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La presión de Trump sobre Ucrania refuerza a Putin y da aire a su estrategia

Tras señalar a EE UU como su gran enemigo, el mandatario ruso afirma haber encontrado en el republicano un líder “con pragmatismo y visión realista”

El presidente ruso, Vladímir Putin, el martes en Moscú. Foto: Mikhail Metzel (via REUTERS) | Vídeo: EPV
Javier G. Cuesta

El líder ruso, Vladímir Putin, apostó hace tiempo por una segunda victoria de Donald Trump. Por entenderse con un empresario con el que negociar sobre Ucrania sin Ucrania, por dividir a los aliados del país invadido y por poner fin al orden mundial nacido de la II Guerra Mundial. La bronca sufrida por el mandatario ucranio, Volodímir Zelenski, en el Despacho Oval de la Casa Blanca demuestra que eligió bien sus cartas. Lejos del ostracismo, ahora sale reforzado.

“El modo en el que Trump y [el vicepresidente estadounidense J. D.] Vance se contuvieron y no golpearon a ese sinvergüenza es un milagro del temple”, reaccionó en Telegram la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, tras el enfrentamiento en la Casa Blanca, donde se desató la tormenta después de que el mandatario ucranio recordara al vicepresidente que el Kremlin ha roto todos sus acuerdos desde la anexión ilegal de Crimea en 2014.

El cambio de paso de la Casa Blanca, acercamiento incluido a Moscú, no ha dejado de dar aire al líder ruso. La primera llamada oficial entre ambos mandatarios, el 12 de febrero, y el posterior encuentro de sus delegaciones en Riad (Arabia Saudí) han desatado la euforia en el entorno del Kremlin. Los medios más próximos proclamaron que aquella conversación telefónica fue “un momento tan histórico como el discurso de Múnich de 2007″, en el que el líder ruso advirtió a la OTAN con un posible enfrentamiento en el futuro. “La narrativa del aislamiento de Rusia se ha derrumbado. Es hora de trabajar juntos, Trump no dijo nada sobre una agresión militar ni criminales de guerra”, enfatizó uno de los programas estrella de la propaganda rusa, La tarde con Vladímir Soloviov.

El Kremlin ha aprovechado la inclinación de Trump por hacer negocios para traerle a su campo. No es casual la presencia en la delegación rusa del director de su fondo soberano, Kirill Dmitriev, para regar sus oídos con promesas de negocios en el Ártico y los yacimientos de tierras raras en el territorio ocupado por Moscú en Ucrania.

Putin, sobre quien pesa una orden de detención del Tribunal Penal Internacional, también ha ofrecido a Washington invertir en Rusia para extraer millones de toneladas de aluminio, después de haber confiscado varias empresas occidentales desde que comenzó la guerra. “Hay mucho en lo que pensar, también en el trabajo conjunto en el campo de las tierras raras y otros ámbitos, incluida la energía”, declaró esta semana el líder ruso.

La incógnita es si la paz que el líder republicano dice perseguir puede acabar siendo una pausa antes de una tormenta mayor. Trump ha asegurado que Putin “cumplirá su palabra” en un hipotético acuerdo sobre Ucrania, pero los precedentes no invitan al optimismo: el líder ruso ha violado o anulado unilateralmente numerosos acuerdos internacionales firmados por el Kremlin. Entre ellos, los pactos de Minsk de 2014 y 2015, pues el Kremlin nunca sacó sus fuerzas de la región de Donbás, el este prorruso de Ucrania.

“Putin todavía no ha decidido si iniciar o no las negociaciones para una paz en Ucrania en toda regla”, sostiene por teléfono el politólogo independiente Iván Preobrazhenski, que remarca que Rusia y EE UU llevan estas conversaciones al margen de sus negociaciones “para una nueva división geopolítica del mundo, unos nuevos acuerdos de Yalta”. En el caso ucranio, añade, Putin solo busca sacar de momento algunas ventajas, “como la legitimación de los territorios ocupados, invitando a empresas estadounidenses allí, o que Washington presione a Kiev para abandonar la región [rusa] de Kursk”.

“Putin busca una pausa”, agrega Preobrazhenski. “Las declaraciones de las autoridades rusas evidencian que las acciones militares no van a parar, pero saben que están en una situación difícil. Necesitan reiniciar la economía y mejorar el reclutamiento. Su ejército mercenario se ha vuelto demasiado caro y buscan una alternativa sin declarar la temida movilización general”, asegura el experto.

Después de señalar a Estados Unidos como su gran enemigo, el líder ruso dice haber encontrado en Trump un rival “con pragmatismo, con una visión realista” del nuevo orden internacional en el que no hay espacio para “las reglas y los clichés ideológicos” que han defendido hasta ahora Europa y los demócratas.

“Trump tiene prisa y Putin lo aprovecha”

Dentro de Rusia no se concibe una Ucrania que logre garantías de seguridad frente a Moscú. “Para nosotros es de capital interés que Occidente abandone militarmente a Ucrania durante mucho tiempo o para siempre”, escribe el analista militar Serguéi Poletáyev en la revista del Consejo de Política Exterior y de Defensa ruso, donde resalta que el único interés del nuevo presidente estadounidense es que la guerra de Ucrania pare bajo su mandato. “Trump tiene mucha prisa, lo que significa que está dispuesto a ceder en muchas cosas, incluso en cuestiones impensables hace mes y medio; y Putin, que es un excelente estratega, aprovecha esto”.

Según Poletáyev, Putin podría ofrecerle a Trump un pacto de caballeros durante su Gobierno, una paz no escrita. “Pero lo que ocurra después dependerá en gran medida de cómo se vea Ucrania una vez concluya la fase caliente del conflicto”, enfatiza el analista al resaltar que, además de querer negociar sobre Kiev, el Kremlin también quiere hacerlo sobre la presencia militar de la OTAN en Europa del Este. Otra de sus exigencias clave es el desarme del ejército ucranio: “Sin murallas, la ciudad quedará indefensa y evitará volver a provocar la ira del vencedor”, apunta.

Dmitri Stefanóvich, analista del centro para la seguridad internacional Primakov, destaca que Trump no solo deberá conceder a Putin una Ucrania desmilitarizada, sino también hacer concesiones sobre el resto del Europa del Este si quiere su supuesta paz. “Los territorios de Ucrania son aquí una cuestión secundaria”, recalca el experto, que recuerda que el Kremlin desea también la retirada de las fuerzas de la OTAN desplegadas al este de Alemania, la frontera de la Alianza hasta 1997.

Europa debate el despliegue futuro de tropas de paz en Ucrania, pero Rusia ha dejado claro que no lo tolerará. “Las conversaciones sobre el envío de fuerzas de paz son en vano. Lo único importante es eliminar las causas profundas del conflicto, y esto no es la ausencia de una misión de paz. Esto es un engaño”, resaltó esta semana el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

Moscú pretende mantener el dominio sobre Ucrania de una u otra forma. “Desde el punto de vista ruso, resulta bastante claro que el presidente Putin quiere controlar Ucrania. Toda Ucrania. Quiere controlar la orientación geopolítica del país y, en cierta medida, [también] su política interna”, ha manifestado esta semana Thomas Graham, analista del Consejo de Relaciones Exteriores estadounidense (CFR, en inglés).

Equilibrio con Pekín

Moscú, sin embargo, no tiene un camino fácil con Washington. La animosidad de Trump hacia China puede suponer un conflicto de intereses para el Kremlin, que cuida la sintonía con Pekín. “No sé si alguna vez lograremos separarlos [a los rusos] por completo de los chinos”, ha declarado esta semana el secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio.

El contacto de Moscú y Pekín es constante desde que comenzaron las negociaciones con Washington. Esta semana se llamaron por teléfono Vladímir Putin y Xi Jinping, y el líder chino recibió la visita del jefe del Consejo de Seguridad ruso, Serguéi Shoigú.

Vigilado por los servicios de seguridad del Kremlin, el ultranacionalismo ruso ha vertido algunas críticas sutiles al giro de Putin hacia Washington. El excomandante Igor Strelkov ha publicado un artículo desde la cárcel en el que recalca que Washington solo ofrece “una derrota honorable” a Putin a cambio de enfrentarle con China, por lo que vaticina más guerra este año y “un gran riesgo de que Trump, irritado por la intransigencia de Moscú, escale el conflicto”.

Otros rusos esperan que Trump vea el orden mundial como Putin. “Nos hacían falta políticos como Trump que sean capaces de tomar decisiones fuera de lo común y asombrosas”, dice a este periódico el pintor cosaco Maxim Ilyinov durante un festival de documentales belicistas organizado por Russia Today. “Los resultados serán sorprendentes, sobre todo para los europeos”, añade.


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