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Europa asume que pagará la factura de la guerra contra Ucrania tras el nuevo giro de Trump

El comentario del mandatario sobre una recuperación de todo el territorio ocupado por Rusia se interpreta como una muestra de que Washington terminará por desvincularse de Kiev

María R. Sahuquillo

Donald Trump considera un día que Ucrania no tiene buenas cartas para derrotar a Rusia, pero otro afirma que Kiev podría recuperar el control del país, invadido por las tropas de Vladímir Putin hace más de tres años. “Creo que Ucrania, con el apoyo de la Unión Europea, está en posición de combatir y RECUPERAR todo [el territorio] ucranio en su forma original”, escribió el presidente estadounidense el martes en las redes sociales.

Su comentario, tan distinto a los que suele hacer —se ha mostrado siempre más afín a Moscú que a Kiev—, y sobre todo tan diferente respecto a las estimaciones de los analistas y observadores que ven estancado el conflicto armado (en el que Rusia ha ocupado más del 20% del territorio ucranio), sorprendió, pero también preocupó en Europa, donde algunos leen entre líneas que Trump está alejándose y desentendiéndose de la guerra. Que está a punto de lavarse las manos y se está preparando para dejar definitivamente solo al Viejo Continente en el sostén de Ucrania y a cargo de la factura económica, militar y social.

“El presidente Trump ha declarado que Ucrania podría, con el apoyo de la Unión Europea, recuperar parte de su territorio”, comentó el primer ministro polaco, Donald Tusk, en las redes sociales. “Este sorprendente optimismo esconde la promesa de una menor intervención estadounidense, una transferencia de la responsabilidad del fin de la guerra a Europa. La verdad es mejor que la ilusión”, remarcó el mandatario polaco. Tusk es quien más claro y más abiertamente ha hablado sobre el asunto.

En público, la mayoría de las cúpulas europeas se han felicitado por el aparente cambio de postura de Trump. Pero en privado las cosas son distintas. Lo cierto es que nadie sabe a qué atenerse.

Los vaivenes de Trump, su volatilidad y cambio de discurso, hacen concluir a muchos de los socios europeos de EE UU que Trump no es un aliado fiable. “No sé qué más hace falta para asumir que estamos solos. No solo con Ucrania, que guarda nuestro flanco oriental, sino frente a la amenaza rusa”, dice una veterana fuente comunitaria que habla bajo anonimato para comentar asuntos sensibles. El desconcierto ha vuelto a aflorar, pero como dice una diplomática de un pequeño país europeo, “no es la primera vez y probablemente no será la última”.

Salvo un atisbo de cambio que llevó a pensar que Washington prestaría apoyo a la coalición de voluntarios europeos que busca dar garantías de seguridad a Ucrania tras un hipotético alto el fuego —y que incluiría el despliegue de tropas europeas sobre el terreno—, el jefe de la Casa Blanca siempre ha dejado claro que, salvo cierta parte diplomática para atribuirse un posible fin al conflicto, la de Ucrania es una guerra europea.

Tras casi cuatro años de invasión a gran escala, la situación en Ucrania es muy difícil: faltan armas, munición y tropas (aunque en Rusia, la realidad no es mucho mejor). Además, sin las potentes armas estadounidenses y el apoyo económico y militar de Washington, el cambio de juego que se necesita para alterar la situación es impensable. “Decir que con la ayuda de la UE Ucrania podría recuperar todo su territorio suena errado. Las cosas no están saliendo como Trump quería y está tratando de que la realidad no le salpique”, dice otra fuente de Bruselas.

El magnate republicano aseguró, antes de llegar a la Casa Blanca, que podría acabar con la guerra en 24 horas. Una vez en el poder, tras varios contactos con Putin ―con quien ha tenido buena relación histórica― y una insólita reunión en persona con el ruso en Alaska, la situación no parece haberse movido un ápice. Esto, dice otro diplomático, puede ser, sin embargo, una buena señal de que por fin —como los europeos le llevan tiempo argumentando— el estadounidense ve que Putin no juega limpio y que eso le puede afectar.

Pero ahora, cuando el jefe del Kremlin no ha dado muestras de ser receptivo a sus esfuerzos diplomáticos, Trump ha incrementado la presión sobre los europeos para que se desenganchen por completo de los hidrocarburos rusos.

“[Trump] está causando desconfianza y enfado a los europeos”, dice Ian Lesser, del laboratorio de ideas German Marshall Fund. Sin embargo, el analista no hace una lectura “cínica” del mensaje de Trump: no cree que sea un adelanto de que se desentenderá del conflicto. “Que sea visto así [como que va a desengancharse] es una muestra del alto grado de frustración en Europa sobre su falta de previsibilidad y la carencia de especificidad en la política estadounidense sobre Ucrania”, señala Lesser por teléfono.

Llueve sobre mojado. Los comentarios de Trump tienen ahora una lectura todavía más sensible, ya que Europa se está enfrentando a un incremento de los ataques híbridos de Rusia ―con incursiones de drones y cazas en su espacio aéreo, por ejemplo― y hay inquietud sobre el grado de implicación de Washington en la defensa de sus aliados europeos de la OTAN. Y más cuando en las últimas semanas ha aflorado de nuevo la idea de que EE UU va a retirar los refuerzos que había enviado a Europa del Este ―donde precisamente se han incrementado los ataques híbridos del Kremlin— tras la invasión de Ucrania.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.
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