Un economista experimentado y pragmático para suceder a Trudeau (y plantar cara a Trump)
Mark Carney, exgobernador de los bancos centrales de Canadá y de Inglaterra que tomará posesión en unos días como primer ministro canadiense, promete firmeza ante los embates proteccionistas estadounidenses

Entre las muchas consecuencias inesperadas del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, tal vez pocas lo sean tanto como la conversión del hockey sobre hielo ―toda una pasión en Canadá― en un símbolo del recobrado nacionalismo de un país poco dado a exteriorizar esos sentimientos, así como en un argumento central de su debate político. El relevo al frente del Partido Liberal, escenificado este domingo con una votación en la que el economista y exgobernador de dos bancos centrales Mark Carney obtuvo el respaldo del 89,6% de los suyos para suceder al primer ministro, Justin Trudeau, fue otro gran símbolo. Una vez se hubo consumado el recambio, Carney, sin experiencia política y con un escarpado camino por delante, echó mano del símil deportivo. “Harían bien los estadounidenses en no equivocarse”, dijo, “en el comercio, como en el hockey, los canadienses siempre ganan”.
Carney (59 años) se refería tanto a la guerra comercial iniciada por Trump contra Canadá con el ciclo de imposiciones y aplazamientos de aranceles como a la reciente victoria de la selección nacional sobre la estadounidense en la final de alta tensión que permitió al combinado canadiense hacerse con el torneo Cuatro Naciones. No solo eso: el exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra también estaba hablando también de su propia historia personal. Casado desde 1994 con Diana Fox, otra economista, con la que tiene cuatro hijas, practicó el deporte más popular de Canadá en su adolescencia y durante los años universitarios, y es forofo de los Edmonton Oilers. En su discurso de aceptación del liderazgo liberal, presumió de los valores canadienses, que, dijo, aprendió en casa y también de sus entrenadores de hockey.
Además de esa ética deportiva, Carney también aporta como credenciales para convertirse en el primer ministro de Canadá ―hasta que se celebren las elecciones en algún momento por determinar de este año― su pragmatismo y probado éxito a la hora de enfrentarse a situaciones complicadas. “Los canadienses saben que las nuevas amenazas exigen nuevas ideas y un nuevo plan. Saben que los nuevos retos requieren de un nuevo liderazgo”, declaró el domingo. También arremetió contra Trump y contra Pierre Poilievre, el líder del Partido Conservador, su principal rival en las urnas, cuyas perspectivas han empeorado considerablemente desde que comenzaron las hostilidades con el vecino del sur. En otra inesperada consecuencia del efecto Trump, una victoria electoral que los conservadores daban por hecha con comodidad hace solo unas semanas ya no está tan clara, según las encuestas.
Justin Trudeau tomó el timón liberal en 2013 y, dos años después, se convirtió en primer ministro de Canadá gracias a su carisma y a una larga lista de promesas. Con los años llegarían las bajas cuotas de popularidad y las fricciones internas en su Gobierno, que finalmente lo empujaron a anunciar la renuncia el pasado 6 de enero.
El estilo de Carney, muy distinto al de Trudeau, ha dado en el clavo dadas las circunstancias: un partido que no dejaba de caer en los sondeos y una guerra comercial con los estadounidenses. Carney evita lanzar propuestas como ráfagas, saca a relucir su abultado currículo y confía más en el trabajo silencioso que en los golpes de efecto ante las cámaras. Es un outsider político, un producto de la tecnocracia, y en las primeras horas de la nueva etapa de su trayectoria ha dejado claro que no dudará en plantar cara a Trump.
Mark Joseph Carney nació en 1965 en Fort Smith, ciudad perteneciente a los Territorios del Noroeste, aunque pasó su infancia y adolescencia en Edmonton (Alberta). Se graduó como economista en Harvard y Oxford. Trabajó 13 años en Goldman Sachs, de Londres a Tokio, y en Nueva York. Después ingresó en el Banco de Canadá, donde fue subiendo peldaños hasta llegar a gobernador de la entidad entre 2008 y 2013. Desempeñó el mismo cargo en el Banco de Inglaterra entre 2013 y 2020. Posteriormente, trabajó como enviado especial de la ONU para la Acción Climática y la Financiación, y pasó por los consejos de administración de varias firmas.
Durante la pandemia, aceptó un puesto de asesor del Gobierno de Trudeau. En septiembre de 2024, este lo nombró consejero especial del Partido Liberal de Canadá. Cuando la crisis de la formación ya era evidente, Trudeau le ofreció el Ministerio de Finanzas. Carney rechazó esa invitación; sabía que pronto podría abrirse una oportunidad mayor. Y no se equivocó: el 16 de enero anunció su candidatura a la jefatura de la formación liberal.
Carney prometió en la campaña interna por el liderazgo de los liberales “reconducir la economía del país”, y subrayó su experiencia en política monetaria, principalmente durante la crisis económica de 2008 y el Brexit. Su propuesta, entre otros puntos, pasa por recortar impuestos y gestionar el presupuesto de forma más equilibrada; un mensaje que busca distinguirse de los años en el poder de Trudeau. Conforme fueron aumentando las hostilidades con Washington a raíz de la amenaza de aranceles, Carney fue desviando su foco hacia Donald Trump. Hace unos días dijo que los planes de Trump para debilitar a Canadá no tendrán éxito y que su país está listo para ganar la guerra comercial. Este domingo, Carney declaró que su Gobierno mantendrá los aranceles a las importaciones estadounidenses hasta que Washington muestre “respeto”.
También dedicó tiempo a Poilievre, a quien definió como un peligro para el país. El líder conservador replicó que los liberales quieren engañar a los canadienses para seguir en el poder, al haber reemplazado a Trudeau por su asesor económico. Definió a Carney como un “globalista y un elitista”. Poilievre y Carney se enfrentarán en unos comicios que previsiblemente llegarán antes de octubre, fecha estipulada en el calendario electoral, pero que puede modificarse debido a que los liberales gobiernan en minoría (y, por tanto, es posible que quieran adelantar la cita para evitar la inestabilidad).
Por el momento, la decisión del cuándo le corresponde a Carney. Los trabajos parlamentarios se reanudan el 24 de marzo. Carney tiene la opción de presentar después de esa fecha un plan gubernamental, aunque con el riesgo de perder un voto de confianza y provocar la caída del Ejecutivo liberal. También puede convocar elecciones anticipadas antes de la reapertura del Parlamento; el escenario citado por los analistas como el más probable, dada la reducción de la significativa ventaja conservadora sobre los liberales en las últimas encuestas. De esta forma, Carney podría intentar darle la vuelta a la situación y lograr que su partido siga gobernando pese a las fuertes ráfagas de viento en contra durante largos meses. O perder y pasar a la historia como uno de los primeros ministros más breves de la historia de Canadá.
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