El Kremlin advierte de que las cuatro regiones que se ha anexionado en el este de Ucrania “son innegociables”

El Kremlin no se conforma con la paz en la actual línea del frente y advierte de que quiere sí o sí la totalidad de las cuatro provincias completas que se anexionó sobre el papel en septiembre de 2022: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. “Los territorios que se han convertido en entidades de Rusia, que están registrados en nuestra Constitución, son parte íntegra de Rusia. Este hecho no se discute en absoluto”, ha declarado este jueves el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov. Para Vladímir Putin, el nuevo orden mundial solo entiende la lógica de la fuerza: “Es importante que nuestros socios actuales muestren pragmatismo, una visión realista de las cosas, y rechacen los estereotipos, las supuestas reglas y los clichés ideológicos mesiánicos de sus predecesores que provocaron la crisis del sistema de relaciones internacionales”, ha manifestado por su parte el mandatario durante un encuentro ante la base de su poder, el Servicio Federal de Seguridad (FSB).

Uno de los grandes escollos para la paz será el contorno del territorio conquistado por Rusia en Ucrania, un 20% del país contando la zona separatista que defendió en 2014 y 2015. “Vamos a hacer lo máximo posible con Ucrania para que haya un buen trato y recuperen el máximo [territorio] posible”, ha prometido Trump al Gobierno de Volodímir Zelenski. Las palabras del Kremlin se oponen a esa pretensión.

La Unión Europea y Ucrania están fuera de las negociaciones bilaterales que mantienen Washington y Moscú, y el Kremlin quiere evitar a toda costa que tengan voz en el futuro reparto. Para lograrlo, Putin ha instruido a sus espías a boicotear cualquier injerencia de terceros países: “Es necesario utilizar todas las posibilidades de la diplomacia y de los servicios de inteligencia para frustrar los intentos de las élites occidentales de interferir en el diálogo entre Rusia y Estados Unidos”.

En este contexto de normalización entre las relaciones entre ambos países, delegaciones de Washington y Moscú reanudaron sus conversaciones este jueves en Estambul bajo un gran secretismo. Del esperado encuentro apenas ha trascendido algún detalle, aunque sirvió a las dos partes para medirse de cara a las futuras rondas de negociaciones. Esta vez se trató de una cita de menor rango que la organizada en Riad, Arabia Saudí, el pasado 18 de febrero, con la plana mayor de sus ministerios de Exteriores. En esta ocasión se citaron sus dos delegaciones de diplomáticos y expertos en la residencia del cónsul estadounidense en Turquía. Tras seis horas y media de deliberación, la comitiva rusa se marchó sin hacer comentarios a sus propios medios de comunicación.

“Nadie espera soluciones rápidas ni fáciles para las relaciones entre Rusia y Estados Unidos”, declaró este jueves el portavoz de Putin mientras tenía lugar el encuentro de Estambul. La perspectiva de un posible fracaso de las negociaciones es real. Varios empleados de los medios de propaganda del Kremlin han filtrado al canal de noticias Viortska las instrucciones dadas por el Kremlin a sus periodistas para cubrir las conversaciones: no prometer el final de la guerra ni alabar personalmente a Trump, pero sí aplaudir que el Gobierno norteamericano haya recogido el guante ruso para dialogar. “Si las negociaciones llevan a nada, siempre podremos decir que lo intentamos”, afirma una de sus fuentes.

Más poder para el FSB

Tres años después de que Putin ordenase su gran ofensiva sobre Ucrania, el presidente ruso ha admitido ante sus fuerzas de seguridad que su país afronta “un aumento de los ataques terroristas”. ”La mayoría de ellos planificados por los servicios especiales ucranios”, ha agregado el jefe de Estado.

En ese contexto, el líder ruso ha instruido a sus agentes a reforzar el control de sus fronteras y redoblar la represión en territorio ocupado. “El trabajo para fortalecer el potencial antiterrorista de las unidades del FSB en las regiones de Donbás [Donetsk y Lugansk] y Novorossiya [Jersón y Zaporiyia, según la terminología del Kremlin] debe continuar”, ha subrayado Putin.

Putin, antiguo agente soviético, debe todo su poder a la agencia de inteligencia que sucedió al KGB tras la caída de la URSS, el FSB. Esta poderosa institución perdió algunas de sus prerrogativas durante la fallida democratización del país, pero el Kremlin está decidido a que recupere todo el control que ostentaba en los años soviéticos.

El Consejo de Europa obligó al FSB a renunciar a sus centros de detención preventiva en 2006. La lógica era que estas cárceles, conocidas como SIZO en Rusia, estuvieran bajo la supervisión de otro organismo ajeno a la investigación para que todo quedase bajo constancia y el sospechoso no fuera objeto de torturas.

Ahora, la Duma Estatal, la Cámara baja del parlamento, tramita un proyecto de ley para que el FSB pueda tener sus propias instalaciones sin ninguna supervisión exterior. “La experiencia de los últimos años ha demostrado que las decisiones tomadas antes por iniciativa de los socios occidentales con el fin de cumplir con los valores europeos no contribuyeron a aumentar la seguridad en nuestro país”, ha declarado uno de los promotores de la iniciativa, el diputado Vasili Piskariov.