Trump aboga por “limpiar” Gaza enviando 1,5 millones de palestinos a Egipto y Jordania
El ala más radical del Gobierno israelí aplaude la idea, que califica de “excelente”. Las respectivas diplomacias de ambos países árabes la han rechazado con vehemencia
El recién elegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aboga por una “limpieza” de Gaza que pase por la expulsión de al menos 1,5 millones de los 2,3 millones de personas que habitan el enclave palestino y que le gustaría que acogiesen Egipto y Jordania. La propuesta coincide con los sueños de los miembros más ultranacionalistas del Ejecutivo que lidera el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que han aplaudido las declaraciones. También, con los miedos más profundos de El Cairo y Amán, cuya principal preocupación durante la guerra en Gaza (que atraviesa su segunda semana de alto el fuego) ha sido evitar una avalancha de refugiados que les genere desestabilidad y acabe convertida en limpieza étnica permanente de la Franja. Sus respectivas diplomacias han rechazado con vehemencia la idea de Trump.
“Me gustaría que Egipto cogiera gente” y “que Jordania cogiera más”, ha señalado el mandatario a los reporteros que en la noche del sábado le acompañaban en su avión, el Air Force One, rumbo a Florida. “Hablamos, probablemente, de un millón y medio de personas. Simplemente, limpiamos todo eso y decimos: ‘¿Sabes? Se acabó”, ha añadido tras mantener a lo largo del sábado una conversación telefónica con el rey Abdalá de Jordania y antes de la prevista este domingo con el presidente de Egipto, Abdelfatá Al Sisi. La agencia estatal de Jordania no menciona la petición en su información sobre la llamada.
Trump —que ha dado muestra de tener escasos conocimientos de política internacional— no parece emplear la cifra de 1,5 millones como un objetivo, sino como la población que cree erróneamente que tiene la Franja. Y señala que podrían vivir en Egipto y Jordania “temporalmente o a largo plazo”. Tanto los palestinos como ambos países árabes temen que toda salida acabaría convertida en definitiva, como sucedió durante la Nakba, entre 1947 y 1949, cuando cientos de miles de palestinos huyeron o fueron expulsados ante el avance de las milicias sionistas y, tras la creación del Estado de Israel y el inicio de la primera guerra con los vecinos árabes, de su ejército. Con sus descendientes, los refugiados palestinos se cuentan hoy por millones y nunca han podido volver a sus hogares. Más de dos millones, en Jordania, el país que absorbió -y ofreció la nacionalidad- a más refugiados de la Nakba.
El primero de los dos países mencionados por Trump en reaccionar ha sido Jordania. “Nuestro rechazo al desplazamiento de los palestinos es firme y no cambiará. Jordania es para los jordanos y Palestina, para los palestinos”, ha dicho su ministro de Exteriores, Ayman Safadi. Luego, la diplomacia egipcia ha emitido un comunicado en el que rechaza “todo” desplazamiento forzoso de los palestinos de su tierra, “sea temporal o a largo plazo”.
Gaza es “un verdadero lío”, opina el presidente de EE UU sobre el territorio de apenas 365 kilómetros cuadrados donde en los 15 meses de la actual contienda han muerto más de 47.000 personas, la mayoría mujeres y niños, durante ataques de las tropas de ocupación israelíes. El presidente justifica su plan precisamente en la destrucción que sufre la Franja, sin referirse expresamente al deseo colonizador del sector más radical de su aliado israelí. “Es literalmente una zona de demolición, todo está destruido y la gente está muriendo, así que prefiero involucrarme con algunos países árabes para construir viviendas en otras ubicaciones donde [los gazatíes] puedan quizá vivir en paz”, ha detallado.
El día de su toma de posesión, el presidente ya se refirió a la Franja como un territorio de potencial interés turístico. “Tiene que ser reconstruida de una manera diferente. Gaza es interesante, es un lugar fenomenal. En el mar, el mejor clima. Todo está bien. Se pueden hacer cosas hermosas allí. Es muy interesante. Se pueden hacer cosas fantásticas”, señaló a los informadores presentes en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Su enviado especial para Oriente Próximo, Steve Witkoff, es un conocido promotor inmobiliario.
Más bombas contra Gaza
Las declaraciones de Trump se producen pocas horas después de que la Casa Blanca diera instrucciones al Pentágono para dejar sin efecto la moratoria de la Administración Biden sobre el suministro de bombas pesadas, de entre 900 y 225 kilos, a Israel, informó el portal Axios citando a tres fuentes israelíes. La decisión de Biden de paralizar la entrega de esa munición provocó en mayo una de las mayores crisis en la relación entre Estados Unidos e Israel durante la guerra. El Gobierno israelí fue notificado de la revocación el viernes, y Trump celebró la expedición del material el sábado en su red social: “Israel encargó y pagó muchas cosas que no han sido enviadas por Biden. ¡Ahora están en camino!“. Alrededor de 1.800 bombas MK-84, de 900 kilos, que estaban almacenadas en Estados Unidos, serán entregadas a Israel en los próximos días. “Gracias, presidente Trump, por cumplir tu promesa de darle a Israel las herramientas que necesita para defenderse, enfrentarse a nuestros enemigos comunes y asegurar un futuro de paz y prosperidad”, ha reaccionado Netanyahu en un mensaje en inglés en vídeo.
También su ministro de Exteriores, Gideon Saar, ha dado las gracias a Trump: “La región está más segura cuando Israel tiene lo que necesita para defenderse”. Las Fuerzas Armadas de Israel lanzaron cientos de bombas de 900 kilos en las primeras semanas de la guerra. Biden paralizó su envío por temor a su uso en la anunciada invasión de Rafah, donde se concentraban cientos de miles de palestinos desplazados.
Además, en un apunte de las perspectivas de negocio que el horizonte de la reconstrucción de Gaza puede tener para EE UU, una empresa de seguridad privada estadounidense se hará cargo en los próximos días del control del paso al norte de Gaza tras la retirada israelí, prevista para este sábado, del corredor de Netzarim. Los contratistas estadounidenses se encargarán de inspeccionar los vehículos que accedan al norte del enclave según los términos del alto el fuego, no de los gazatíes que regresen a la zona a pie.
El eufemismo de la “Emigración voluntaria”
Los aplausos a Trump desde el sector más radical del poder israelí han llegado casi de inmediato, como el del hasta hace unos días ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, que ha abandonado el Gobierno por su oposición a la tregua en Gaza. “Felicito al presidente estadounidense Trump por la iniciativa de trasladar a residentes de Gaza a Jordania y Egipto”, ha señalado en su perfil de la red social X (antes Twitter).
Eufemísticamente, Ben Gvir, otros ultranacionalistas y algunas figuras de otras latitudes del arco político israelí hablan de “emigración voluntaria”, conscientes de la imposibilidad de desplazar por la fuerza a todos los que la habitan, pero deseosos de mantener una presencia militar permanente y —en el caso del nacionalismo religiosos— reconstruir los asentamientos judíos levantados tras la toma de Gaza en la guerra de los Seis Días de 1967 y que Ariel Sharon evacuó unilateralmente en 2005. “Si solo hubiese 100.000 o 200.000 árabes en Gaza, y no dos millones [en referencia a los 2,3 millones de gazatíes], el discurso sobre el día después [de la guerra] sería diferente”, aseguró en diciembre de 2023 uno de sus principales defensores, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. En su mensaje, Ben Gvir insta a Netanyahu a tomar nota de la idea del presidente de EE UU e implementarla “¡ahora!”.
Smotrich también se ha apresurado a dar el visto bueno del plan de Trump. “La idea de ayudarlos a encontrar otros lugares para comenzar una vida nueva y mejor es excelente” después de “76 años durante los cuales la mayoría de la población de Gaza ha sido mantenida a la fuerza en condiciones duras para preservar la aspiración de destruir el Estado de Israel”, celebra en un comunicado en el que añade que trabajará con Netanyahu para “implementar esta idea lo antes posible”.
La victoria electoral de Trump, en noviembre, determinó la firma del alto el fuego en Gaza tras un año de infructuosas negociaciones, bloqueadas en gran medida por Netanyahu. Pero el líder republicano está lejos de buscar el enfrentamiento con el Ejecutivo más a la derecha en las siete décadas de historia del Estado judío.
Entre los numerosos decretos y declaraciones que firmó nada más tomar posesión el pasado 20 de enero, se encuentra la derogación de las sanciones contra colonos violentos que su predecesor, Joe Biden, puso en marcha en febrero de 2024 y que suponía una medida inédita contra ciudadanos israelíes por parte de EE UU.
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