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Le Pen exige elecciones anticipadas en Francia tras negarse a sostener a Bayrou

El Reagrupamiento Nacional liquida las esperanzas del primer ministro de mantenerse en el cargo

Jordan Bardella y Marine Le Pen, tras su reunión con François Bayrou.Foto: Benoit Tessier/REUTERS
Daniel Verdú

Jordan Bardella, el joven presidente del ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN) , apareció sobre las 10.45 a las puertas del palacio de Matignon junto a Marine Le Pen, la jefa de facto del partido. El resumen del encuentro que habían mantenido con el primer ministro, François Bayrou, fue conciso. “El milagro no ha tenido lugar”. Es decir, nada de lo que el jefe del Gobierno les acababa de contar les persuadirá de votar en contra en la moción de confianza del próximo lunes. Una decisión que liquida prácticamente todas las posibilidades de Bayrou de mantenerse en el cargo y evitar convertirse en el cuarto primer ministro en caer en esta legislatura. “Lo que debe haber es una disolución ultrarrápida de la Asamblea Nacional”, señaló Le Pen. Es decir, elecciones legislativas anticipadas, solo un año después de las últimas.

El RN ha pasado meses difíciles. Imputaciones, condenas por malversación, registros a su sede por malversación. Pero la turbulenta vida política francesa, parecía este martes por la mañana, les ha dado un respiro. Entre sonrisas, bromas y miradas de complicidad, Bardella resumió la situación de Bayrou. “Ha elegido el asiento eyectable”, ironizó en referencia a la pésima estrategia del primer ministro de convocar una moción de confianza innecesaria el próximo lunes.

Jordan Bardella y Marine Le Pen, tras el encuentro con François Bayrou, este martes.

“Los malos gastos públicos no se abordan en el presupuesto de François Bayrou”, reprochó Bardella, tras su encuentro con el primer ministro. “El coste exorbitante de la inmigración, el aumento de la contribución de Francia al presupuesto de la Unión Europea, y la lucha contra el fraude fiscal y social... No se puede pedir todos los días esfuerzos a los franceses que trabajan. Esta reunión no hará que el RN cambie de opinión”, añadió.

A su lado, Le Pen insistió en la necesidad de convocar elecciones anticipadas cuanto antes para poder aprobar unos nuevos presupuestos. “La realidad es que la nueva mayoría surgida de estas elecciones debe poder elaborar un presupuesto. [...] Esa es la única solución verdaderamente democrática”.

Objetivo: desgastar a Macron

La ironía es que la líder ultraderechista no podría presentarse a unos comicios inmediatos, ya que un tribunal la inhabilitó el pasado marzo. La jefa del RN perdería su escaño como diputada y los privilegios que conlleva. Pero ese no es el objetivo ahora, sino conquistar el Ejecutivo y desgastar a Macron con unas nuevas elecciones. Una opción, la de la disolución de la Asamblea, que incluso el expresidente de la República Nicolas Sarkozy evocó el martes en una entrevista en Le Figaro: “No habrá ninguna otra solución”. El ex jefe del Estado pidió, además, que Los Republicanos -hoy miembros de la mayoría de gobierno- se abstengan en la moción de confianza para llegar a las elecciones libres del vínculo con el actual ejecutivo.

Bayrou, que lleva solo ocho meses en el cargo —una eternidad en comparación con los tres de su predecesor, Michel Barnier— se reúne esta semana con todos los partidos políticos a excepción de La Francia Insumisa (LFI, izquierda), que ha declinado la invitación. Las citas eran la de este martes y la del próximo jueves con los socialistas de Olivier Faure. Estos últimos son quienes tienen ahora la llave de la continuidad de Bayrou en el Palacio de Matignon.

El primer ministro francés, François Bayrou a su llegada a la reunión, este martes.

Emmanuel Macron busca una solución política in extremis. Según publicó el martes por la mañana Le Figaro, el jefe de Estado invitó a los dirigentes de la mayoría de gobierno al Elíseo ese mismo día a comer. A pocas horas de la caída anunciada del gobierno de Bayrou, Macron quiere sondear a sus aliados y ver qué posibilidades habrá después del próximo lunes. Fueron invitados a almorzar el ex primer ministro Édouard Philippe (Horizons), el también ex primer ministro Gabriel Attal (Renaissance) y Bruno Retailleau (Los Republicanos).

En el almuerzo no había nadie de los socialistas, sin embargo, que tienen su propia agenda. Un plan que no coincide con el de la mayoría que sustenta al Gobierno y que se sentaba a esa hora a la mesa con Macron. El sábado los socialistas presentaron un plan de recortes de 21.700 millones de euros para el próximo año, es decir, la mitad de lo que busca el primer ministro. Pero no basta con aceptar esa propuesta: los socialistas quieren dirigir el Ejecutivo junto al resto de la izquierda, ya que ese fue el deseo de los electores en los comicios de hace un año. “La decisión que hemos tomado es irrevocable y, por lo tanto, no hay ningún suspense”, adelantó Faure este domingo. Es decir, Bayrou y su Gobierno, ya sin posibilidad de milagros, caerán el próximo lunes y abocarán a Francia a otra crisis política.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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