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Bruselas se activa para impulsar la inversión en defensa tras el viraje de Trump sobre Ucrania

“Necesitamos preparar un plan para detener a Putin”, asegura Zelenski tras reunirse con el vicepresidente de EE UU

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, asiste a la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) en Múnich, Alemania, este viernes.Foto: Wolfgang Rattay (Reuters) | Vídeo: AP
Andrea Rizzi (enviado especial)

Los líderes europeos intentaron aprovechar la Conferencia de Seguridad de Múnich para contener los daños del abrupto viraje de Donald Trump y su Administración sobre la guerra de Ucrania. El esfuerzo de contención se desplegó en varios sentidos, desde una manifestación de apoyo político de líderes de la UE al presidente ucranio, Volodímir Zelenski, hasta múltiples contactos con la delegación estadounidense para intentar persuadir acerca de los riesgos de ciertos planteamientos y anunciar cambios de política fiscal en la UE para respaldar una mayor inversión en defensa.

El establecimiento de un diálogo directo entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, sin incluir adecuadamente a Kiev y las capitales europeas, y las declaraciones del nuevo jefe del Pentágono —que dio por concedidas antes de empezar a hablar pérdidas territoriales de Ucrania y la negativa a su entrada en la OTAN— fueron un terremoto cuyos temblores causaron auténtica inquietud entre los delegados de la tradicional cita bávara, a la cual acude gran cantidad de jefes de Estado y Gobierno, ministros de Exteriores y Defensa, diplomáticos, militares, y expertos del sector.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo en su discurso en la sesión plenaria que propondrá “activar la cláusula de escape para las inversiones en defensa”, en referencia a un mecanismo especial que, en situaciones de crisis, permite excepciones a las normas fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Precisó que esta excepción se haría de una manera “controlada y condicionada”, pero la espita está abierta. Von der Leyen dejó claro que este momento crítico reclama la aplicación de criterios extraordinarios.

El asunto toca la fibra esencial de la respuesta europea al viraje de Trump: será necesario un incremento del gasto para compensar lo que se perfila como una cada vez más inevitable retirada de Estados Unidos, tanto del apoyo directo a Ucrania en su defensa como del compromiso con la seguridad de Europa en general. Desde Varsovia, donde se encontraba de visita, lo dejó meridianamente claro el secretario de Defensa de EE UU, Pete Hegseth: “Ahora es el momento de invertir [en defensa] porque no podéis asumir que la presencia americana durará siempre”.

El “error” de las concesiones de Washington

Von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, se reunieron con Zelenski en Múnich, escenificando así la persistente voluntad de apoyo europeo a Kiev. El objetivo inmediato de ese apoyo es permitirle negociar la paz desde una posición de fuerza, lo que con toda probabilidad implicará un abrupto aumento del esfuerzo a la vista de las posiciones trumpistas. El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, dijo abiertamente que las aparentes concesiones hechas por Washington a Rusia antes de empezar una negociación formal son un “error”.

Zelenski, por su parte, se reunió en Múnich con J. D. Vance, vicepresidente de EE UU, en un encuentro que este último definió como “fructífero”. El mandatario ucranio también calificó de bueno el diálogo, y señaló que considera necesario “hablar más, trabajar más y preparar un plan para detener a Putin”. Es evidente que Zelenski busca mantener una fluidez de diálogo con Washington a pesar de movimientos que son de máxima inquietud para Ucrania. En ese sentido, Kiev trabaja en un pacto para conceder a Washington un ventajoso acceso a minerales estratégicos.

Aun así, la frase del líder ucraniano deja patente que, hasta la fecha, no hay nada parecido a un plan. La sensación de improvisación y caos por parte de la Administración estadounidense era extendida en Múnich. Por ejemplo, causaron desconcierto las declaraciones de Trump que apuntaban a una posible reunión con una delegación rusa. En la Conferencia de Múnich no hay ninguna delegación rusa. Tal vez a lo largo del fin de semana se produzca algún encuentro que justifique las palabras de Trump, pero el efecto de confusión fue considerable.

El mandatario ucranio afirmó, por su parte, que solo se reunirá con Putin cuando haya un plan de paz compartido entre Ucrania, EE UU y la UE. Sostuvo que la guerra acercó en los años pasados a los dos lados del Atlántico y que no debería perderse ese activo. Señaló además que un eventual plan de paz que no contemple como garantía la entrada de Ucrania en la OTAN requeriría redoblar los efectivos del ejército del país invadido hasta 1,5 millones de soldados.

Ese es el segundo plano del esfuerzo que, según apunta Washington, deberá sostener Europa. Si lo primero es apoyar a Kiev para que pueda negociar una paz que no sea una capitulación, lo segundo será proveer en medida muy amplia —o tal vez incluso total— el respaldo y las garantías de seguridad necesarios para mantener un eventual alto el fuego. Mientras, los europeos tendrán que pelear incluso para tan solo tener voz en las negociaciones que atañen a la seguridad del continente.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi (enviado especial)
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).
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