Egipto aprovecha la tregua en Gaza para evacuar a cientos de palestinos heridos o enfermos
El acuerdo de alto el fuego permite la salida diaria de hasta 50 pacientes que no pueden recibir atención en la Franja porque Israel ha destruido la infraestructura sanitaria
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A Maryam Abu Dalal, una mujer palestina de 39 años que vive en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, se le ha quedado grabado en la memoria el instante en el que un tanque israelí abrió fuego muy cerca de su hijo Yazan, de 15 años, mientras jugaba al fútbol con varios primos y amigos. Unos cinco minutos después, calcula, cayó otro proyectil. “Estaban jugando delante de casa cuando lo oímos; empezamos a gritar y fuimos a verlos, pero no pudimos bajar [enseguida] porque las bombas seguían cayendo sobre el barrio”, relata.
Maryam lamenta que “las bombas no paraban y nadie podía salvarlos”. Recuerda, también, el momento en el que finalmente se juntaron varios vecinos: “Gritábamos y gritábamos, hasta que llegaron los [equipos] de protección civil y la ambulancia y pudieron rescatarlos. Él [su hijo] fue el único que sobrevivió, gracias a Dios. El resto de niños, tres, fallecieron”.
Aun así, Yazan tenía metralla incrustada en el cuerpo y tuvo que someterse, en condiciones muy precarias, a cuatro operaciones, durante las que se optó por amputarle las dos piernas para poder salvarle la vida, cuenta Maryam. Las primeras buenas noticias les llegaron pasados unos días, cuando la familia recibió finalmente la confirmación de que el joven había sido aceptado para ser evacuado el pasado lunes desde Gaza a Egipto y recibir allí tratamiento especializado.
“Gracias a Dios y a los esfuerzos de nuestros hermanos egipcios, del personal médico y de enfermería, han podido controlar la situación; [ahora] se encuentra en fase de recuperación”, señala Maryam desde el Hospital General de Al Arish, la capital de la provincia egipcia del Norte del Sinaí, fronteriza con Gaza. “Nos ayudarán también a que pueda llevar [prótesis] y pueda volver a caminar de nuevo”, anticipa, aunque se duele por haber tenido que dejar en la Franja a sus otras dos hijas, de dos y cinco años.
Desde que se reanudaron las evacuaciones médicas de Gaza en febrero, en el marco del alto el fuego entre Israel y Hamás, y hasta el pasado martes, habían llegado a Egipto al menos 410 enfermos y heridos, la mayoría mujeres y niños, junto a más de 800 acompañantes, según las autoridades egipcias. Con el inicio de la tregua, las agencias humanitarias han redoblado sus esfuerzos para paliar las necesidades sanitarias de la Franja, pero la crisis es muy severa.
Actualmente, hay unas 1.900 camas disponibles en Gaza para más de dos millones de personas, según la OMS, y solo el 40% de sus centros de atención primaria y el 51% de sus hospitales están operativos, y solo parcialmente, porque la campaña militar israelí lo ha destrozado casi todo. La OMS estima que 14.000 personas, incluidos al menos 2.500 niños, necesitan ser evacuadas, y que unas 30.000 requieren una rehabilitación que no pueden encontrar en Gaza. El acuerdo de tregua permite la evacuación de hasta 50 pacientes al día, según explica una portavoz de la OMS, por lo que a este ritmo se tardaría unos 280 días en poder atender los casos más urgentes.
Quienes son aceptados en Egipto llegan a través del paso fronterizo de Rafah, que conecta el país directamente con Gaza. Allí se han desplegado varias clínicas móviles equipadas con aparatos de rayos X y ultrasonidos para realizar una evaluación rápida de los pacientes, a fin de clasificarlos según el cuadro médico que presentan y el tratamiento que han de recibir, antes de trasladarlos a un hospital. En el paso hay además un equipo local de apoyo psicológico y psicosocial dedicado a recibir y a acompañar a los pacientes y a sus familiares.
“Contamos con voluntarios [en el paso] y ofrecemos apoyo psicosocial a los niños pequeños: dibujamos, jugamos, les damos galletas, zumo, agua, ropa y zapatos si lo necesitan; hablamos con los mayores; distribuimos kits de higiene; tenemos un teléfono por si quieren llamar a cualquier lugar”, cuenta desde las puertas del cruce de Rafah Saher Abdelhakim, del equipo de primeros auxilios de la Media Luna Roja egipcia. “Completar todo el papeleo puede llevar tres o cuatro horas”, remarca este sanitario antes de precisar que los pacientes “pasarán luego una temporada larga en el hospital”.
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Egipto ya empezó a prepararse para recibir a heridos y enfermos crónicos gazatíes en los días previos a la entrada en vigor del alto el fuego en la Franja, el pasado 19 de enero. Y, aunque no se ha hecho pública la distribución de los pacientes evacuados, muchos son derivados al Hospital General de Al Arish, a 45 kilómetros del paso de Rafah, y algunos casos particularmente graves, a El Cairo.
En la habitación de al lado de Maryam y Yazan Abu Dalal está Fajr Barakat, de Ciudad de Gaza, que resultó herido en un ojo, en la cabeza y por el impacto de metralla en su cuerpo en un ataque en el que murieron varios familiares, el pasado 10 de octubre. “Llegué ayer [por el pasado lunes] y nuestros hermanos egipcios nos han ayudado con todo”, agradece.
Fajr ha sido evacuado a Egipto solo. Su mujer y sus cuatro hijos se encuentran en Qatar, otro país que, al igual que Emiratos Árabes Unidos y Turquía, ha recibido a cientos de heridos y enfermos gazatíes, la gran mayoría evacuados hasta mayo del 2024, cuando el ejército israelí cerró el lado palestino del paso de Rafah tras ocupar la ciudad. Más allá de las heridas físicas, sin embargo, Fajr carga con la pena de una familia rota.
“Casi toda mi familia ha muerto, en mi vida solo tengo a un hermano y a mi mujer e hijos en Qatar. No los he visto desde hace más de un año y medio, y los echo mucho de menos”, dice tumbado en su cama del hospital. “Espero que Qatar responda a mi llamada para reunirme con mi familia”, agrega. “Me gustaría mucho poder llegar a donde están mis hijos. Quiero abrazarlos”.
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