Los líderes europeos buscan una respuesta común ante la determinación de EE UU para imponer su plan sobre Ucrania
Países de la UE y socios como el Reino Unido, Canadá, Australia y Japón se reunirán en la cumbre de Johannesburgo mientras Washington reclama una adhesión a su iniciativa
El plan de Estados Unidos para Ucrania sacude la geopolítica mundial y genera un estado de máxima preocupación en Kiev y en las demás capitales de Europa. Los líderes europeos buscan de urgencia coordinar su respuesta a una iniciativa diplomática en la cual no fueron consultados y que entraña, en su versión actual, elementos profundamente inquietantes para Kiev y la UE. Mientras, EE UU aplica una fortísima presión para que se acepte su planteamiento, según señalan a este diario fuentes que asistieron a una reunión celebrada el viernes en Kiev en la que se abordó esta cuestión.
Para ello, líderes aliados celebrarán en la tarde del sábado una reunión extraordinaria al margen de la cumbre del G-20, que ha empezado en Johannesburgo bajo dirección de la presidencia de turno sudafricana. A la cita organizada por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, han sido invitados también aliados de Ucrania externos a la UE e incluso no europeos, entre ellos el Reino Unido, Canadá, Japón o Australia, según apuntaron fuentes europeas.
Estados Unidos presiona ahora no solo a Ucrania para que acepte el plan de paz esbozado por el Kremlin y la Casa Blanca, sino también a Europa para que ayude a conducir al presidente ucranio, Volodímir Zelenski, a la senda marcada por Trump. El viernes, el secretario del Ejército estadounidense, Daniel Driscoll, la persona encargada de presentar en Kiev a Zelenski la propuesta ruso-estadounidense, trasladó a un grupo de embajadores y representantes europeos que Ucrania debe aceptar el plan, según dos personas presentes en esa cita. “Su mensaje fue que ese plan es lo mejor que Ucrania va a obtener y que más le vale aceptarlo pronto”, lamenta uno de los representantes europeos, que habla bajo la condición de anonimato sobre un tema de gran sensibilidad.
En una reunión celebrad a última hora del viernes en la capital ucrania en la residencia de la encargada de negocios estadounidense, Julie Davies, Driscoll recalcó que la situación de Kiev es “pésima” y que el momento de firmar el fin de la guerra es ahora, según las mismas fuentes.
El estadounidense rechazó, además, los intentos de los europeos de entrar en las negociaciones. También sus argumentos de que la seguridad presente y futura de Ucrania es parte de la arquitectura de seguridad de Europa. “La reunión fue muy mala. Salimos con muy mala impresión. Por los argumentos que usa Washington, está claro que ha comprado los argumentos de Putin”, señala un embajador presente en las conversaciones de Driscoll.
Varios embajadores pusieron sobre la mesa la propuesta europea de establecer “garantías de seguridad” para Ucrania con el fin de que Rusia no repita la agresión. Este es un punto clave para Kiev que Driscoll aseguró que estará dentro del plan y que se discutirá en los próximos días. Los europeos, sin embargo, creen que tal y como está redactado el plan ruso-estadounidense, esas “garantías de paz” pueden ser enormemente descafeinadas. Insisten, además, en que la idea que ha estado sobre la mesa de enviar tropas europeas como garantes a Ucrania será difícil en ese esquema marcado por Washington.
Este es el panorama que afrontan Kiev y los europeos. Los principales líderes europeos hablaron con Zelenski el viernes para empezar a perfilar una respuesta coordinada con Kiev. El líder ucranio sostuvo en un discurso que su país afronta uno de los momentos más difíciles de su historia, ante una terrible disyuntiva: un plan que supone, según su definición, la pérdida de la “dignidad” o un rechazo que amenaza con romper puentes y generar hostilidad con un aliado fundamental como es Washington.
“Hemos hablado con Zelenski. Hemos discutido la situación actual y tenemos claro que no debe decidirse nada sobre Ucrania sin Ucrania”, señalaron en un mensaje conjunto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Costa. El presidente ucranio, por su parte, mantuvo también una conversación telefónica conjunta con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Friedrich Merz, y el primer ministro británico, Keir Starmer.
Starmer, presente en Johannesburgo, ofreció en un comunicado palabras que dan pistas acerca de lo que puede ser el intento europeo: “Debatiremos la propuesta actual y, en apoyo a la iniciativa de paz del presidente Trump, analizaremos cómo podemos fortalecer este plan para la siguiente fase de las negociaciones”. Es evidente que ni Ucrania ni Europa pueden permitirse un rechazo frontal al plan y que la estrategia ineludible es buscar mejoras a lo que se cocinó sin consultarles.
Trump ha dado a Zelenski una semana para responder al plan con un gesto que sabe a ultimátum. Ni Trump ni el presidente ruso, Vladímir Putin, están en la cumbre de Johannesburgo, marcada por varias prominentes ausencias —faltarán también los líderes de China, Xi Jinping, y Argentina, Javier Milei, y la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum—.
La génesis del plan de Trump y las contemporáneas ausencias de relevantes líderes en Johannesburgo se perfilan como un emblema de un mundo regido de forma cada vez más descarnada por dinámicas de fuerza y relaciones bilaterales.
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