Los liberales de Canadá se vuelcan en la batalla por suceder a Trudeau
Tres destacados dirigentes encabezan la carrera interna para dirigir el Partido Liberal, en la que concurren siete aspirantes. El ganador de la votación tomará el timón del Gobierno en marzo hasta nuevas elecciones
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anunció su dimisión el pasado 6 de enero debido a una fuerte caída de su popularidad y a pugnas en el seno de su Gobierno. Trudeau, que lleva en el poder casi una década, precisó que permanecerá en el cargo hasta que el Partido Liberal designe a un nuevo líder. El nombre del próximo dirigente se dará a conocer el 9 de marzo y la campaña interna en la agrupación va tomando forma. La fecha límite para registrarse en la contienda fue este jueves. Siete aspirantes presentaron sus candidaturas; tres de ellos se destacan por trayectoria y posibilidades de victoria.
Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, anunció su candidatura el pasado 16 de enero en Edmonton, capital de la provincia de Alberta. En su discurso, Carney dijo que su objetivo principal es “enderezar la economía del país”, afirmando que cuenta con sobrada experiencia en la gestión de este tipo de crisis. Graduado como economista en Harvard y Oxford, trabajó varios años en Goldman Sachs antes de sus responsabilidades en política monetaria. Carney aceptó en septiembre la propuesta de Trudeau de convertirse en consejero especial del Partido Liberal de Canadá en materia de crecimiento económico, pero rechazó la invitación de incorporarse al Gobierno como ministro de Finanzas.
Justin Trudeau quiso sustituir a Chrystia Freeland por Mark Carney en dicha cartera. Divergencias en la forma de administrar las arcas públicas sumadas a este plan de reemplazo provocaron que Freeland renunciara a sus responsabilidades, tanto al frente de las Finanzas como en la vicepresidencia del Gobierno, a través de una carta difundida en redes sociales que significó un golpe mortal para la vida política de Trudeau. Sin embargo, las palabras de Freeland daban a entender que no era un adiós, sino un hasta luego. El pasado domingo, anunció su candidatura a la jefatura del partido en un evento en Toronto. Su principal argumento es que representa la mejor opción para defender a Canadá de las amenazas de Donald Trump; una de las más sonadas reside en imponer aranceles del 25%. “Trump no me quiere porque soy una negociadora formidable”, sostiene Freeland en un video promocional, subrayando su papel en la renegociación del acuerdo comercial norteamericano cuando fue ministra de Asuntos Exteriores.
Karina Gould también anunció su candidatura el mismo día. Líder del Gobierno en la Cámara baja, ha ocupado igualmente el cargo de ministra de la Familia y de Desarrollo Internacional. Nacida hace 37 años en la provincia de Ontario, Gould promete “una reconstrucción del partido”, apuntando que la agrupación requiere de un cambio generacional. Carney y Freeland suman hasta el momento el mayor número de apoyos entre los diputados liberales. Sin embargo, el duelo entre estos dos candidatos no significa necesariamente una derrota segura para Gould. En 2008, cuando el partido eligió a un nuevo líder, los favoritos eran Michael Ignatieff y Bob Rae. Tras cuatro rondas de votaciones, finalmente se impuso Stéphane Dion.
Carney, Freeland y Gould han optado por omitir en sus discursos comentarios que hagan referencia a los años en el poder de Trudeau. Incluso los tres contendientes han señalado que están dispuestos a modificar el plan nacional de gravámenes al carbono, uno de los pilares de los años de gestión del actual primer ministro, para que la factura sea mayor para las empresas y menos abultada para las familias canadienses.
Dos diputados liberales también se han sumado a la campaña interna. Chandra Ayra representa una circunscripción de Ontario, pero es poco conocido en el escenario nacional. Por su parte, Jaime Battiste es el primer parlamentario que pertenece a la comunidad indígena micmac. Originario de la provincia de Nueva Escocia, Battiste ha señalado que ya es tiempo de que Canadá cuente con un primer ministro surgido de los pueblos autóctonos. El empresario Frank Baylis, que fungió como diputado entre 2015 y 2019, y Ruby Dhalla, parlamentaria entre 2004 y 2011, completan la lista.
Los candidatos, que serán votados por los simpatizantes liberales que registrados con al menos 41 días de antelación, cubrieron una primera cuota de inscripción de 50.000 dólares canadienses y deberán efectuar otros pagos hasta totalizar 350.000 dólares del país norteamericano (unos 240.000 dólares estadounidenses). También tuvieron que presentar un documento con al menos 300 firmas de miembros del partido. El tope de gastos de campaña establecido es de cinco millones de dólares canadienses.
La semana pasada, tres potenciales candidatos que sonaban con fuerza anunciaron que no participarían en la contienda. Anita Anand (ministra de Transportes) declaró que volverá en unos meses a la vida académica. François-Philippe Champagne (responsable de Industria e Innovación) y Mélanie Joly (ministra de Asuntos Exteriores) dijeron por su parte que sus esfuerzos están concentrados en las relaciones de Canadá con la nueva Administración estadounidense. Ambos darán su apoyo a Mark Carney.
Trudeau ha señalado que no intervendrá en el proceso para seleccionar a su sucesor liberal. Las tareas parlamentarias siguen suspendidas hasta el próximo 24 de marzo. Los comicios federales están programados para octubre. Sin embargo, el llamado anticipado a las urnas parece ya inevitable. Dos escenarios suenan como los más probables: que el nuevo jefe del Ejecutivo pida la disolución del Parlamento tras el reinicio de actividades en este recinto o que el Gobierno caiga como resultado de la primera votación de censura. En todo caso, el panorama se anuncia sombrío para el reemplazo de Trudeau. De acuerdo a una encuesta de Mainstreet Research, los conservadores gozan de una ventaja de 20 puntos sobre los liberales.
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