Putin proclama la anexión de los cuatro territorios ocupados ilegalmente en Ucrania: “Defenderemos nuestra tierra con todas las fuerzas”
El presidente ruso descarta considerar la devolución de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón en una eventual negociación de paz
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha abierto una nueva fase en la ofensiva en Ucrania al proclamar la anexión de las cuatro provincias que ha ocupado ilegalmente. Con su incorporación de una parte de Ucrania, equivalente al 15% del territorio de la antigua república soviética, Putin ha volado los puentes a una paz inmediata. Tras los pseudorreferendos celebrados en los territorios ocupados para justificar la anexión, el mandatario ha exigido a Kiev “un alto el fuego inmediato y el regreso a la mesa de negociaciones”, aunque ya ha adelantado: “Rusia no abordará en las conversaciones la devolución de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia”. Lo único que ofrece a cambio el Kremlin es la intención de no emplear sus armas más destructivas en esa batalla.
“Defenderemos nuestra tierra con todas las fuerzas y medios a nuestro alcance y haremos todo lo posible para garantizar la seguridad de nuestra gente. Esta es la gran misión liberadora de nuestro pueblo”, afirmó Putin ante los aplausos de los altos cargos del régimen. La confirmación de esa adhesión de territorios ucranios, ya anticipada en los últimos días, ha recibido la condena casi inmediata de la Unión Europea y de Estados Unidos. El movimiento llega apenas unos días después de que la contraofensiva ucrania lanzada en el este del país, el mayor vuelco que ha dado la guerra desde la invasión del 24 de febrero, haya acentuado las debilidades de la estrategia rusa.
Es la segunda vez que Putin anuncia, con tono grandilocuente, una anexión de territorio ante su Gobierno y sus parlamentarios en la sala de San Jorge del Gran Palacio del Kremlin. Ya lo hizo el 18 de marzo de 2014 en un discurso más largo, de casi 50 minutos, cuando la incorporación de Crimea abrió la puerta a la guerra de Donbás.
La anexión de Putin coincide con la posible caída inminente de Liman, un nudo ferroviario estratégico para el Ejército ruso situado en la región de Donetsk. Horas antes de la intervención de Putin, su portavoz, Dmitri Peskov, confirmó a la prensa que intentarán controlar al menos las dos provincias en guerra desde 2014. “Las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk son reconocidas por la Federación Rusa dentro de las fronteras de 2014. En cuanto a los territorios de Jersón y Zaporiyia, aún hay que aclararlo”, deslizó el portavoz respecto a esas dos zonas que el Kremlin solo domina parcialmente.
Las autoridades impuestas por el Kremlin en los territorios que controla culminaron el martes sus pseudorreferendos de anexión a Rusia. Para dotar de formalidad a un proceso que no reconocen ni los principales aliados de Rusia (China, la India, Kazajistán o Serbia), Putin firmó en la víspera de esta ceremonia el reconocimiento de independencia de Jersón y Zaporiyia, pese a que sus autoridades son una administración militar impuesta por él mismo. El mandatario ruso se mostró convencido este viernes de que los tratados de anexión serán ratificados por la Duma Estatal y el Consejo de la Federación el próximo lunes y martes.
Por la Gran Rusia Histórica
En esta ocasión, Putin ha lamentado incluso la existencia independiente de Bielorrusia y Ucrania. “En 1991, en los bosques de Belavezha, las élites de entonces [los Gobiernos de Moscú, Minsk y Kiev] decidieron disolver la URSS sin contar con la voluntad de sus ciudadanos y la gente se vio de pronto aislada de su patria. Esto desmembró a nuestra comunidad, se convirtió en una catástrofe nacional”, dijo el mandatario.
El presidente ruso también advirtió de que su país ha emprendido una lucha histórica. “La destrucción de la hegemonía occidental que ha comenzado es irreversible. Nada será como antes. El campo de batalla al que nos ha llamado el destino y la historia es el campo de batalla de nuestro pueblo, por una gran Rusia histórica”, advirtió.
Putin afirmó luchar contra el “neoliberalismo” y “la negación de las dictaduras occidentales del ser humano, de su derrocamiento de la fe y de los valores tradicionales”. Putin aseguró que la promoción de la cultura occidental en su país es una forma de racismo, y añadió que esos valores “no tienen las características de una religión sino del satanismo absoluto”.
“Hoy luchamos para que a nadie le llegue a la cabeza que Rusia, nuestro pueblo, nuestra lengua, nuestra cultura, pueden ser arrebatados y borrados de la historia. Hoy necesitamos la consolidación de toda la sociedad”, afirmó.
Amenaza de armas nucleares y nuevos sabotajes
Putin hizo hincapié durante su intervención en que Estados Unidos, nación con la que quiere situarse a la par como potencia mundial, “es el único país del mundo que ha usado dos veces armas atómicas”. “Y por cierto, crearon un precedente”, añadió.
El jefe del Kremlin también acusó a los estadounidenses de las explosiones ocurridas en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 esta semana. “Las sanciones no han sido suficientes para los anglosajones, han comenzado a realizar un sabotaje increíble”, afirmó antes de resaltar que la destrucción de la infraestructura energética europea “ha comenzado”.
El presidente ruso intentó también sembrar la discordia al comparar las anexiones de Ucrania con las bases que EE UU tiene en territorio de sus socios. “Los llama cínicamente aliados iguales. Es interesante qué tipo de alianza es esta”, añadió antes de recordar que la CIA espió el teléfono de la excanciller alemana Angela Merkel.
La respuesta de Occidente a un ataque nuclear ruso contra Ucrania es una incógnita. Según varias fuentes del ejército y de la inteligencia estadounidenses citadas por el semanario Newsweek, en la Administración Biden no tienen decidido si esta respuesta sería con otras armas nucleares o con un ataque masivo de armas convencionales.
Pese a la beligerancia del discurso y las alusiones a la confrontación nuclear, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, anunció un día antes de la comparecencia de Putin que Washington y el Kremlin habían reanudado los contactos para volver a aplicar el mecanismo de control del tratado START III para vigilar sus arsenales nucleares.
Dmitri Stefanóvich, miembro del Consejo Ruso para Asuntos Exteriores, considera que el discurso de Putin estuvo en línea con lo esperado. “Dudo mucho que Rusia vaya a utilizar armas nucleares en esta situación. Otra cosa sería si los tanques de la OTAN amenazan Smolensk”, agrega el experto, quien subraya que la anexión del terreno ucranio “no supone en cualquier caso una amenaza para el Estado” y existen otras opciones sobre la mesa. “No hay ninguna duda de que lo que ocurre es una tragedia para la población civil, pero podría empeorar sin que Rusia incumpla las convenciones internacionales al atacar estructuras que apoyan a las fuerzas armadas, como centrales eléctricas o nudos ferroviarios”, apunta.
En opinión de Nikolái Sókov, analista del Centro de Viena para el desarme y la no proliferación y miembro de las negociaciones de los tratados Start I y II, “la probabilidad de una acción nuclear contra Ucrania es muy baja (y digo esto porque hoy nada es imposible)”. “Todo su discurso nuclear, tanto al comienzo de la guerra como ahora, ha estado dirigido a EE UU y la OTAN, no mencionó a Ucrania ni una sola vez”, agrega el analista, por lo que considera que este escenario solo sería factible “en el caso de que la Alianza Atlántica se involucre directamente en la guerra”.
Para proteger sus conquistas, Putin decretó la semana pasada una movilización para ir al frente que ha provocado conmoción en la sociedad rusa. Una encuesta del centro de estudios sociológicos Levada hecha tras la orden del Kremlin recoge que un 47% de los rusos ha experimentado ansiedad con la medida y un 23% reconocía estar en shock. Esto ha provocado que el porcentaje de gente a la que “le preocupa mucho el conflicto de Ucrania” se haya disparado del 37% en agosto al 56% en septiembre.
A continuación del discurso de Putin, el Gobierno organizó un acto de masas en la plaza Roja para dar la bienvenida a los territorios anexionados. Sin embargo, algunos de los presentes acudieron forzados. “Nos han llamado a todos en la oficina para estar allí presentes”, cuenta a este periódico una mujer que trabaja en una empresa vinculada al comercio internacional y prefiere el anonimato. “Claro que no”, responde al preguntarle si puede negarse.
“¡Habrá victoria! ¡Por nosotros!”, clamó Putin sobre el escenario rodeado de los cuatro jefes títeres de los territorios de Ucrania. El presidente ruso pidió al público que clamara “¡Hurra!”, aunque la reacción de la gente fue mucho más fría que ocho años antes, cuando Rusia se anexionó Crimea. Muchos de los asistentes no se unieron al coro.
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