2013. Pablo Iglesias, profesor universitario y tertuliano político, y Miguel Urbán, activista y miembro de Izquierda Anticapitalista, se reúnen con la monja Teresa Forcades, entonces líder de la formación independentista Procés Constituent. “Fue curioso”, recuerda Urbán, “vernos en un monasterio con una monja para hablar de cómo montar un partido antisistema contra el régimen del 78. Ella era una figura muy mediática y queríamos que lanzara Podemos con nosotros″. “Nos vimos con ella”, rememora el exvicepresidente del Gobierno y cofundador de Podemos, “porque me parecía un error regalarle la religión a la derecha. Tuvimos círculos [la novedosa fórmula de participación impulsada por el partido] cristianos desde el principio porque había gente religiosa que compartía con nosotros las cuestiones relacionadas con la justicia social o la plurinacionalidad”. Urbán relata que en esos meses previos a la constitución del partido buscaron a otras figuras de la izquierda. “Pero nadie se atrevía a dar el paso, por eso la figura más destacada fue Iglesias”, añade.
Iglesias: “Creo que en ningún caso va a haber un buen resultado”
Nadie más se atrevió y nadie prestó mucha atención a Podemos hasta que el 25 de mayo de 2014, apenas cuatro meses después de registrarse oficialmente como partido, dan el campanazo en las elecciones europeas con 1,2 millones de apoyos y cinco eurodiputados. El PP y el PSOE, que en los comicios anteriores (2009) sumaban el 80% de los votos, ese día, por primera vez, no llegan al 50%. Pero Iglesias comparece serio: “No hemos podido cumplir nuestros objetivos de superarles en las urnas”. Preguntado por cuál sería un buen resultado para Podemos el próximo 9 de junio, Iglesias responde hoy: “Creo que en ningún caso va a haber un buen resultado. Por desgracia, es muy probable que gane el PP y que la suma con Vox señale la posibilidad de una mayoría absoluta en el Congreso. En julio estuvieron muy cerca. Ahora hay una división enorme en el campo de la izquierda y no creo que Sumar y Podemos puedan tener entre los dos más del 9% de los votos”. Sí considera que las urnas servirán “para medir la correlación de fuerzas a la izquierda del PSOE” y demostrar que Podemos “es el más fuerte entre los nueve o 10 partidos que configuran ese espacio electoral”.
Hace diez años, Podemos obtuvo casi el 8% en las urnas. La encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER los sitúa ahora en la mitad, el 4%. El CIS le da entre 2 y 3 escaños. El bipartidismo no volvió a recuperar los niveles previos a 2014, pero la formación creada hace 10 años ha perdido peso. José Pablo Ferrándiz, director de estudios políticos en Ipsos, relata: “No vimos venir a Podemos, fue una sorpresa total porque el conocimiento entre la ciudadanía era mínimo. La gente conocía más a Iglesias que el nombre del partido, por eso su foto salía en la papeleta”. El propio Iglesias afirma hoy: “Podemos es un fenómeno mediático. Si yo no hubiera ido tres o cuatro veces por semana a Cuatro y todos los sábados a La Sexta, no hubiera existido Podemos, no hubiéramos tenido cinco eurodiputados”.
Ferrándiz: “El partido se ha masculinizado, ya no tienen a los jóvenes; sus votantes están, mayoritariamente, en edades medias. Ahora es el votante tradicional de IU”
Tras aquellas europeas, empiezan los análisis cualitativos. Y Podemos se dispara. “Ese año”, explica Ferrándiz, “se colocan primeros en intención de voto en unas eventuales generales. Es la primera vez que un partido que no es ni el PSOE ni el PP ocupa ese puesto. Habían roto el eje tradicional izquierda-derecha para sustituirlo por los de abajo contra los de arriba, ‘la casta’, y en un momento en el que los partidos tradicionales estaban sufriendo mucho y la abstención se había convertido en una intención política porque había huérfanos en todas las formaciones, Podemos capitaliza el desgaste y se convierte en una marca transversal que recoge hasta votantes del PP y atraviesa edades, géneros y territorios diferentes. Eso explica que lleguen a tener cinco millones de votos. Ahora están en medio millón en caso de unas generales. Se han masculinizado, ya no tienen a los jóvenes, porque sus votantes están, mayoritariamente, en edades medias con un nivel educativo superior. Es decir, el perfil de su votante ahora es el votante tradicional de IU”.
Monedero: “Las europeas van a ser el punto de inflexión para ver si realmente se reconstituye o tiene que pasar página”
Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores del partido —“yo hice el primer programa de Podemos”, recuerda orgulloso— explica así aquel gran éxito europeo en 2014: “Había dinamitado la Monarquía, con el Rey cazando elefantes en Botsuana en medio de la crisis; el bipartidismo estaba quebrado, con aquella idea del 15-M de ‘El PP y el PSOE la misma mierda es’; luego dinamitó el modelo económico con aquella mano bajándole la nuca a Rato [Rodrigo, exvicepresidente del Gobierno] para que entrase en un coche policial. Y de la calle surge una fuerza política fresca, de gente universitaria, pero con vínculos populares, diferente y con un discurso regeneracionista. IU emerge en 1986 empujado por el movimiento anti-OTAN. Y Podemos surge en 2014 empujado por los indignados del 15-M”, concluye. Pero el contexto ha cambiado: “El régimen reaccionó y lleva diez años dedicando todos sus esfuerzos a romper Podemos en mil pedazos. Incluso creó una policía política. El PSOE vivió transformaciones muy profundas y rompió la estigmatización que tenía. La Monarquía se ha renovado. Podemos también se ha tomado su tiempo para reconstruirse tras la fragmentación por la derecha con el errejonismo y por la izquierda con los Anticapitalistas. Las europeas van a ser el punto de inflexión para ver si realmente se reconstituye o tiene que pasar página, aunque el gran error de Sumar hasta ahora ha sido dar por muerto a Podemos”.
Urbán: “El Podemos de 2014 y el de ahora no se parecen en nada. Solo en el nombre”
Urbán, de la corriente de Anticapitalistas, afirma: “El Podemos de ahora y el de 2014 no se parecen en nada. Solo en el nombre. Se ha vaciado mucho. La mayoría de los que iniciamos ese proyecto ya no estamos, lo que no tiene por qué ser malo, pero ese Podemos de ilusión, de outsider, de ruptura y desborde popular ya no existe. Ni siquiera se parece programáticamente. Podemos ya es un partido más y ese era el gran peligro. Entrar a gobernar con el PSOE fue una decisión legítima, pero no era la hipótesis inicial y creo que le habría ido mucho mejor si no lo hubiera hecho. El Podemos que entra en el Gobierno era mucho más fuerte que el Podemos que salió”.
La transversalidad que alcanzó Podemos se refleja también en los diferentes motivos que empujaron a algunos de sus primeros apoyos a abandonar el proyecto. Si Urbán, número siete en aquellas primeras listas electorales al Parlamento europeo, se desencantó con la normalización institucional de lo que él quería que fuera, sobre todo, “un partido-movimiento”, el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, entonces número tres [renunció al escaño después de las elecciones por motivos personales], explica: “Mi afiliación y colaboración con Podemos se quebró en marzo de 2016, cuando la dirección rechazó apoyar la candidatura del PSOE a la presidencia del Gobierno. Entendí que un partido, por más de izquierda que se considerase, no podía rechazar dicha candidatura y favorecer el acceso del PP al Gobierno”. Y añade: “Considero que Podemos ha derivado hacia ciertos radicalismos que no contribuyen a la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Además de los corrosivos efectos que esa posición plantea ante retos tan importantes como la corrupción y la desigualdad económica”. Preguntado por qué le animó, aquel 2014, a sumarse al proyecto, responde: “Desde 2004, estudié en qué grado se cumplía la Constitución cuando exige que la libertad y la igualdad sean reales y efectivas. La respuesta no podía ser más negativa y ante esa realidad, me sedujo el programa de Podemos, muy acertadamente planteado. Consideré un deber ético y social prestar mi apoyo”.
El programa electoral del partido en las europeas de 2014, elaborado tras una votación online de las enmiendas salidas de los Círculos, proponía, entre otras medidas: “Ampliación y extensión de la figura del referéndum vinculante, también para todas las decisiones sobre la forma de Estado y las relaciones a mantener entre los distintos pueblos si solicitaran el derecho de autodeterminación”; “auditoría ciudadana de la deuda pública y privada para delimitar qué partes pueden ser consideradas ilegítimas para tomar medidas contra los responsables y declarar su impago”. En el de 2024, la palabra “autodeterminación” aparece referida al género, el Sáhara y Palestina. Sí mantiene la promesa de “auditar la deuda” para detectar cantidades “ilegítimas”, pero ha eliminado la segunda parte, la del “impago”. Plantea la derogación del Pacto de estabilidad, suprimiendo los estándares de déficit y una “mutualización de la deuda de los Estados” con la emisión de “eurobonos”. Para Monedero fue “un error” que Podemos “renunciara tan pronto al proceso constituyente”. Urbán considera que el partido ha abandonado las banderas de “romper la deuda y federalizar empresas de sectores estratégicos”.
Isabel Serra, sobre las diferencias con Sumar: “No es solo el programa, sino la voluntad de hacer que se cumpla, dar la batalla hasta el final”
Iglesias defiende la entrada de Podemos en el Gobierno del que él formó parte: “Nunca hubo normalización institucional. Hubo ultraderechistas frente a la casa de un vicepresidente y una ministra. Pero esa presencia construyó nuevas figuras políticas, desde Yolanda Díaz, que no sería líder de nada si Podemos no la hubiera hecho ministra, a Irene Montero o Ione Belarra, que tienen mucha más experiencia de la que yo tenía con 35 años”. Reivindica el impacto de la formación que cofundó hace diez años en el resto de partidos: “Podemos obligó a Izquierda Unida a jubilar a su vieja guardia y a poner a Garzón [Alberto]; Pedro Sánchez tuvo que disfrazarse de muchas cosas diferentes a las que mandaba la vieja guardia; hasta el PP acabó haciendo primarias y eligiendo a un joven”. Y niega que Podemos haya cambiado tanto el programa: “Sigue defendiendo el derecho a decidir, que pueda haber un referéndum y que España avance hacia una configuración territorial confederal con una dinámica de soberanías compartidas que permitiera que los pueblos de las naciones sin Estado se pudieran expresar. Nosotros fuimos a la cárcel a ver a los independentistas presos. Hemos pagado cara la coherencia”.
Para Isabel Serra, número dos de la lista al Parlamento Europeo que encabeza la exministra de Igualdad Irene Montero, el contexto ha cambiado más que el partido al que representa. “A nivel nacional, por el cierre bipartidista y a nivel internacional, por la dinámica de guerra y el avance de la ultraderecha. Las condiciones entonces eran mejores a las que hay ahora, que estamos en un momento de resistencia”. Comparte que las europeas son “un punto de inflexión” después de “dos años muy difíciles para Podemos”, pero insiste en que su formación es “la verdadera fuerza transformadora” y cree que si reciben “un gran apoyo” el próximo 9 de junio “significará que las posibilidades de cambio siguen abiertas”. Preguntada por en qué se diferencia su programa del de Sumar, responde: “No es solo el programa, sino la voluntad de hacer que se cumpla, dar la batalla hasta el final”. Para Monedero, las europeas servirán para medir el calibre de ambas fuerzas a la izquierda del PSOE y después, retomar el diálogo. “Como no se habla, a veces se magnifica la distancia. Podemos tiene que regresar a los territorios, abrir su proceso asambleario, que lleva detenido mucho tiempo, e invitar a gente que se fue. Hay muchas heridas, pero no todos los que se fueron eran traidorzuelos”.
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