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Ucrania se siente traicionada por Donald Trump: “Lo que ha sucedido es una puñalada por la espalda”

El presidente de EE UU se alinea con Putin, aparta a Zelenski de la negociación de paz y desliza que es ilegítimo para dirigir su país

Volodímir Zelenski, este jueves en Kiev con el enviado especial de EE UU para Ucrania y Rusia, Keith Kellogg.Foto: Evgeniy Maloletka (AP/LaPresse | Vídeo: EPV
Cristian Segura

Donald Trump ha desatado una campaña de descrédito contra Volodímir Zelenski, a quien considera ilegítimo para dirigir a su país. En dos ocasiones lo calificó el miércoles de “dictador sin elecciones” y de haber hecho un “trabajo horrible” como presidente de Ucrania. No solo eso: también consideró que la invasión rusa es culpa del país invadido. El Gobierno de Zelenski, y numerosas voces de la sociedad ucrania, muestran su desconcierto por los visos de ruptura con la potencia que ha sido su principal aliada durante la guerra, pero sobre todo se sienten traicionados.

Cada movimiento de Trump desde que asumió el poder hace un mes ha ido dirigido a humillar a Zelenski y a Ucrania. Las declaraciones de los dos últimos días han sido insultantes para el jefe de Estado ucranio: lo ha tildado de “cómico de éxito modesto”, de tener un apoyo popular pírrico en las encuestas, del 4%, —nadie sabe de dónde saca Trump esta cifra— o de quedarse dormido la semana pasada antes de una reunión con su secretario del Tesoro, Scott Besset. Todo esto ha ido acompañado de decisiones que han supuesto una afrenta al liderazgo de Zelenski y a la capacidad de su país de salir airoso de la agresión rusa.

La batalla interna política ya ha empezado en Ucrania, coincidiendo con el huracán Trump, pero ni la mayoría de la población, según las encuestas, ni ningún partido quiere ahora elecciones porque para celebrarlas sería necesario retirar la ley marcial, por las enormes dificultades para organizarlas en plena guerra y porque la oposición no ha tenido tiempo para rearmarse. “Elecciones a punta de pistola para elegir a un presidente marioneta de Rusia que firme la cesión de los territorios de Ucrania a Rusia… No, gracias, preferimos seguir luchando a nuestra manera”, dijo en sus redes sociales Lesia Vasilenko, diputada de Holos, fuerza opositora a Zelenski.

Amigos y familiares durante el funeral de un militar ucranio en Kiev, el 11 de enero de 2024.
Amigos y familiares durante el funeral de un militar ucranio en Kiev, el 11 de enero de 2024.OLEG PETRASYUK (EFE)

El presidente de Ucrania convocó el 19 de febrero a un grupo reducido de medios para responder por primera vez al líder estadounidense: “Desafortunadamente, con todos mis respetos, el presidente Trump vive en una burbuja de desinformación”, dijo. Zelenski, un hombre de carácter fuerte, llevaba mordiéndose la lengua desde el otoño de 2024: desde la campaña para las elecciones presidenciales estadounidenses.

Una de las burlas repetidas en los mítines por el entonces candidato republicano era que Zelenski era “el mejor comercial de la historia” porque, según su relato, cada vez que visitaba Washington regresaba a su país con cientos de miles de millones de dólares. Trump prometió que esto iba a terminar con él si llegaba a la Casa Blanca. Zelenski y Trump se reunieron durante la campaña, en septiembre. El político estadounidense afirmó que mantenía una “muy buena relación” con Putin, a lo que el ucranio replicó: “Espero que conmigo sea mejor”. Trump respondió con una sonrisa.

La reunión de las delegaciones de la Casa Blanca y del Kremlin el pasado martes en Riad (Arabia Saudí) supuso un antes y un después en la paciencia de Zelenski. El mandatario ucranio dijo que no había sido informado de la cita. No solo eso: Trump confirmó que probablemente se reunirá con Putin este mes. La oficina del presidente ucranio ha estado trabajando para que Zelenski pudiera reunirse con Trump antes que con Putin. El jefe de Estado ucranio reaccionó cancelando el viaje oficial que tenía previsto a Arabia Saudí un día después de la cita entre las delegaciones rusa y estadounidense.

Marco Rubio y Serguéi Lavrov
El secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, junto al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en el palacio de Diriyah en Riad, el 18 de febrero de 2025. Russian Foreign Ministry (via REUTERS)

La agresividad de la Casa Blanca ha ido a más, con el vicepresidente J. D. Vance y el multimillonario Elon Musk, estrecho colaborador de Trump, repitiendo las consignas del presidente. “Si en la primera legislatura de Trump este estaba rodeado de gente que lo aplacaba, en la segunda legislatura está rodeado de gente que amplifica sus ideas”, dijo el pasado miércoles el escritor estadounidense Thomas Friedman en unas jornadas sobre la situación en Ucrania organizadas por el medio NV.

“Sabíamos que alguien que promete terminar la guerra en 24 horas o en tres meses [lo dijo Trump en campaña] solo podía hacerlo rindiendo al país. Éramos conscientes de que no habría decisiones a nuestro favor”, explica Tarás Yatsenko, director del medio Tvoe Misto y participante, como ponente, en la última Conferencia de Seguridad de Múnich.

“Lo que ha sucedido es una puñalada por la espalda, no hay otra manera de describirlo”, dice Genadi Kostov, militar retirado y representante de un grupo de análisis de seguridad de Kiev. “Para la sociedad ucrania es un golpe, no por lo que dice Trump, que ya sabíamos de su proximidad con Putin, sino porque a Trump lo ha elegido una mayoría de americanos. Es difícil saber si EE UU será nuestro aliado en el futuro, por eso debemos contar con Europa”, añade.

“Hay sensación de traición y mucho malestar porque desde la política ucrania se nos dijo que Trump es un tipo duro y que sería duro con Putin, pero con quien ha sido duro es con Ucrania y con Europa”, apunta Yatsenko. Zelenski y su equipo han intentado, y todavía lo intentan, ser conciliadores con el mandatario estadounidense, como se ha demostrado al recibir las autoridades del país este jueves, con cordialidad y sin protestas, a su enviado especial para Ucrania, Keith Kellogg.

Otro ejemplo lo aportó el miércoles un asesor del presidente, Mijaílo Podoliak, que se preguntaba de forma retórica en sus redes sociales: “¿Por qué los representantes de EE UU, de forma voluntaria y tan increíblemente rápida, ceden el liderazgo global y la dirección de las negociaciones a Rusia?”. Podoliak señalaba tres opciones, y la primera era que pueda tratarse “de una trampa [de Trump] para acabar convirtiendo a Rusia en un tipo de Estado vasallo y controlar sus recursos energéticos y exportaciones”.

Contener las emociones

Otras voces al margen de la cúpula del poder político también piden cautela a Zelenski. “Todos sentimos emociones negativas hacia Trump, pero en estos momentos es importante contenerlas”, escribió el exministro de Economía ucranio Timofei Milovanov en sus redes sociales. “Por muy injusto que sea, es importante que la situación no caiga en lo personal. No puedes ganar a Trump con sus métodos”, indicó Milovanov. “Si él no aparece como el rey de los acuerdos, simplemente se enfadará, y a él le da igual si se enfada con nosotros o con Rusia”.

“Confío en que el presidente [Zelenski] tenga suficiente inteligencia, voluntad y contención. Porque las emociones no tienen derecho a existir en una situación que suponga ni siquiera un mínimo de pérdidas para nuestro Estado”, remarcó el miércoles en Espreso Volodímir Omelian, exministro de Infraestructuras. Omelian, que es diplomático de carrera y capitán del ejército ucranio, también calificaba lo sucedido de “catastrófico”: “Es una situación catastrófica desde la dimensión de la política exterior. Esta retórica no es la propia de aliados estratégicos. No veo salida a lo sucedido. Es muy importante para Trump no quedar en evidencia. Quiere decir que no reconocerá a Zelenski como presidente, y esto tendrá consecuencias muy graves para Ucrania”.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
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